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Conocimiento tácito y conocimiento codificado

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La distinción entre conocimiento tácito y conocimiento explícito (o codificado) fue establecida por Polanyi. El conocimiento tácito es el que los individuos y organizaciones pueden usar para alcanzar algún propósito práctico, pero que no se puede fácilmente explicar o comunicar. De acuerdo con Nahapiet y Ghosal (2000), Polanyi distingue el conocimiento tácito en términos de su incomunicabilidad. Él concentró la esencia del conocimiento tácito en la frase: “Sabemos más que lo que podemos decir.” Una importante clase de conocimiento tácito son las habilidades de las personas (tales como montar en bicicleta o nadar), que se emplean sin tener aún la más ligera idea de cómo estas cosas son hechas. Otra clase importante es aquella que tiene que ver con los modos de interpretación que hacen posible la “comunicación inteligente” (Foray y Lundvall, 1996: 22). Según Polanyi, la única forma de transferir esta clase de conocimiento es a través de una forma de interacción social similar a las relaciones maestro-aprendiz. Esto significa que el conocimiento tácito no puede ser vendido o comprado en el mercado y que su transferencia es extremadamente sensible al contexto social (Foray y Lundvall, 1996).

En contraste, el conocimiento explícito es el conocimiento que puede ser expresado más formalmente de acuerdo con un código, y puede ser fácilmente y menos costosamente comunicado. Se trata de un tipo de conocimiento que es transmisible en lenguaje formal y sistemático. Aunque tiene muchas formas, el conocimiento explícito está constituido por un conjunto de principios generales y leyes suministradas por las comunidades científicas y de ingeniería, que proporcionan el fundamento para la práctica. Estos principios y leyes están en manuales, libros de texto, revistas científicas y técnicas, especificaciones de materiales o componentes, en manuales de procesos comerciales y equipos de investigación, etcétera (Senker y Faulkner, 1996: 77).

La distinción entre conocimiento tácito y conocimiento codificado debe tomarse con cuidado ya que como Polanyi señala éstos no están claramente separados. “Mientras que el conocimiento tácito puede ser poseído por sí mismo, el conocimiento explícito debe contar con ser tácitamente entendido y aplicado; por lo tanto, todo conocimiento es o bien tácito o bien está enraizado en conocimiento tácito” (Polanyi, cit. en Senker y Faulkner, 1996).

Para Senker y Faulkner (1996: 77), el conocimiento tácito y el conocimiento codificado no son opuestos, sino más bien complementarios. En otros términos: “La codificación nunca es completa, y algunas formas de conocimiento tácito siempre continúan para jugar un papel importante. Lo interesante es que las fronteras, así como también las formas de complementariedad entre estas dos clases de conocimiento están en estado de flujo”. Según estas autoras, “el aspecto más fundamental del aprendizaje es quizá el movimiento en espiral donde el conocimiento tácito se transforma en conocimiento codificado, seguido por un movimiento de vuelta a la práctica donde nuevas clases de conocimiento tácito son desarrolladas”. Según Keith Smith (1997: 95), la distinción entre conocimiento explícito (o codificado) y conocimiento tácito “corresponde aproximadamente a la distinción entre conocimiento genérico o ‘accesible’ (público) y conocimiento privado (o secreto)”. Tal distinción entre “conocimiento genérico” (codificado) y “conocimiento privado” (tácito), es muy importante para la teoría de la innovación porque se refiere a las características económicas del tipo conocimiento que es de peso para el desempeño de las actividades de investigación y desarrollo en las empresas.

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