Читать книгу Daría mi vida por volver a vivir - Germán Agustín Pagano - Страница 9

El salvador

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Lord Robert, un joven valiente que siempre enfrentaba su problema respiratorio con energía y fuerza, pensaba sobre qué le depararía la vida en ese futuro tan inexacto. Pero ¿por qué preocuparse tanto por el infinito? Mejor vivir ese presente indeterminado y feliz. Al no poder respirar bien, se presentaban estas situaciones que para él eran bastante fuertes. Un día no podía describir las sensaciones ni mostrar con gestualidades lo que sentía. La mala muerte lo abrazaba con muchas ganas y él le otorgaba tiempo a sus asuntos inconclusos. La noche del lunes, habló con su pareja mientras estaban calientes bajo las sábanas suaves y su novio reposo su oreja derecha en su brazo extendido. Le dijo: “Si me llegara a pasar algo, quiero que conserves todas mis cosas, que sepas que me salvaste de todas las formas que se puede salvar a una persona condenada por un pasado no tan prometedor, que resultó ser un peso inconfundible e insuperable”. El lo apartó a un costado para no darle lo que quería, esa atención innecesaria. Con las pocas fuerzas que le quedaban, sintió que ya era casi la hora de partir y en sus brazos se sentía contenido, apoyado y en paz, una paz tan grande y fuerte, que ya sabía que de tanta tortura había encontrado la totalidad de la tranquilidad.

Ya sin aliento, Robert respiró tres veces, esas respiraciones que reprimen el cuerpo para dejar escapar el alma, mientras por la ventana se veía la ciudad y una bruma en el horizonte, que tapaba el final del camino. Lloraba. Las lágrimas ganaban terreno sobre sus mejillas, los ojos rojos demostraban ese sufrimiento por no poder casi respirar. Empezó el forcejeo entre la vida y la muerte, y el cuerpo se deslizó sobre el piso, se estaba ahogando. En un momento tan simple ya no luchaba más, se iba en calma.

Con tan solo ver el viento soplar, levantó vuelo hacia las nubes del olvido.

Daría mi vida por volver a vivir

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