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1924 La toxemia intestinal y su relación con el cáncer
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En 1922 Bach renuncia a su cargo en el Hospital Homeopático de Londres. Las causas fueron varias, pero el motivo central fue que el volumen de trabajo en ese lugar era tan alto que no le dejaba tiempo para sus propias investigaciones, ya que además atendía su consultorio en Harley Street y mantenía un despacho en Nottingham Place donde recibía pacientes de escasos recursos sin percibir honorarios. Por ese entonces tenía 36 años y muchos colegas habían comenzado a llamarlo el segundo Hahnemann, por sus aportes a la ciencia homeopática. Este cambio lo llevó a instalar un laboratorio en Park Crescent, Portland Place, donde preparaba personalmente sus vacunas, enseñaba a médicos extranjeros que querían aprender sus métodos terapéuticos y daba consultas.
Durante 1923 Bach experimentó con toda una serie de herramientas curativas sin que ninguna lo convenciera especialmente de sus bondades, y paralelamente estudió los efectos de la dieta sobre la salud y la enfermedad. Muy posiblemente en este tema exploró los aportes de la ayurveda. Bach recomendaba comer crudo, frutas, nueces, cereales, vegetales, y consumir mucha agua para ayudar a la limpieza de las toxinas intestinales. Justamente en su trabajo “La toxemia intestinal y su relación con el cáncer” aborda el tema de la combinación de dieta y vacunas como herramientas curativas, aunque está centrado casi totalmente en la sana alimentación. Esta conferencia, que luego apareció publicada en el British Homoeopathic Journal, fue su presentación en el Congreso Homeopático Británico que se realizó en la ciudad de Londres en octubre de 1924.
Uno de los temas abordados en esta disertación es el del terreno necesario para que la enfermedad se manifieste, es decir, la cuestión de la predisposición y el miasma. La enfermedad no tiene una causa cercana o inmediata sino que es un resultado, y va precedida por un cuadro cuyos síntomas varían de acuerdo con el terreno sobre el cual evolucionan. Sobre esta idea volverá en otros trabajos. También es necesario prestar atención a la afirmación de Bach acerca de que “Nuestro objetivo no es curar el cáncer, nuestra meta es prevenirlo”, que se enlaza con una propuesta de medicina natural que se remonta al menos hasta Hipócrates, una idea que relanza en sus escritos florales.
Hemos agregado una nota aclaratoria sobre la la toxemia intestinal, la alimentación y el cáncer, que ilustra, en función de los desarrollos científicos actuales, el valor de los aportes de Bach en este trabajo.