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La tarde del mismo dÃa, a las 18:30, el inspector Zamagni y el agente Finocchi volvieron a vÃa Cracovia para hablar con Paolo Carnevali.
Tocaron el timbre y después de algunos minutos entraron en su apartamento.
âMe han avisado hace un rato de vuestra llegada,â explicó el hombre. âOs estaba esperando. Poneos cómodos en la sala.â
Se sentaron a una mesa rectangular de medianas dimensiones y, después de las presentaciones, Zamagni comenzó a hablar.
âNos debe perdonar por la hora. No sé si está habituado a cenar pronto, de todas formas no tardaremos mucho.â
âNo se deben preocupar,â respondió Carnevali. âAnte todo me gustarÃa saber el motivo de vuestra visita.â
âQuerrÃamos que nos hablase de Lucia Mistroni.â
â¿Qué ha hecho? ¿Le ha sucedido algo?â
ParecÃa que no supiese nada de lo que le habÃa ocurrido a su ex novia o, si lo sabÃa, lo escondÃa muy bien.
âEsta mañana su madre la ha encontrado muerta en su piso.â
Paolo Carnevali cerró los ojos durante un momento, a continuación los abrió y dijo: âLo siento muchÃsimo. ¿Cómo ha sucedido? ¿Habéis ya descubierto algo? Imagino que, si estáis aquÃ, es demasiado pronto para saber el nombre del culpable.ââ
âTodavÃa estamos trabajando en ello,â explicó Zamagni, âPor el momento sabemos que la madre fue a casa de la hija y, no recibiendo ninguna respuesta, volvió a su casa a coger su copia de las llaves. Cuando ha abierto la puerta del piso Lucia Mistroni estaba tendida en el suelo.â
A menos, por el momento, no dijo nada sobre las llamadas amenazantes.
âEspero que podáis encontrar pronto al culpable. ¿Por qué habéis venido a hablar conmigo? No veÃa a Lucia desde que nos habÃamos separado, algunos meses atrás.â
âDebemos seguir todas las pistas y la del ex novio es una de ellas.â
âComo os he dicho, yo no sé nada. No veÃa a LucÃa desde hace meses.â
âSabemos que en los últimos tiempos os peleabais a menudo,â dijo el inspector.
â¿Os lo ha dicho la madre?â
âSÃ.â
âEntiendo. Muy bien, en el último perÃodo de nuestro noviazgo peleábamos, pero esto no significa que yo sea culpable.â
âNo queremos decir esto. Como le he dicho, debemos seguir cada pista que nos pueda llevar al responsable de todo lo que ha ocurrido. ¿Por qué os peleabais?â
Hubo una pequeña pausa, durante la cual Paolo meditó antes de responder: âPodrÃamos decir que cualquier pretexto era bueno para comenzar una acalorada discusión entre nosotros. La relación, por alguna razón, habÃa tomado este camino en los últimos meses. Peleábamos incluso por las cosas más tontas.â
El agente Finocchi estaba tomando apuntes, anotando la más mÃnima cosa.
âComprendo,â dijo el inspector. âParece ser que la señorita Mistroni, desde hacÃa un tiempo, recibÃa llamadas telefónicas amenazantes. ¿Tiene idea de quién pudiese hacerlas? Que usted sepa, ¿conoce a alguien capaz de llegar tan lejos? Alguien que conociese a Lucia y con el que hubiese ocurrido algo particularmente desagradable.â
âNo puedo ayudarles, lo siento.â
Al parecer, del señor Carnevali no iban a obtener nada, al menos por el momento.
âMuy bien. En el caso de que recordase alguna cosa con respecto a la señorita Mistroni, llámenos y pregunte por mÃ.â
El hombre asintió.
âAh, una última cosa,â dijo el inspector Zamagni despidiéndose antes de descender las escaleras, âPermanezca disponible.â