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Principales retos de la sociedad del conocimiento en el diseño de las políticas en ciencia y tecnologías de la información (CTI) en América Latina

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El presente libro contiene cuatro partes que suman 11 capítulos. En la primera, “Sociedad del conocimiento, sociedades innovadoras, nuevas tecnologías y economía de la información”, se exponen las aportaciones en torno a la sociedad del conocimiento y sus principales componentes o conceptos analíticos.

El capítulo 1, “Sociedad del conocimiento, capital intelectual y organizaciones innovadoras”, de Rosalba Casas y Jorge Dettmer, caracteriza la sociedad del conocimiento como un modo inédito de producción, transformación y distribución del conocimiento que se genera en un contexto de aplicación transdisciplinario y heterogéneo. Es decir, por un lado las soluciones planteadas integran diferentes habilidades y la construcción de marcos de conocimiento que rebasan los límites de las disciplinas mientras, por otro, su desarrollo implica habilidades y experiencias de la gente; además, es flexible en la medida que los grupos de investigación están menos institucionalizados. Los autores estudian diferentes enfoques del capital intelectual y la importancia que adquiere el conocimiento en las empresas como condición para alcanzar la competitividad, a la vez que hace posible que éstas generen nuevas formas para crear y usar el conocimiento (transferencia de conocimiento, innovación y aprendizaje).

En el capítulo 2, “El diseño y la implementación de las políticas tecnológicas en América Latina: un (lento) proceso de aprendizaje”, Mario Cimoli y Analissa Primi puntualizan los antecedentes de los sistemas nacionales de innovación y examinan las diferentes políticas tecnológicas diseñadas y establecidas en América Latina desde el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) hasta la situación actual que se orienta al desempeño y los resultados y que demanda la participación conjunta de actores como las universidades, los centros de investigación y el sector privado.

Una novedad en esta edición es el capítulo 3, “Sistemas de innovación: cultura, pero también política” de Gonzalo Varela Petito, en el que se tratan las dificultades para la apropiación del conocimiento cuando los entornos institucionales y las políticas macroeconómicas tienen lógicas diversas y fragmentadas. El autor introduce interrogantes sobre las condiciones y oportunidades reales para asimilar las profundas transformaciones tecnológicas que se desarrollan a nivel internacional. El análisis de Japón y México ilustra casos opuestos: uno donde hay una acción directriz de los sectores productivos, el gobierno y, recientemente, las universidades, para mejorar el capital humano y la investigación apuntando a sectores claves como la microelectrónica, el automotriz y el uso intensivo de las nuevas tecnologías para promover un comportamiento emprendedor. En tanto que en México, a pesar de los esfuerzos realizados en los programas de CTI, se registran debilidades en las capacidades a nivel institucional y relacional (sectores productivos-con grupos de investigación) para estimular la diversificación y evolución de los sectores basados en conocimiento prevaleciendo aquellos sectores intensivos en uso de mano de obra. Esto explica en parte la reducida presencia de empresas que incorporen nuevos procesos productivos basados en la digitalización, el diseño, la producción y la circulación de conocimientos.

De ahí la vigencia de plantearse interrogantes de cómo incrementar la innovación en el sector productivo y acerca de la reorientación selectiva del apoyo público para estimular la transformación innovadora de la estructura productiva, así como formar nuevas capacidades de investigación y conectividad necesarias para responder a los cambios productivos y tecnológicos que inciden a nivel internacional. Lo que alerta sobre la indispensable coordinación entre políticas tecnológicas, industriales y de innovación para incrementar el desarrollo productivo. Aspectos todos que deben formar parte de las agendas pública y gubernamental.

En la parte II, “Mitos y realidades del mundo del trabajo”, se abordan los procesos de apropiación y transformación del conocimiento, así como la compleja relación entre educación y sector laboral.

En el capítulo 4, “Sociedad del conocimiento: los cambios en el mundo del trabajo y las nuevas competencias de los trabajadores”, Frédéric Lesemann sostiene que la transformación del papel del Estado tiene su origen en la transformación del mercado laboral; y que, durante la década de 1970, la sociedad asalariada comenzó a declinar, por lo que el Estado atendió cada vez más el desarrollo económico y la competitividad. En este marco, Lesemann propone la denominación de “Estado Socio” (Enabling State) para definir un tipo de Estado propio del proceso de la globalización económica, política y cultural que da libertad para que en su territorio nacional existan espacios supranacionales integrados en función de ejes de desarrollo económico globalizados. Dicho Estado es activo en la creación de sinergias nacionales y regionales entre el capital, los gobiernos locales y representantes de los trabajadores, la sociedad civil y la academia.

En el capítulo 5, “Relaciones laborales, trabajo e innovación”, Daniel Villavicencio analiza los procesos de innovación de las empresas, considerando que éstos se encuentran en permanente oposición entre su dinámica organizativa, tecnológica y social interna, y las exigencias económicas del mercado a las que se ven sometidas. Para responder a ello, las empresas impelen procesos de aprendizaje con resultados no previstos. En este sentido, uno de los aspectos centrales del aprendizaje, y por ende de la innovación, estriba en la identificación, ordenamiento y combinación de los conocimientos que los individuos adquieren en el seno de la empresa.

Por su parte, José García Montalvo en “Cambio tecnológico, mercado de trabajo y educación”, en el capítulo 6, realiza, desde el enfoque económico, un análisis sobre la relación entre mercado laboral y educación en el contexto de una sociedad del conocimiento. Para empezar, explica las bases del enfoque económico en la sociedad del conocimiento, el cual converge hacia dos temas centrales: 1) los efectos del cambio tecnológico en la distribución de salarios por niveles educativos (el cálculo de la rentabilidad de la educación); y 2) la posibilidad de desajustes en el mercado de trabajo como consecuencia de la reacción de la oferta de mano de obra por niveles educativos a la mayor demanda de habilidades (skills), generada por las nuevas profesiones asociadas a la sociedad del conocimiento.

Ya en la parte III, “Sociedad del conocimiento, capacidades profesionales y mundo del trabajo”, el capítulo 7, “Financiamiento y evaluación: capacidades institucionales para una sociedad del conocimiento”, Giovanna Valenti, Gloria Del Castillo y Rodrigo Salazar analizan con detalle, y desde la perspectiva de la productividad y la utilidad social, las condiciones de generación y difusión del conocimiento, así como la innovación impulsada por el sector científico en México. Se proporciona además un panorama sobre algunas de las capacidades institucionales que forman parte de una sociedad del conocimiento en desarrollo a partir de la descripción del papel del financiamiento y la evaluación en la educación, entendidas éstas en su sentido de estrategias de políticas orientadas al mejoramiento de la calidad educativa. Por otro lado, analizan el caso mexicano a manera de ejemplo de cómo las políticas educativa y de ciencia y tecnología, permiten articular los distintos sectores en la concepción de una sociedad del aprendizaje.

En esta misma línea, dichos autores abarcan las dimensiones científico-técnica y profesional, además de aquella social que satisfaga la distribución equitativa de los beneficios de la educación superior. De acuerdo con esta perspectiva, las instituciones de educación superior (IES) deben caracterizarse por: a) una genuina comunidad profesoral con ethos académico; b) mecanismos regulares de articulación intelectual de la comunidad profesoral con el resto de las comunidades académicas de su campo disciplinario; c) grupos y procesos de investigación consolidados en interacción con otros grupos de investigación, empresas y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, y d) una organización académica y un clima institucional favorables a la gestación de los elementos anteriores que proteja a la institución de las interferencias de grupos de interés con predominio burocrático o ideológico-político en detrimento del interés académico.

Por su parte, en el capítulo 8, “La sociedad del trabajo y el mundo del trabajo”, José Félix Tezanos analiza, desde el punto de vista sociológico, las implicaciones sociales y culturales derivadas de las transformaciones a partir de la sociedad del conocimiento. En este aspecto, considera que “si en el curso de la evolución de las formas de organización social el hombre llega a ser convertido en un ser prescindible, desde el punto de vista de la acción laboral y desde las perspectivas del sistema productivo como tal, entonces acabaremos encontrándonos ante una dinámica que puede terminar prescindiendo de un ‘no sujeto’”

Es decir, según este autor, el poder de acción de los individuos —el trabajador, sus organizaciones y sindicatos— están perdiendo terreno de acción debido al modelo económico-laboral prevaleciente. No obstante, y en relación con ello, el reto para las sociedades actuales estriba en saber innovar el uso de los “tiempos vitales”, los nuevos enfoques de la acción colectiva y los nuevos criterios de participación y distribución de la riqueza, lo cual, a decir de Tezanos, implica una cultura política diferente.

Ya en la parte IV, “Gobernabilidad de los centros de investigación y mundo del trabajo”, y en el capítulo 9, “Información y conocimiento: las vinculaciones entre difusión de TIC y competencias tecnológicas”, Gabriel Yoguel se concentra en discutir en qué medida las tecnologías de la información y comunicación contribuyen a la generación y circulación de conocimientos.

Una condición para que las tecnologías de la información y comunicación sean funcionales en el desarrollo de ventajas competitivas de las empresas y que la sociedad las aproveche, es la existencia de competencias endógenas que permitan potenciar el desarrollo de procesos de generación, circulación y apropiación de información asociados a la difusión de las nuevas tecnologías. Con otras palabras, una correcta utilización de las tecnologías como mecanismo que facilita la circulación de la información, está asociada a un mayor desarrollo de competencias endógenas.

Yoguel sostiene que para evaluar las competencias endógenas, esto es, la capacidad de los agentes y actores sociales para transformar sus conocimientos genéricos en específicos, pueden emplearse varios caminos: a) a partir de la capacidad innovadora de los agentes y del análisis de sus esfuerzos en materia de investigación y desarrollo; b) a través del esfuerzo que los mismos realizan para asegurar la calidad del proceso y del producto cuando cumplen las normas certificadas que contribuyan a controlar el proceso; c) conforme al modelo de organización del trabajo prevaleciente, por ejemplo, los equipos y espacios de interacción; d) mediante el conjunto de actividades de capacitación formal e informal de los trabajadores.

En el capítulo 10, “El impacto de la sociedad del conocimiento en las estructuras institucionales y decisionales de los sistemas científicos: el caso de México”, Mónica Casalet estudia la evolución institucional de los sectores científico y tecnológico en México, así como las transformaciones que la política mexicana en ciencia y tecnología (CT) está atravesando, para lo cual propone el término de “gobernabilidad”, entendido como una forma de organización diferente a la del mercado, y el concepto de “jerarquía”, que recalca la importancia de la confianza, la reputación basada en la trayectoria, la reciprocidad y la mutua interdependencia, “aspectos que no pueden remitirse ni a la racionalidad económica ni a la clásica estructura de poder y autoridad”. En este sentido, la nueva gobernabilidad del sector de CT surge a partir de la integración de los sistemas científico y tecnológico a través de respuestas eficientes y del reforzamiento de las sinergias relativas a la toma de decisiones y a la distribución de fondos para la investigación, que vinculan a los sectores público y privado.

En el capítulo 11, “Las reformas en la política nacional de ciencia, tecnología e innovación en Brasil (1999-2002)”, Carlos Américo Pacheco expone las transformaciones que ha vivido el sector de ciencia y tecnología de su país el cual, en los últimos diez años, ha modificado los incentivos dirigidos a las empresas privadas para la realización de investigación. En este sentido, la creación de los fondos sectoriales reconoce la necesidad de estimular la cooperación público-privada y el gasto privado en desarrollo e investigación, pero no precisamente para traspasar al sector privado la responsabilidad total de la inversión en este rubro, sino debido a que sin la participación de las empresas en esas áreas, la economía perdería competitividad.

Cada estudio reunido en este libro pretende reflejar la preocupación por el fortalecimiento de la ciencia y la tecnología en los distintos países que han venido adoptando el enfoque de los sistemas nacionales de innovación como una forma que, más allá del discurso, pretende proponer la articulación de los ámbitos público y privado en sus diferentes dimensiones, como una herramienta que fortalezca la productividad y el potencial innovador de la educación y la investigación en un eje de desarrollo de producción, que redunden en el cambio económico y el beneficio social.

Giovanna Valenti, UAM-Xochimilco

Mónica Casalet, Flacso México

Instituciones, sociedad del conocimiento y mundo del trabajo

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