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2. LA HISTORIA DEL DINERO a) Cómo se discutieron los modelos de sistema monetario

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Tendemos a creer que el sistema monetario siempre funcionó como ahora. Es decir: con un Banco Central monopólico, casi siempre cien por ciento estatal, que falsifica papel moneda fiduciario sin respaldo, y un sistema bancario con encaje fraccionario que multiplica depósitos, crédito y dinero artificial sin ahorro genuino de respaldo. Pero no es cierto.

De hecho, el modelo de Banco Central oficial con monopolio de la emisión de dinero resulta de la discusión entre la Escuela Bancaria (Banking School) y la escuela monetaria (Monetary School) en el primer tramo del siglo XIX. La primera defiende el sistema de encaje fraccionario, la segunda se opone. Para los representantes de la Escuela Bancaria, el sistema de encaje fraccionario no solo tiene sólidos pilares teóricos y legales, sino que es beneficioso para el desarrollo económico de los países, porque facilita que el aumento de la oferta monetaria se adapte a las exigencias y necesidades del crecimiento del comercio internacional, la actividad económica y el aumento de la población. Dentro de sus principales referentes hay que citar a John Fullarton (1780-1849). En su libro titulado On the Regulation of Currencies (1844), Fullarton explica que el sistema de encaje fraccionario no tiene riesgos inflacionarios. La creación de dinero bancario no sería inflacionaria, porque los billetes emitidos por los bancos se introducen en el sistema económico en forma de préstamos, no en forma de pagos directos por bienes o servicios. De esta manera, cuando la economía “necesita” más medios de pago demanda más préstamos, y cuando necesita menos, los préstamos son devueltos a los bancos, por lo que la expansión crediticia no produce efecto negativo alguno en el sistema económico.

Para la Escuela Monetaria, representada principalmente por Robert Torrens, S.J. Lloyd, J.R. McCulloch y George W. Norman, la expansión crediticia, iniciada por parte del Banco de Inglaterra y potenciada por los restantes bancos del sistema inglés, era el origen de las recurrentes fases de auge y depresión que afectaban a la economía británica en las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo XIX. Justamente, es la Escuela Monetaria la que concluye que hay que conceder el monopolio de la emisión (dinero de papel) a un Banco Central de carácter oficial. ¿Por qué? Para monitorear y controlar al sistema bancario de manera de minimizar los riesgos inflacionarios que emanan del sistema de encaje fraccionario de la escuela Bancaria. Toda una paradoja. La creación de los Bancos Centrales surge como una idea para evitar justamente lo que finalmente terminaron potenciando casi hasta el infinito: mega políticas de expansión monetaria y descontrol financiero.

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