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1.2 América Latina: decadencia de Occidente y creatividad
ОглавлениеEl debate entre neocolonización y tecnología presenta aspectos particularmente significativos en el trabajo de muchos exponentes de la cultura latinoamericana. Podría resultar útil, para iniciar el discurso, comentar la relación de estos intelectuales con Europa, sobre todo para mostar la influencia que ha operado en este contexto la teoría de la decadencia de Occidente, de Oswald Spengler. Como explica María Cristina Carnevale:
El nihilismo alemán es el punto de partida donde nacen estas ideas; él señala un cuestionamiento a la idea del progreso continuo y a la sociedad domesticada; por el contrario, un día la naturaleza golpeará produciendo un caos creativo. Hablan de una anarquía productiva, del momento cuando la naturaleza se rebele contra la idea del progreso lineal. [...] Con relación a su fisionomía, frente a la visión lineal de la historia, Spengler hablará de culturas. Las culturas vistas como organismos vivos emergen, crecen y mueren, pasan por las mismas edades de los hombres. Pero cuando la cultura pierde su fuego y decae, entra en la última fase: la civilización. [...] A partir de estos planteos, toda su obra está dirigida a demostrar la determinación o condicionamiento cultural de prácticamente todas las producciones mentales, desde el número y las matemáticas hasta el arte. También cada cultura posee su propio conocimiento de la naturaleza. Cada cultura elabora una física o química de acuerdo con su propia imagen.18
Según Carnevale (y como también piensa Aníbal Quijano),19 la visión de Occidente de Spengler es emblemática porque ha influido en formar la categoría de América Latina, su identidad cultural y sus posibilidades para competir en los juegos de la globalización.
En cuanto a los pueblos que podrían servir como núcleos de la venidera cultura que sucederá a la occidental europea, Quesada no cree como Spengler que deban buscarse sus gérmenes en Rusia, sino en América, porque entiende que América será llamada a constituir el molde de las nuevas sociedades que se irán formando como resultado de la transición y evolución de las actuales europeas. [...] La obra de Steward Vargas se inscribe en lo que Spengler denominaba la “rebelión de los pueblos de color”; es la antípoda del nacionalismo de los centros dominantes, por cuanto encarna la vocación de ser propia de los pueblos dominados, de los postergados por la historia y el poder.20
La crítica poscolonial, en Chile y Argentina, carece, por razones históricas, de un análisis del periodo colonial en sí; por eso son muy importantes los escritos del filósofo peruano José Carlos Mariátegui, pues ha escrito desde una sociedad que ha vivido la Colonia en modo profundo y dramático. En un artículo de 1925, Mariátegui aborda el tema de la creatividad y cuestiona los aspectos de las teorías de la identidad cultural influenciados por las ideas de Spengler que acabamos de mencionar: “El pensamiento hispanoamericano no es generalmente sino una rapsodia compuesta con motivos y elementos del pensamiento europeo”.21
En efecto, como ha señalado Moraga Valle, Mariátegui anticipó varios temas de la crítica poscolonial; por ejemplo, la importancia del lector y de la relación entre quien escribe y el sujeto y el lugar donde se lee,22 así como varios aspectos de la violencia epistémica, del logocentrismo y de la reconstrucción.23 Hacemos hincapié en Mariátegui para reiterar que la identidad cultural, la interpretación y, sobre todo, la creatividad deberían considerarse como tópicos de los más urgentes.