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ESCENA III
ОглавлениеUna plaza pública de Altdorf. En una altura del fondo se levanta una fortaleza en construcción pero bastante adelantada, de modo que puede distinguirse la forma del edificio. La parte posterior está terminada; algunos obreros trabajan en la fachada subiendo y bajando de los andamios, y otro en el tejado.Todo es movimiento y animación.
EL CABO DE VARA. EL CANTERO. SUS OFICIALES y PEONES.
EL CABO.–– (Con su vara aviva a los obreros.) Vaya; ¡poco vagar!... Vengan las piedras, la cal, la ar-gamasa; es preciso que cuando llegue el señor gobernador halle muy avanzada la obra. ¡Vais a paso de tortuga! (A dos peones.) ¿A esto llamáis una carga? ¡A traer el doble... al instante! Estos holgazanes no hacen lo que debieran!
Ier.. COMPAÑERO.–– ES muy duro vernos obligados a trasportar con las propias manos las piedras de nuestro calabozo.
EL CABO. ¿Qué estáis murmuran do? Miserable pueblo que sólo sirve para guardar vacas y andorrear por estos montes.
UN VIEJO .– –(Sentándose.) ¡No puedo más!
EL CABO.– – (Empujándole.) ¡Vaya!... vejete... a trabajar.
Ier. OFICIAL––No tenéis entrañas; forzar así a tan rudo servicio a un pobre viejo que apenas puede tenerse.
EL CANTERO Y SUS COMPAÑEROS.––¡Esto clama al cielo!
EL CABO.––Cuidad de lo que os importa; cumplo mi deber.
2.0 OFICIAL.––¿Cómo se llamará el fuerte que estamos construyendo?
EL CABO.–––Se llamará la servidumbre de Uri; bajo este yugo doblaréis la cabeza.
LOS OBREROS—¿La servidumbre de Uri?
EL CABO.–– ¿Por qué reís?
EL 2° OFICIAL.––¿Con este peque ño edificio queréis esclavizar a Uri?
EL Ier.. OFICIAL. ––Mirad cuántos montoncillos de tierra os será forzoso echar uno encima de otro pa-ra igualar la más bajá montaña de Uri. (El cabo se retira hacia el foro.) EL CANTERO.––Arrojaré al fondo del lago el martillo con que construí este edificio. (TELL y STAUFFACHER llegan.)
STAUFFACHER: ¡Oh! habré vivido tan sólo para presenciar semejantes espectáculos!
TELL.––Aquí no se siente uno bien; alejémonos.
STAUFFACHER.––¡Me hallo realmente en Uri, patria de la libertad!
EL CANTERO—¡Oh! señor, si hubieseis visto el calabozo construido–– debajo de la torre! ... El que sea encerrado allí no oirá el canto del gallo.
STAUFFACHER.––Mirad estos baluartes, estos estribos, que parecen construidos para la eternidad.
TELL.––Lo que las manos alzaron, las manos pueden derribarlo. (Señalando la montaña.) Dios nos dio la fortaleza de la libertad. (Suena un tambor, llegan algunos hombres con un sombrero en lo alto de un palo. Un pregonero les sigue; mujeres y niños salen en tumulto.)
EL Ier..OFICIAL. ––¿Qué significa este tambor?. . .
EL CANTERO.––¿Qué mascarada es ésta? ¡Atención! ... ¿Para qué es este sombrero?
EL PREGONERO.–– En nombre del emperador, oid.
Los OBREROS.––Silencio; oid.
EL PREGONERO.––Habitantes de Uri; ahí tenéis este sombrero que va a ser colocado en lo alto de un mástil, en medio de Altdorf, en el sitio más elevado. Es la voluntad del señor gobernador, que este sombrero sea honrado como su propia persona. El que pase por delante de él, debe hincar la rodilla y descu-brirse, con lo cual reconocerá el rey a sus súbditos. Quien no cumpla esta orden será castigado con pena corporal y la confiscación de sus bienes. (El pueblo prorrumpe en una carca jada, suena el tambor, y se retiran los soldados.)
EL Ier. OFICIAL. ––¿Qué nueva extravagancia se le ocurrió al gobernador? ¡Honrar a su sombrero nosotros! ¿Habéis visto nunca cosa igual?
EL CANTERO.––¡Que hinquemos la rodilla delante de un sombrero! ... ¿Así se hace burla de un pueblo grave y respetable?
EL Ier.OFICIAL. ––Si fuera la corona imperial podría pasar, pero el sombrero austríaco, tal como lo vi colgar del trono, cuando fuimos a prestar homenaje...
EL CANTERO.––¡El sombrero aus tríaco! ... ¡Mucho cuidado! ... es un lazo que se nos tiende para en-tregarnos al Austria.
LOS OBREROS.––No habrá hombre de honor que se someta a esta humillación.
EL CANTERO.––Venid a poneros de acuerdo con los demás. (Se retiran el foro.) TELL––( A STAUFFACHER.) Ya veis lo que ocurre... Con Dios, maestro Werner.
STAUFFACHER. ¿A dónde váis?.. . No tengáis tanta prisa...
TELL.––La casa reclama al padre, adiós.
STAUFFACHER.––Mi corazón rebosa; quisiera hablaros.
TELL.––Las palabras no alivian al corazón oprimido.
STAUFFACHER.––Pero las palabras podrían ll evarnos a las obras.
TELL.––Por ahora, fuerza es callar y resignarse.
STAUFFACHER.–– ¿Sufriremos lo insufrible?
TELL.––El reinado de los tiranos violentos es el más breve. Cuando se desencadena la tempestad, se apagan los hogares, se refugian las barcas en el puerto, y pasa el terrible huracán sobre el haz de la tierra sin causar perjuicio, y sin dejar ras tro. Viva tranquilo cada cual en su casa, que fácilmente se deja en paz a los pacíficos.
STAUFFACHER. ¿Tal os parece?
TELL.––La serpiente no pica si no la excitan. Si ven que el país permanece tranquilo, se cansarán.
STAUFFACHER.––Mucho podríamos si unidos esperáramos.
TELL.––En el naufragio se auxilia más fácilmente a sí mismo el que va solo.
STAUFFACHER.––¿Con tal frialdad abandonáis la causa pública?
TELL.––Sólo consigo mismo puede contar cada cual.
STAUFFACHER.––Pero de la unión de los dé biles nace la fuerza.
TELL.––Pero el fuerte lo es más, si va solo.
STAUFFACHER.––Decid pues, que la patria no puede contar con vos para el caso de acudir a la resis-tencia en su desesperación.
TELL .––(Tomándole la mano.) Tell que salva a un cordera caído en un precipicio, ¿abandonaría a los suyos? Mas sea lo que quiera lo que hagáis, no me invitéis a vuestras reuniones, porque no puedo discutir ni reflexionar largamente. Si tenéis necesidad de mí para un golpe atrevido, llamad entonces a Tell y no faltará. (Se van en opuesta dirección. De repente suena un alboroto junto a los andamios.) EL CANTERO. ¿Qué pasa?
EL Ier.OFICIAL.––(Se adelanta gri tando.) El pizarrero se ha caído de la cubierta.
BERTA.–– (Seguida de algunas personas.) ¿Ha muerto?... Corred, socorredle, salvadle, si hay tiempo..
Salvadle... ahí tenéis oro. (Reparte entre los presentes sus joyas.)
EL CANTERO.––¡Por el oro!. Pensáis conseguirlo todo con vues tro oro. Después de haber arrebatado un padre a sus hijos, un marido a su mujer, sembrando la desolación, pensáis compensarlo todo con dine-ro! Id enhorabuena; antes de vuestra venida vivíamos felices y con vosotros llegó la desesperación.
BERTA.—( Al cabo de vara que entra.) ¿Vive? (El CABO hace un signo negativo.) ¡Oh! ... infame fortaleza, edificada para la maldición; la maldición pesará sobre sus habitantes. (Se va.)