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1. La crítica cultural a las tecnologías de la información

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En los países en vías de desarrollo se hacen muchas críticas a los supuestos beneficios de las tecnologías de la información, que son vistas como herramientas del poder económico y cultural. La primera parte del problema, como ha mostrado el premio Nobel de Economía, Amartya Sen, concierne a la libertad.6 El desarrollo global de una sociedad es consecuencia de las posibilidades de sus miembros para escoger y crear, y la libertad y la cultura son valores constitutivos porque incentivan políticamente la seguridad económica. Pero, según Sen, es esencial contrastar los beneficios materiales que brinda la tecnología, con sus eventuales limitaciones a la libertad.

Con respecto a los medios de comunicación, el poder colonizador se manifiesta en el control de la información y de la cultura, con lo cual se impone a las identidades y los valores de las comunidades de los países en desarrollo.7 Como escribe el crítico cubano Miguel Torres:

La información que recibe el mundo cada día, se encuentra monopolizada por las grandes agencias de los países capitalistas desarrollados [...] incidiendo negativamente en los países subdesarrollados, toda vez que adoptan una posición parcial y tendenciosa. [...] Ante las características totalitarias de esta sociedad capitalista, la noción de la “neutralidad” de la tecnología no puede seguirse sosteniendo. La tecnología como tal no puede ser separada del empleo que se hace de ella; la sociedad tecnológica es un sistema de dominación [...].8

Y como manifiesta otro premio Nobel, Adolfo Pérez Esquivel:

Hay tres aspectos diferentes que merecen un análisis detallado. El primero se refiere a la magnitud de los intereses en juego y a su influencia sobre los medios de comunicación. El segundo se refiere a las transformaciones tecnológicas del sistema mediático, que arrastran la misma vida política e institucional de las sociedades avanzadas. El tercero es la escasa preparación de los operadores de los medios, desde los periodistas hasta los dueños, frente a los nuevos fenómenos, y la debilidad del sistema entero frente a los poderes fuertes que controlan el flujo de las comunicaciones.9

Democracia significa, también, distribución del saber tecnológico; por eso resultan muy importantes las garantías de transparencia de la información, de los datos y de los conocimientos.10 Pero, gracias a su ubicuidad e invisibilidad, y puesto que muy pocos saben con exactitud lo que es un artefacto informático, el software es un velo que encubre informaciones y conocimientos y, por lo tanto, a pesar de las proclamas, es algo que sirve muy poco como garantía de transparencia y crecimiento democrático.11

Apunto a demostrar que las tecnologías de la información favorecen la libertad productiva y empresarial, pero no necesariamente la libertad cultural y creativa que Sen reclama. Es oportuno considerar dos aspectos: que lo que condiciona la libertad es el software y no el hardware, y que el software es un universo que se compone por empresas, universidades, laboratorios, agencias de marketing y de publicidad. Utilizar software implica interactuar, aunque a diferentes niveles, con los procesos ideológicos, culturales y mediáticos de dichas instituciones; la influencia del software se extiende, entonces, dentro de varios dominios, entre los cuales se encuentra el estético.

Naturalmente, cultura, democracia y derechos humanos están estrechamente relacionados. Sen argumenta que estos derechos, tan esenciales para el desarrollo, parecen ser exclusivos de la cultura occidental europea, pues esta, que asume la paternidad de la democracia y de la modernidad, considera que los demás países son ajenos a estos valores.12 Mediante el autoritarismo y la subcultura de sus medios de comunicación, Occidente condiciona culturalmente e implícitamente paraliza a otras sociedades que están en búsqueda de la democracia. Además de apoyarse en prejuicios muy enraizados, lo subalterno (categoría que una importante crítica poscolonial, Gayatri Spivak, ha utilizado para designar a quien se le deniega la palabra libre y creativa)13 se articula con explícitas y muy bien orquestadas maniobras de marketing, tanto que en estas participan, en primera línea, los principales actores de Hollywood.14

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