Читать книгу Historia crítica de la literatura chilena - Grínor Rojo - Страница 25
Obras citadas
ОглавлениеBalzac, Honoré. La comédie humaine. Tomo II. París: Galimard, 1976.
Barros Arana, Diego. Historia General de Chile. Tomo XVI. Santiago: Universitaria, 2001.
Blest Gana, Alberto. El loco Estero. París: Garnier Hermanos, 1909. Tomos I y II.
--------------------------. El primer amor. Edición y estudio de Jaime Quezada. Santiago: Santillana, 1998.
--------------------------. El ideal de un calavera. Santiago: Zig-Zag, 1960.
Boussinot, Philippe. «Sur la plage emmêlés: celtes, ligures, grecs, ibères, dans la confrontation des textes et de l’archéologie». Mélanges de la Casa de Velázquez. Madrid: 2005.
Pérez Rosales, Vicente. Recuerdos del pasado. Santiago: Biblioteca de Escritores de Chile, 1910.
San Agustín. Confesiones. Tomo II. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1963.
Scott, John y Gordon Marshall. A Dictionary of Sociology. Oxford: Oxford University Press, 2005.
Vicuña Mackenna, Benjamín. Páginas de mi diario durante tres años de viaje 1853-1854-1855. 2 tomos. Santiago: Universidad de Chile, 1936.
7 «¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicárselo, no lo sé» (XI, xiv, 17).
8 Ver: Larraín, Jorge. Identidad chilena. Santiago: LOM, 2001, 7-16.
9 «Este relativismo cultural ha hecho posible la introducción del concepto de identidad, tan extendido desde hace algunos años en el campo de las ciencias sociales que acaba por no querer decir gran cosa» (Boussinot: 14. Traducción mía). En un seminario casi profético de 1974-5, Lévi-Strauss había calificado el nuevo tema de «moda pretenciosa» («Avant-propos». L’identité. Seminaire interdisciplinairie. París: Grasset, 1977). Para todo esto, ver ahora Kaufmann, Jean-Claude. L’invention du soi. París: Armand Colin, 2004, donde se señala bien el múltiple sustrato filosófico del problema: sus aspectos ontológico, lógico, psicológico, etc. Faltaría añadir la dimensión epistemológica tratada por Emile Meyerson. Recientemente, en una síntesis de gran claridad, Vincent Descombes expone los dilemas léxicos, conceptuales, etc., inherentes al tema de la identidad. La discusión del «nosotros» según la doctrina lingüística de Benveniste (221 y siguientes), las aporías de la «conciencia de sí» colectiva y la evaluación del legado identitario de Rousseau (224 y siguientes) constituyen aportes muy valiosos (Les embarras de l’identité. París: Gallimard, 2013).
10 Recuérdese la idea del joven Marx, en su Disertación de Jena, de la filosofía helenística y de las escuelas post-aristotélicas como traslado del pensamiento griego al nuevo centro hegemónico de Roma durante la República tardía y el naciente Imperio.
11 A modo de comparación, ver: Guzmán, Elisa Silva. «La Noche Buena en la Alameda. Descripción en tiempos de modernización. Santiago de Chile, segunda mitad del siglo XIX». Historia. N° 45. 2012, 199-246. Es un estudio hecho desde el punto de vista de los estudios de cultura material en que se menciona brevemente a Blest Gana (203, n. 11). Sobre el tema de la costumbre desde una perspectiva jurídica contemporánea, ver: Bobbio, Norberto. La consuetudine como fatto normativo. Padova: Cedam, 1942, quien subraya la doble tradición de «statualismo» y de «legalismo» que se opone a ella. El Estado y la ley son los grandes destructores de la costumbre, en una tradición de cuño romano y moderno que Bello impondrá en el país desde la mitad del siglo.
12 Esta se ha hecho explícita al comienzo de la novela en una perspectiva que conjuga con fuerza la conexión entre historia y novela: «De aquí también la razón de por qué el estudio del alma será infinito como la marcha del progreso» (15).
13 Si se sigue leyendo el pasaje transcrito, se constatará que Blest Gana prodiga las observaciones sobre el cambio de usos familiares y de las modas vestimentarias, que siempre le interesan. Además, Martina, la menor de las Basquiñuelas, repite el nombre del criado Martín (en El primer amor) y del héroe epónimo de la burguesía ochocentesca. Frente a aquellos varones serios y grises, ambos de sangre pesada, la muchacha tiene «cara de Pascuas» y, ¡oh, asombro!, es ducha en bailar zamacueca. Blest Gana sin duda se divierte a mares: ¿se imaginan ustedes al gran Martín Rivas bailando cueca de pata en quincha en una chingana? Feminizado, popular entonces, Martín nos da con Martina una vislumbre más de las metamorfosis onomásticas a que suele entregarse Blest Gana y que constituyen parte de su secreto código novelístico.
14 Ver Barros Arana, Diego. Historia General de Chile. Tomo XVI. Santiago: Universitaria, 2001, capítulos 34 y 35. Un solo juicio: «Portales, sin embargo, insistía en la política de la más rigurosa represión» (38).
15 Ver: Silva Castro, Raúl. Alberto Blest Gana (1830-1920). Santiago: Imprenta Universitaria, 1941, 538.
16 El título exacto es este: Páginas de mi diario durante tres años de viaje 1853-1854-1855. Utilizo aquí la edición en dos volúmenes de la Universidad de Chile, de 1936. Ella reproduce fielmente la edición original, de 1856, que es de sólo un volumen de 454 páginas. Las dos incluyen al comienzo una «Carta Itinerario para servir a los viajes de BVM».
17 Perceptiva y hasta algo maligna, la semblanza del argentino es de antología. ¿Era tan grande la egolatría de Sarmiento como la pinta nuestro autor? Es evidente que Vicuña escribe influido por el ambiente de anécdotas y de maledicencia que abundaba en el país. El autor del Facundo, el oficial de Caseros no se erigía aún en figura nacional y es víctima preferida de ex-rosistas y de sus mismos correligionarios. Por lo demás, es claro que Sarmiento posaba, teatralizando su vanagloria: era su arma de tímido feroz. Lector atento de Sarmiento (cita tres de sus obras), Vicuña desarrolla a veces un interesante contrapunto con él, no sólo en su descripción de la pampa (mucho más concreta, precisa y menos libresca que la sarmientina), sino sobre todo en el cruce de la cordillera, donde agrega sus propios guías, arrieros y baqueanos al célebre repertorio del Facundo.