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1.6 El directorio de la Peruvian Broadcasting Co.

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En su nota del 29 de agosto, La Crónica no precisaba el nombre de la empresa de broadcasting, como hemos señalado, ni si tenía algún vínculo con la que, según su información del 24 de agosto, habrían constituido la Marconi y Luis G. Tirado. Sin embargo, el 3 de octubre de 1924 publicó una Resolución Suprema fechada 30 de setiembre de 1924, en la que se daba cuenta de la cesión que hacía la Marconi de sus derechos sobre la explotación de servicios de radiotelefonía y de importación de aparatos de transmisión y recepción (incluidos repuestos y accesorios) a favor de la Peruvian Broadcasting Co. por un término de diez años. La resolución señalaba además que la Peruvian Broadcasting Co. procedería a instalar una estación de radio “en todo semejante a la de Londres”, que sería construida por la Marconi.2

Entre los fundadores de la Peruvian Broadcasting Co. se hallaba Luis G. Tirado. Los otros miembros del directorio eran los señores César Coloma, Santiago Acuña, Fernando G. Carbajal (peruanos), Paul Widmer (belga), Ronald M. J. Gordon (inglés) y W. F. Ford (norteamericano) (Gargurevich 1995: 100-101). El presidente era Coloma, y el gerente Carbajal.

Ford trabajaba como Administrador General de Correo y, a pesar de ser norteamericano, desempeñaba el cargo de personero de la Marconi ante el gobierno; presumiblemente era el hombre de la empresa británica en la Peruvian Broadcasting Co. (Gargurevich 1995: 67). Gordon, Coloma y Acuña eran socios de la Compañía Urbanizadora de la Avenida La Magdalena. Paul Widmer ejercía la gerencia del Banco de Perú y Londres. Coloma era, además, miembro del directorio de la Compañía de Seguros Rímac y de la Compañía Peruana de Teléfonos. Acuña era, también, director gerente de Compañía de Seguros Rímac y director del Banco de Perú y Londres. Fernando G. Carbajal había sido gerente de la Compañía Peruana de Teléfonos (Gargurevich 1995: 67-70).

Los lazos empresariales entre ellos parecen claros, así como con el capital británico y el gobierno. La relación con la Compañía Peruana de Teléfonos era importante, pues, como indica Balsebre (2001: 16), las emisiones radiofónicas entonces, aunque fuesen “sin hilos”, necesitaban en algún momento de la conexión telefónica entre dos puntos, ya fuera entre el estudio y el centro emisor, cuando este se encontraba en otro lugar de la ciudad, o, en el caso de las retransmisiones, entre la estación y el teatro, edificio público, estadio o coliseo desde donde se realizaba la transmisión.

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