Читать книгу Daría mi vida por volver a vivir - Germán Agustín Pagano - Страница 12

La parada

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Martín estaba parado en la vereda. Vio llegar a una pobre chica, que buscaba saciarse de tanta pobreza. Intimidaba a sus escasos sentidos, quería algo, ese algo que él no tenía.

La mirada, un rejunte de rencor y furia, se hizo presente solo en ese instante. Subió cuatro escalones y se ubicó en el fondo del colectivo. Desconcertado, la vio venir a la chica con ojos de calma y orgullo, no estaba sola. Junto a ella estaban los bárbaros de la represión sobre los débiles de clase media.

Se acercaron entre dos, acorralando el espacio de Martín, frente al rincón donde se encontraba la escalera de bajada. El bárbaro le preguntó a martín: “¿Quiere comprar un par de medias?”.

Martín le contestó: “No puedo comprar, estoy sin plata y yendo a la facultad”. Ellos, con codicia y maldad, lo atacaron verbalmente. Su rostro y su cuerpo dieron media vuelta, solo su espalda quedó sobre los irrespetuosos para ignorar la situación e intentar escapar; sacó el teléfono y marcó a la policía. Contestaron y los dejó en espera por si sucedía algo más grave.

Un rejunte de mocos, infectados de furia, se dirigieron hacia él, como un misil de impunidad y de destrucción.

Antes de que se fueran, lo escupieron en la espalda. Quedó anonadado, por suerte el destino lo había preparado con dos mudas de ropa: la que tenía puesta y otra debajo.

Una frase exacta le llegó a su pensamiento: No hay quien me ayude, solo soy uno más que queda vulnerable ante los no pudientes”. Se sacó la muda de ropa manchada, quedó a la intemperie con su bermuda y su buzo. Concluyendo ese mal momento, pensó que la libertad no era libertad si estabas acorralado en una sociedad de escalofriantes entes.

Daría mi vida por volver a vivir

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