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TESTIMONIO

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Claro está, pues, por lo depuesto, que no porque hayan dado la dote, sino para salvarle a Áfobo su hacienda, se atreven a llevar a cabo esas maniobras. En efecto, quienes en tan poco tiempo dicen haberla debido, satisfecho, haberse divorciado la mujer, no haberla recuperado y haber estimado el campo en garantía, ¿cómo no va a ser evidente que pretenden defraudarme la sentencia dictada por vosotros defendiendo [19] su negocio? Ahora intentaré demostraros que por las respuestas que dieron este mismo sujeto, Timócrates y Áfobo no es posible que la dote haya sido entregada. En efecto, jueces, yo pregunté a cada uno de éstos en presencia de numerosos testigos, a Onétor y Timócrates si había algunos testigos ante los cuales entregaron la dote, y al mismo Áfobo si había [20] gente presente cuando la recibió. Todos me respondieron, uno por uno, que nadie se hallaba presente como testigo y que Áfobo la había ido recibiendo de ellos en las cantidades que necesitaba. En verdad, ¿para quién de vosotros es digno de crédito eso, que, siendo la dote de un talento, Onétor y Timócrates hayan puesto en manos de Áfobo tanto dinero sin testigos? Para nadie, cuanto menos de este modo; sino que ni siquiera con numerosos testigos hubiese tenido confianza para entregarlo al azar, con objeto de que, si surgía alguna diferencia, pudiera recobrarlo fácilmente en vuestro tribunal. En efecto, no sólo con un [21] individuo de esa especie, sino con ningún otro habría actuado nadie sin testigos al formalizar un contrato de tal importancia; sino que por motivos tales celebramos bodas e invitamos a los más allegados, porque no entregamos una cosa baladí, sino las vidas de hermanas e hijas, por cuyo interés miramos sobre todo las seguridades. Lo equitativo era, pues, que este [22] sujeto, si verdaderamente pagábale la dote, liquidara su obligación con Áfobo en presencia de esas mismas personas ante quienes reconoció ser deudor y acordó pagar el interés. Porque obrando de este modo quedaba libre de todo el asunto, pero si le pagaba a solas dejaría tras de sí, como testigos de cargo suyos de que seguía siendo deudor, a quienes asistieron a los convenios. Pues bien, no pudieron persuadir a [23] personas que son allegados suyos y más honestos que ellos de que atestiguaran que habían entregado la dote, y, por otra parte, si presentaban como testigos a quienes no les tocaran nada por linaje, se figuraban que vosotros no les concederíais crédito. Todavía más: si alegaban haber dado la dote de una vez, sabían que reclamaríamos a los criados que la hubiesen entregado, y, en caso de no querer cederlos porque la entrega no se hubiera producido, serían convictos; pero si decían haberla satisfecho ellos personalmente a solas y del modo expuesto, pensaban que no se les [24] refutaría. Por eso eligieron por necesidad mentir de esta manera. ¡Con tales artificios y picardías, convencidos de que van a dar la impresión de ser personas sencillas, creen que os engañarán con facilidad, cuando con sencillez no hicieron lo más mínimo en defensa de sus intereses, sino con la mayor precisión posible! Tómales los testimonios de aquellos en cuya presencia declararon y lee.

Discursos privados I

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