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Primera premisa: Dios es infalible, pero los profetas son falibles

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La primera premisa interpretativa es que la Escritura retrata un Dios infalible que habla por medio de profetas que no son infalibles ni inerrantes (ver Gén. 20:7; 2 Sam. 7:3-13). La variedad de estilos literarios entre los escritores bíblicos apoya la opinión de que Dios reveló conceptos a los profetas, pero que la individualidad humana de los profetas tuvo un rol en la elección de las palabras específicas por las cuales se expresaron los conceptos revelados de manera divina. Para una exposición exhaustiva, bíblica, de este tema ver *revelación e inspiración.

En síntesis, la postura de Elena de White fue que la revelación-inspiración no es verbal (dictada palabra por palabra), excepto en raras ocasiones, sino que representa, en general, “una unión de lo divino y lo humano”, en la cual las verdades reveladas de forma divina son “expresadas”, “corporiza[das]” y “transmitid[as] a través de la expresión imperfecta del lenguaje humano” (CS 5-7). La frase “expresión imperfecta” reconoce que la verdad revelada de manera sobrenatural (verdad inaccesible a los seres humanos aparte de la revelación directa) puede ser transmitida de manera adecuada aun por medio del lenguaje humano que es aproximado o impreciso con respecto a detalles fácticos. En los escritos bíblicos, las discrepancias en los detalles (comparar la secuencia de las tentaciones de Cristo en Mat. 4 y Luc. 4) muestran la individualidad humana y/o la falibilidad de los escritores bíblicos, e implica que la verdad revelada no excluye al elemento humano del proceso de revelación-inspiración.

Un corolario de la falibilidad humana de los profetas bíblicos es que, al comunicar la verdad que se les reveló, ellos recurrieron a su reserva completa de conocimiento, incluyendo el obtenido por la experiencia, el estudio y la investigación (conocimiento común) (Dan. 9:2; Luc. 1:1-4; 1 Cor. 1:11-17). Los profetas bíblicos citaron muchas fuentes extrabíblicas en apoyo de sus mensajes inspirados (ver Jos. 10:13; 2 Sam. 1:17-27; 2 Crón. 9:29; 12:15; 20:34). Bajo inspiración, fragmentos de información de estas fuentes extrabíblicas quedaron integrados en la Escritura.

Elena de White no reclamó la autoridad de un profeta canónico, pero sí afirmó ser inspirada por el mismo Espíritu de la misma manera que los profetas canónicos (ver CS 8-11).668 Sin embargo, al pasar en limpio lo que había visto en visión, ella no vacilaba en usar fuentes humanas comunes a fin de dar detalles suplementarios, para presentar ilustraciones y como apoyo de otro tipo (ver MS 3:520-544). En las cartas personales, ella amplificaba el consejo revelado con hechos recibidos de fuentes comunes (MS 1:44-46). Al explicar la Escritura, Elena de White usaba diccionarios bíblicos, cronologías y otros recursos para expandir su conocimiento. Al abogar por los principios de salud, ella usaba los escritos de reformadores y de médicos contemporáneos (ver, por ej., HR, 4, 5 y 10/1871). Al escribir sobre temas histó­ricos, ella consultaba las historias, las cronologías y las geografías disponibles para ella en ese tiempo, y hasta enviaba ayudantes a buscar la información necesaria en las bibliotecas de universidades (Bio 6:308, 318, 319; MS 3:512, 513). Además, en ediciones posteriores, Elena de White estaba dispuesta a revisar detalles históricos cuando se demostraba que otras fuentes eran más confiables que las que ella había usado (MS 3:520-544).669 Algunas supuestas discrepancias ella no las aceptaba como tales, pero otras discrepancias las reconocía y las revisaba (ver Bio 6:303-306). Tal era el uso del conocimiento común en sus escritos.

La relación entre verdad revelada, escritos inspirados y conocimiento común se la puede ilustrar con una línea base horizontal cruzada con una línea vertical, como se indica:


El punto de intersección representa la mente del profeta y a la extrema derecha de la línea base está el destinatario del mensaje dado por el profeta. La línea vertical con la flecha descendente representa el descenso de la verdad revelada, el conocimiento generalmente inaccesible a los seres humanos. El extremo izquierdo de la línea base, con la flecha hacia la intersección, representa la entrada de conocimiento común a la mente del profeta. El conocimiento revelado de forma divina es de autoridad más alta que el conocimiento común, pero no lo reemplaza; más bien, lo complementa. Dios, por lo general, no revela a los seres humanos, de manera sobrenatural, aquello que pueden aprender por sí mismos con la capacidad que les ha dado.670 El extremo derecho de la línea base, con la flecha hacia el público, representa la inspiración, que es la obra del Espíritu Santo al guiar la comunicación horizontal desde la mente del profeta hasta el destinatario. Note que esta comunicación es producto de la unión de la verdad revelada con el conocimiento común.671

Un ejemplo, en los escritos de Elena de White, de la combinación de conocimiento revelado y conocimiento común es una carta que escribió respecto de un pastor en California (Ms 107, 1909, en MS 1:44-46; la cursiva fue añadida): “Me da pena verlo negando los testimonios en su conjunto por lo que a él le parece una contradicción: una declaración hecha por mí en cuanto al número de habitaciones del Sanatorio de Paradise Valley. El Hno. A [E. S. Ballenger] dice que, en una carta escrita a uno de los hermanos del sur de California, hice la declaración de que el sanatorio tiene cuarenta habitaciones, cuando en realidad hay solo treinta y ocho. El Hno. A me da esto como una razón para haber perdido su confianza en los testimonios...

“La información dada en cuanto al número de habitaciones del Sanatorio de Paradise Valley no fue dada como una revelación del Señor sino simplemente como una opinión humana. Nunca me ha sido revelado el número exacto de habitaciones de ninguno de nuestros sanatorios, y el conocimiento que tengo en cuanto a tales cosas lo he obtenido preguntando a los que suponía que estaban informados. En mis palabras, cuando hablo acerca de estos temas comunes, no hay nada para inducir a la mente a creer que recibo mi conocimiento en una visión del Señor y que presento eso como tal”.

Ella explicó: al responder el llamado de Dios, “me entregué a mí misma a Dios, todo mi ser, para obedecer a su vocación en todo, y desde entonces mi vida ha transcurrido dando el mensaje con mi pluma y oralmente delante de grandes congregaciones. No soy yo la que determino mis palabras y acciones en tales momentos [una referencia a la revelación/inspiración].

“Sin embargo, hay oportunidades cuando deben declararse cosas comunes, pensamientos comunes deben ocupar la mente, deben escribirse cartas comunes y se debe dar información que ha pasado de un obrero a otro. Tales palabras, tal información, no son dadas bajo la inspiración especial del Espíritu de Dios. Se hacen preguntas, a veces, que no tienen nada que ver con temas religiosos, y esas preguntas deben ser contestadas. Conversamos acerca de casas y tierras, transacciones comerciales y ubicación para nuestras instituciones, sus ventajas y desventajas”. Su hijo William C. White formuló la explicación más cuidadosa de esta combinación de verdad revelada y conocimiento común tal como se encuentra en sus escritos, exposición que ella aprobó por escrito.

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