Читать книгу Mentiras creíbles y verdades exageradas - Enrique Sueiro Villafranca - Страница 19
Leyenda que no suele identificarse ni condenarse como el prejuicio que es
ОглавлениеEl historiador estadounidense Philip W. Powell publicó originalmente en inglés su obra más conocida sobre este tema, Árbol de odio. En el prefacio a la edición española dice:
«La tragedia fundamental es que la Leyenda Negra, de por sí un acceso antiintelectual al mundo hispánico, permanezca arraigada con tanta firmeza en los mencionados círculos culturales del mundo angloamericano, y también en la mayoría de los pueblos occidentales, incluyendo a Latinoamérica. A diferencia de otros prejuicios raciales, religiosos o propagandísticos, esta leyenda es pocas veces reconocida como tal, y aún menos condenada, por los mismos líderes intelectuales que se jactan de luchar contra similares prejuicios de raza, color o religión».47
Powell critica la común creencia británica, heredada por EE.UU., de que los ingleses habrían tratado a los indios americanos con más humanidad que los españoles: «No hay ni una sola brizna de evidencia en que apoyar este punto de vista comparativo y sí, por el contrario, argumentos y pruebas en su contra».48
Al respecto, en el mundo anglosajón no es fácil encontrar parangón con el hispano en cuanto a mestizaje, como prueban presidentes de países hispanoamericanos de manifiesta ascendencia indígena como Benito Juárez (1858-72) en México, Evo Morales (2006-19) en Bolivia, o Alejandro Toledo (2001-06) y Pedro Castillo (2021) en Perú. Por el contrario, ningún político de origen indígena ha llegado a la Casa Blanca.
Para el neozelandés sir Ronald Syme, «a pesar de las desventajas geográficas y de las distancias, España fue capaz de mantener sus extensos dominios durante tres siglos, y les dio el sello indeleble de su lenguaje, pensamiento e instituciones. Esa hazaña merece más honor del que comúnmente se le ha otorgado, y una más profunda investigación».49
El conocido libro de enseñanza estadounidense The American Pageant (El concurso americano), por su parte, menciona expresamente el fenómeno negrolegendario y alerta contra el engaño de validarlo como verdadero:
«Las fechorías de los españoles en el Nuevo Mundo oscurecieron sus logros sustanciales y colaboraron al nacimiento de la Leyenda Negra. Este falso concepto sostiene que los conquistadores simplemente torturaron y masacraron a los indios ('matar por Cristo'), robaron su oro, les contagiaron la viruela y no dejaron más que miseria tras ellos. Los invasores españoles ciertamente mataron, esclavizaron e infectaron a un sinnúmero de nativos, pero también erigieron un colosal imperio que se extendió desde California y Florida hasta Tierra de Fuego. Trasplantaron su cultura, leyes, religión y lengua a una amplia variedad de sociedades indígenas, los cimientos de muchas naciones hispanohablantes. Evidentemente, los españoles, que llevaron más de un siglo de ventaja a los ingleses, fueron los genuinos constructores de imperios y los innovadores culturales del Nuevo Mundo. Si los comparamos con sus rivales anglosajones, su creación colonial fue más grande y más rica… Y en último término, los españoles honraron a los nativos fundiéndose con ellos a través del matrimonio e incorporando la cultura indígena a la suya propia, no ignorándolos y, con el tiempo, aislando a los indígenas como hicieron sus adversarios ingleses».50