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e) Desarmando el mito
Оглавление¿Se entiende ya que es mentira que el sistema de encaje fraccionario impulse la inversión y el crecimiento? También es falso que el crédito desaparecería en un sistema monetario en el cual todo el dinero estuviera respaldado al cien por ciento, tanto la base monetaria como los depósitos a la vista. Al contrario, seguiría habiendo crédito, pero esos fondos estarían previamente ahorrados en forma voluntaria por otros agentes económicos; no serían ficticios. Al estar previamente ahorrado, el crédito garantizaría que se mantuvieran coordinadas la oferta y la demanda de bienes presentes y futuros en el mercado, evitando los profundos desajustes que el actual sistema bancario produce y que, en última instancia, generan los booms artificiales, los procesos inflacionarios y las posteriores crisis y recesiones económicas recurrentes.
Bajo un sistema monetario sin dinero “Fiat” y con encajes del 100% se seguiría prestando aquello que se ahorre, pero con la gran diferencia de que lo ahorrado tendería a invertirse de manera proporcionada y correcta. Y si bajo ese sistema hubiese proyectos de inversión o empresariales con dificultades para financiarse, ello demostraría que el sistema goza de salud y genera anticuerpos. Serían esos mismos proyectos que bajo el sistema actual encuentran financiamiento, pero están condenados a quebrar y ser liquidados. Un sistema sin dinero FIAT y con encajes del 100% tiende a bloquear a tiempo los proyectos no rentables.
En cuanto al tipo de interés, también es mentira que si se deja de lado el actual sistema la tasa de interés subirá. ¿Por qué? Porque el tipo de interés depende de las valoraciones subjetivas de preferencia temporal de los agentes económicos, que no tendrían por qué verse alteradas por el hecho de pasar a un sistema monetario, bancario y financiero como el que propongo. Llamémosla, para mayor comodidad, la reforma Giacomini-Milei. Por el contrario, en un sistema como el propuesto por esta reforma, el tipo de interés tiende a ser siempre bajo.
De acuerdo con los lineamientos de la escuela austríaca, la tasa de interés cuenta con tres componentes básicos: i) tasa de preferencia social intertemporal; ii) inflación o deflación esperada; iii) riesgo relativo al negocio y si se quiere, se podría agregar un cuarto; iv) beneficio empresarial puro. Claramente, ninguno de estos componentes es afectado hacia la suba por el establecimiento de un sistema de encaje del 100%. De nuevo: es falso que nuestra propuesta incremente la tasa de interés.
Al contrario: en el caso de Argentina, en particular, la reforma Giacomini-Milei conduciría a una baja de la tasa de interés. ¿Por qué? Porque al quitarle financiamiento al estado, obliga a una disminución de su tamaño y a la consecuente desaparición del déficit fiscal. Menor Estado y desaparición del déficit fiscal significan más ahorro, lo cual implica una baja de la tasa de preferencia social intertemporal y reduce el primer componente de la tasa de interés. Paralelamente, con nuestra reforma el poder adquisitivo del dinero no solo dejaría de caer, sino que incluso podría aumentar, con lo cual el segundo componente de la tasa de interés también se reduciría. Este segundo componente del tipo de interés podría pasar a cero o incluso negativo, con lo cual la tasa de interés estaría cayendo no solo por su primer componente, sino por su segundo también. Es más: pasado el tiempo, y tras un período sin recesiones económicas, el tercer componente de la tasa de interés (riesgo del negocio) también tendería a reducirse.
Por lo tanto, podemos concluir que, en lo que se refiere al tipo de interés, no existe base teórica alguna para suponer que sería más elevado que en la actualidad. Al contrario, existen poderosos argumentos para considerar que tanto en términos reales como en términos nominales, la reforma Giacomini-Milei bajaría los tipos de interés de mercado. En consecuencia, con esta reforma habría más ahorro, menor tasa de interés, más inversión, mayor formación y acumulación de capital y en consecuencia, mayor crecimiento del PBI, más prosperidad individual y más progreso en la Argentina.