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2.1. PRINCIPIO DE LA INDIVIDUALIDAD BIOLÓGICA

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Ya se señaló que la asociación del genotipo al fenotipo produce personas totalmente diferentes entre sí. Incluso dos personas que, por un capricho de la naturaleza, nazcan con el mismo genotipo, como se observa en gemelos univitelinos, tendrán experiencias diferentes durante sus vidas, ocasionando la formación de dos individuos diferentes.

El individuo debe ser siempre considerado como la unión del genotipo con el fenotipo, que da origen a la suma de las especificidades que lo caracterizan:

Genotipo + fenotipo = individuo

Para el interés especifico de este libro, se debe entender el genotipo como la carga genética transmitida a la persona que determinará preponderantemente diversos factores:

Composición corporal.

Biotipo.

Altura máxima esperada.

Fuerza máxima posible.

Aptitudes físicas e intelectuales (potencialidades) como mayor (posible porcentaje de los tipos de fibras musculares, etc.).

El fenotipo, que abarca todo lo que se acrecienta o suma al individuo a partir del nacimiento, será responsable de otras características:

Habilidades deportivas.

Consumo máximo de oxígeno que presenta un individuo .

Porcentaje observable real de los tipos de fibras musculares.

Potencialidades reales (altura del individuo, su fuerza máxima, etc.).

Para una mejor comprensión, tomemos como ejemplo la proporción entre los tipos de fibras musculares existentes en una persona. Como se sabe, las fibras de los músculos esqueléticos pueden ser clasificadas, atendiendo a sus propiedades cinéticas, en dos tipos diferentes: las fibras de contracción lenta y las fibras de contracción rápida. Esta nomenclatura está siendo abandonada progresivamente en provecho de otra más neutra que, respectivamente, las denomina fibras de tipo I y de tipo II.

Las fibras de tipo II, que poseen una alta actividad de la miosina-ATP, puede ser subdivididas en tres grupos (IIa, IIb y IIc). La fibra típica de contracción rápida es la IIb. Tiene un alto potencial oxidativo y potencia glucolítica intermedia, y es relativamente resistente a la fatiga. La fibra IIc, a su vez, es una fibra poco diferenciada de las otras dos.

Åstrand y Rodahl (1980), en cuanto a qué determina el porcentaje corporal de esos tipos de fibras, muestran que: “[…] las proporciones entre las fibras del tipo I y del tipo II parecen tener un significado genético […] las proporciones entre las fibras de diferentes subgrupos dentro de la familia del tipo II pueden variar en épocas diferentes en un mismo individuo.” Esta variación, en general, está asociada al tipo de entrenamiento al que un deportista está sometido.

Para facilitar la comprensión de este tema, se puede decir que los potenciales son determinados genéticamente y que las capacidades y habilidades expresadas derivan del fenotipo.

Además de esos caracteres individuales, algunas características colectivas influyen en la formación de la individualidad. Así, el sexo, la edad y la raza determinan factores comunes para conjuntos de personas.

Obviamente, el entrenamiento administrado a hombres negros y a la tercera edad será diferente al aplicado, por ejemplo, a niñas japonesas.

Cuando el grupo de deportistas es poco numeroso, atendiendo al principio de la individualización biológica, se debe, ejecutar un entrenamiento personalizado con cada uno de ellos. Por otra parte, si hubiera un número elevado de deportistas para ser entrenados, a la fuerza se tendrían que realizar subdivisiones en grupos lo más homogéneos posibles.

Además, de forma general, pese al hecho de que entrenar grupos homogéneos resulte eficaz, no se puede olvidar que el campeón es uno solo. Si el objetivo fuera la preparación del campeón, sólo se obtendrían resultados con un entrenamiento individualizado.

Como se dijo anteriormente, el campeón es aquel que nació con un “don de la naturaleza” y que, aprovechando totalmente ese don, lo desarrolla a través de un perfecto entrenamiento. La figura 2.1 esquematiza esta idea.

Sólo se obtendrán resultados apreciables cuando se consiga unir a la persona (aquella que, teniendo una predisposición genética, posea las motivaciones, habilidades y personalidad correspondientes a las necesidades del deporte considerado) con un control de vida y un entrenamiento que sean perfectos o por lo menos muy próximos al ideal.

En cuanto a la selección del futuro campeón, una buena selección inicial dependerá de la existencia de un gran número de practicantes del deporte, como muestra de su popularización.

Por otra parte, además de proporcionar al deportista la posibilidad de ejercer sus potencialidades, una buena selección será la herramienta que permitirá al preparador físico y al entrenador minimizar los puntos deficientes y optimizar el aprovechamiento de los puntos fuertes del deportista.

Conocer la individualidad biológica del adversario, a través de los principios de la preparación táctica, favorecerá la exploración de los puntos débiles de los oponentes al mismo tiempo que permitirá al entrenador tener en cuenta sus puntos fuertes.


Figura 2.1. Factores que condicionan el rendimiento de alto nivel.

La práctica de la preparación física

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