Читать книгу ¿Cómo se gestó el peronismo? - Damián Descalzo - Страница 21
3. Sindicatos: cambios económicos y expansión de la clase trabajadora
ОглавлениеEn los años 30 se verificaron grandes cambios en la estructura económica argentina. Las circunstancias impulsaron el progresivo abandono del antiguo modelo “agroexportador” y la conversión en un nuevo programa económico. La conmoción económica provocada por la llamada “depresión” obligó a un cambio en la orientación en la política económica. Diversos acontecimientos (aumento general de los derechos de importación, la devaluación del peso, control de cambios, establecimiento de dos tipos de cambio, permisos de cambio otorgados con criterios selectivos) favorecieron la instalación de nuevas industrias. Propuesto por la Unión Industrial Argentina (UIA), se inició el proceso de “sustitución de importaciones” (Dorfman, 1970: 372). Lo propuso la UIA pero lo iba a imponer la realidad.
A partir de 1934 el sector manufacturero experimenta un gran crecimiento (Torre, 2014: 45). Debido a la mayor protección que gozaba la industria y al estímulo de permisos de cambio que favorecían la importación de equipos, materias primas y semielaborados y que obstaculizaban la compra de productos terminados del exterior, la sustitución se fue haciendo efectiva. El inicio de la Segunda Guerra Mundial aceleró el asunto. A partir de 1940 no hubo exportaciones inglesas al país. Fueron los capitales argentinos los principales actores en ese desarrollo, y las industrias del Estado y Fabricaciones Militares cumplieron un papel relevante (Rosa, 1980a: 307-308). Tan importante fue el crecimiento que se verificó en esos años que, justamente, en 1943 el valor de la producción industrial superó, por primera vez en la historia, al de la producción agropecuaria. Y en ese mismo año las exportaciones de tipo industrial alcanzaron el 20% del total (Luna, 1984: 33). En ese mismo sentido se expresa Robert Potash (1981: 15). Todas estas transformaciones generaron un crecimiento exponencial de la cantidad de trabajadores asalariados. Juan Carlos Torre (2014: 63) indica que la población ocupada en la industria crece 122% entre 1933 y 1940. Alfredo López (1975: 320) muestra estadísticas que marcan que se pasó de 472.000 obreros en 1935 a 632.000 en 1940.
El proceso de sustitución de importaciones modificó la fisonomía social y económica del país. La acelerada industrialización y el impacto de la crisis en el sector rural generaron un importante proceso de migraciones internas. Poco a poco, obreros provenientes del interior fueron reemplazando a los de origen europeo (Ben Plotkin, 2007). El crecimiento industrial tuvo como consecuencia la expansión urbana (Potash, 1981: 15). El desplazamiento de poblaciones rurales al cinturón urbano de Buenos Aires y el aumento de las clases trabajadoras originaron un cambio demográfico y social. Nuevos actores se agregaron al escenario de una Argentina en época de cambios (Torre, 2014: 45).
La clase trabajadora vivía un proceso de plena expansión hacia 1943 pero el movimiento obrero estaba muy dividido. Existían diferentes corrientes ideológicas –anarquistas, comunistas, socialistas y trotskistas– e innumerables divisiones hacia el interior de cada una de estas organizaciones. Esa atomización atentaba contra los intereses laborales y explica que una porción considerable de los trabajadores no quisiera afiliarse a los sindicatos correspondientes debido a la falta de representación real de esos gremios.
La fortaleza de un movimiento sindical no se produce, exclusivamente, por un aumento de cantidad de miembros. Hace falta un elemento cualitativo que es la unidad y los objetivos comunes de esas organizaciones. Solo cuando, años después, logre organizarse, cohesionarse detrás de un mismo proyecto político y se afinque en los intereses de los trabajadores de esta tierra, va a nacer el poderoso movimiento obrero argentino.