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CAPÍTULO 7 La dualidad
ОглавлениеCuando nacemos, el primer acto psíquico, es decir, aquel proceso y fenómeno que tiene lugar en nuestra mente y que nos diferencia de los animales, se apoya en el reflejo de succión. El bebé llora y la madre o quien cumpla su función le da de mamar o el biberón para alimentar y cubrir la primera necesidad biológica del recién nacido. En ese mismo instante, apuntalado en la función nutricia, se inaugura el placer. El bebé experimenta un caudal inmenso de energía placentera que le deja una marca, aquella que intentará reproducir toda su vida. Es un hecho inaugural en el descubrimiento de lo placentero.
Este cachorro humano, emocionalmente prematuro y físicamente dependiente, comenzará a ser interpretado por un otro. Entonces estará su madre que dirá que “llora porque tiene hambre” o que “llora porque tiene sueño” o tal vez diga que “le duele la panza”. También hará comentarios del tipo “qué buena es esta niña” o “qué caprichosa es”. Por su parte, su padre también dirá “qué mal se porta”, “qué linda es” o “qué inteligente es”.
Pero en realidad, ¿qué genera ese llanto? Ustedes dirán,
—Es su mamá, la conoce, ella sabe.
La madre, el padre o quien cumpla esa función interpreta (oye, observa, habla, conecta) desde el amor, desde el dolor, desde su propia historia, desde sus patrones, desde su crianza, desde la individualidad.
Es durante los primeros meses de vida donde se genera una simbiosis entre el bebé y su madre. Ambos constituyen una célula indivisible. Luego, el puerperio representa ese tiempo donde madre e hija o hijo constituyen una unidad inquebrantable. Se completan a sí mismos. El padre no forma parte de esa relación inquebrantable, sino que acompaña hasta que, en determinado momento, interviene separando, es decir, introduciendo el corte y rompiendo esa relación. Necesariamente debe romperse para que ese ser nuevito, cachorro humano, tenga la oportunidad de ser individualmente, la oportunidad de advenir en sujeto.
Por supuesto que para que ese corte sea posible, la madre debe estar dispuesta y dar lugar a la palabra y acción del padre.
Ustedes me preguntarán por las madres o padres solos. Yo les diré que no estamos hablando de personas, sino de funciones. Una madre sola puede ser la propia voz paterna cuando, por ejemplo, reconozca que es necesario retomar el trabajo u ocuparse de tareas postergadas. Eso funciona como corte, como ley, como padre.
En esa separación y durante los primeros años de vida, las niñas y los niños comienzan a darse cuenta de que existe aquello que está bien y aquello que está mal, lo que se puede y lo que no se puede, lo correcto y lo incorrecto, lo que es ahora y lo que es después.
Y a partir de ese no, de ese padre que con su dirección y corte lo separa de su madre, se inaugura el deseo.
Ese niño, a partir de experimentar la falta, la ruptura, el no, habrá inaugurado un concepto único: el deseo. Algo que desconocía cuando estaba completo en ese vínculo exclusivo con su madre, cuando desconocía el no y, en consecuencia, su universo desconocía el deseo, porque el deseo solo aparece cuando hay algo que no tenemos.
Comenzarán a llegar terceridades sociales, familiares, religiosas, institucionales llenas de leyes y patrones de lo que sí y lo que no. Aparece la dualidad, conflictos de dos polos, siempre opuestos y disociados, lo correcto e incorrecto aprendido en función de las leyes que le han impuesto a esta niña o a este niño.
El psiquismo se va formando y estructurando de esta manera.
Según el modelo Diamante de enseñanza no tradicional hay algunos elementos muy importantes y fundamentales para completar la psiquis: el crédito, el valor y la capacidad de elegir y discernir. Como sé que estarás preguntándote qué es la Enseñanza Diamante, hago un pequeño paréntesis para que no te quedes con la intriga. Es una escuela iniciática de saberes integrados fundada y dirigida por Miguel Valls. Integra herramientas y disciplinas del mundo del ocultismo, la magia, el chamanismo y las enseñanzas iniciáticas. Es una manera nueva de entender y llevar a cabo el mundo de la magia con un calendario, mapas y simbologías propias que no existen en ningún otro lugar. La frecuencia Cristal y la enseñanza Diamante vibran en armonía para que la Tierra y los seres que la habitan evolucionen hacia un mayor nivel de conciencia, abundancia, virtud, coherencia y plenitud, aumentando su valor y desarrollando capacidades energéticas y psíquicas que todos los seres humanos poseen, aunque muy pocos las reconocen. Me honra ser parte de esta familia.
Ahora que ya sabes de que trata esta hermosa enseñanza podemos seguir. Un bebé recién nacido no tiene leyes, solo come, duerme y hace sus necesidades cuando quiere, ligado a un funcionamiento biológico.
A medida que crece se le imponen leyes y su universo se llena de sí y de no. Sin posibilidad de cuestionar.
Entonces, ¿cuándo completa el psiquismo el ser humano? ¿Cuándo integra el discernimiento? Creemos, ilusoriamente y también por construcción social, que cuando crecemos y nos independizamos, elegimos. ¿Elegimos? ¿Desde dónde elegimos? ¿En libertad? ¿En conexión con nuestro propio ser interior? ¿O creemos que elegimos, pero en realidad lo hacemos dentro de esa dualidad que nos sigue construyendo?
La clave, entonces, para vencer los no puedes, no sabes, no sirves, y trascender los patrones, lo conocido, lo asumido como verdad, está en la fuerza de nuestro deseo.
Esto se ve reflejado cuando somos adolescentes, por ejemplo, y con mayor o menor arrojo nos atrevemos a desafiar y cuestionar las leyes familiares o las palabras de los profesores en el colegio; cuando cuestionamos la religión asumida como verdad y de repente incorporamos un concepto más amplio de espiritualidad; cuando en el mundo íntimo soñamos y fantaseamos con ser todo eso que en la realidad aún no somos.
Todas, de alguna manera, hemos hecho ese recorrido. Primero nos interpretan y nos llenan de leyes que nos determinan, luego nos revelamos ante la autoridad más brutal o más sutil para luego elegir nuestra propia ley. Y cuando llegamos a este punto, dejamos de estar en guerra con nuestros padres e incluso nos nace darles las gracias por todo lo que han hecho, con lo bueno y lo malo, porque con la propia ley y la conciencia en el crédito personal, la fuerza del deseo y la existencia consciente ya no hay dualidad que separe.
Esto significa que en el universo primero se da la existencia única para luego dividirse en dualidad, para que veamos que todo tiene un sí y un no, para que aprendamos a elegir, a discernir qué amar, qué desear y de qué manera, qué queremos incluir en nuestra vida y qué no.
Pero muchas veces cuando crece nuestro cuerpo y cumplimos años, aún seguimos regidas y regidos por esas leyes, por esa dualidad aprendida. Sin poder trascenderla ni construir las propias.
Sucede que sentimos miedo, porque es más seguro y cómodo continuar con lo aprendido, que desaprenderlo. Nuestro deseo ha ido perdiendo fuerza y poder. Y así pasan los años y nos vamos secando, tristes y enmudecidas en nuestra esencia.
Hasta que algo irrumpe en forma de dolor, de enfermedad o hastío y comenzamos de a poquito o de golpe a escuchar esa voz que está en nosotras. Aunque nos cueste escuchar porque se siente muy lejana o no entendamos muy bien qué nos dice, ese es el momento mágico donde el despertar es posible.
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