Читать книгу Dios en un Volkswagen amarillo - Efraím Blanco - Страница 21
Un lector
ОглавлениеDespertó con un extraño sabor a tinta en la boca. Eran las siete de la mañana de un lunes. El año ya no importaba. Aquel día el mar amaneció en el cielo y su melancolía gritando desde un cajón. Su cama se sentía tan insegura como un barco en la tormenta, tenía la sensación de flotar, naufragar, caerse en algún precipicio al que parecía haber llegado por voluntad propia. Si bien el cuarto no daba vueltas, sus pensamientos sí. Su cabeza era una tempestad que anegaba la habitación. El viento rompía frenéticamente el librero y lanzaba al vacío los libros que se oponían a su danza incontenible.
Quiso dar dos pasos alejándose del lecho pero trastabilló. Sus piernas se sentían como un par de letras mal escritas, quizá dos eses torpemente garabateadas por algún bufón todopoderoso. El cuerpo ardiente como un molde de imprenta dejó de responderle. Singulares tatuajes en forma de caracteres invadían su piel. Cayó al suelo envuelto en un antojo de ternura. Pensó en los brazos de su amada. Tuvo tiempo para un sueño triste antes de abrir los ojos a su realidad. Ya no tenía miedo.
Eran las siete y cinco de la mañana cuando se perdió para siempre en una página de aquella vieja edición del Quijote. Su cuerpo transformado en un punto y coma sonrió levemente, dejándose llevar por el vientecillo fresco de un cambio de página. Y se supo libre de toda razón humana al arrullo de aquella canción de cuna que le sonaba tan familiar: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…