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Como siempre, en este espacio me doy el gran lujo de agradecer a los amigos, socios, clientes, colaboradores y, en especial, a mi familia que me apoya diariamente para poder hacer lo mejor que puedo mi tarea.

A mi familia que son todo para mí: Anahí, Bautista y Claudia por todas las horas que les quito para dedicárselas a mis actividades profesionales.

A mis familiares que tanto quise y que se fueron tan pronto: Américo, Tona, Marta, José, sé fehacientemente que nos apoyan como ángeles desde “el otro lado”.

A Richard van Rompaey por su amistad, lealtad y compañerismo de siempre.

A Saul Carmí porque creyó en mí, allá por septiembre de 2002 y me apoyó en todo lo que estuvo al alcance de sus manos cuando, en México, nadie entendía por qué quería comenzar una nueva vida profesional tan lejos de mi casa.

A Gabriel Catelli, Arturo Guarino, Alfredo Fellipone

y Victor Catelli por tantos años de amistad, ojalá

nuestros hijos, que hoy son amigos, puedan vivir una

experiencia igual.

A Richard Gamarra y Francisco Boezio que periódicamente me acercan recuerdos ya borrados de mi cabeza,

de aquellos maravillosos años del colegio Santa María.

A Bettina, Tommy, Felipe y Gabriel Kuskunov que son mi familia querida en los Estados Unidos.

A Victor Rodríguez Loza por haber apostado a una nueva empresa recién llegada a México.

A Gladys Sebastiao porque es la directa responsable de que pueda tener nuevamente editados y actualizados a este nuevo tiempo todos mis libros, algo que quería realizar desde hace años con todas mis ganas. Hoy, a cuatro años de haber comenzado a trabajar juntos, estamos muy cerca de lograrlo.

A Fernando Doria, mi hermano desde los nueve años, que hoy dirige la cátedra de Marketing en la Universidad de Georgia, él SÍ es un verdadero especialista, y un escritor de temas de negocios con todas las letras.

A Gonzalo Gómez, el mejor a la hora de ayudarnos a conseguir un vuelo.

A Juan García Casas, mi médico personal, a quien llamo a cualquier hora y desde cualquier lugar cuando me siento mal para que me diagnostique a distancia. Lo mismo que la Lic. Delia Thompson. Mis disculpas por llamar siempre cuando están durmiendo.

A Francisco Javier Quintanar, por su apoyo diario, paciencia e intervención directa en la corrección de mis obras.

A Frank Suárez, hoy un destacado especialista en nutrición, por todo lo que me enseñó en nuestras reuniones mensuales en Nueva York.

A Elba Menecier.

A Ignacio Staricco, por esos partidos de tenis durante

mi recuperación.

A todos ellos, muchas gracias.

Daniel Cestau Liz