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Prólogo

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Supe de Gurmukh a través de una amiga que había estudiado con ella durante años y seguía a pie juntillas sus enseñanzas. Cuando me quedé embarazada de mi primer hijo, mi amiga me dijo: «Tienes que asistir a sus clases. Te hará bien a ti y al bebé.» Mi amiga estaba tan entusiasmada que me acompañó a mi primera clase de yoga prenatal, y ¡eso sin estar embarazada!

Es imposible describir todo lo que me ha aportado ir a las clases prenatales de Gurmukh porque ¡ha sido tanto! Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue la unidad de grupo que había creado entre las embarazadas. No hay nada como compartir tiempo con mujeres que pasan por lo mismo que tú. Seas quien seas, tener a tu hijo se convierte en lo más importante del mundo para ti en un momento dado de tu vida, y eso crea un fuerte vínculo entre embarazadas. Fue una etapa increíble para mí, y todas las que asistíamos a clase nos hicimos grandes amigas. Seguimos en contacto. De hecho, aunque hace mucho que dimos a luz (y la mitad ya vamos por el segundo hijo), «las chicas del grupo del yoga», como nos autodenominamos, seguimos quedando una vez por semana.

Los conceptos y temas relacionados con el embarazo y el parto que Gurmukh y el resto de mujeres planteaban en la clase daban pie a maravillosas conversaciones. Era un espacio estupendo para compartir información y plantear dudas. Los temas que se abordaban en clase me animaron a buscar y plantearme opciones distintas al parto convencional.

Gracias a ello, decidí tener a mi hijo en casa, una experiencia que cambió mi vida. Cuando me quedé embarazada, di por sentado que iría al hospital, pediría la epidural y eso sería todo. Pensé que era lo que hacían todas las mujeres. No imaginaba que aún había mujeres que daban a luz en casa. Gracias a las referencias que me dieron mis compañeras de clase, encontré a comadronas maravillosas dispuestas a ayudarme y guiarme, pero lo que más me agradó de trabajar con ellas fue que jamás trataron de «dirigirme» o de hacer que mi parto encajase con un patrón preestablecido. Hace poco tuve a mi segunda hija, también en casa. Y aunque este segundo parto fue distinto al primero, en ambos casos las comadronas no intentaron controlar el proceso o convertirlo en lo que no era. Dejaron que mi cuerpo dirigiese el parto.

En gran medida, lo que me convenció para dar a luz a mis hijos en casa fue la confianza que me inspiraba Gurmukh y la fe en sus palabras. Ella piensa que el cuerpo de la mujer tiene el conocimiento y la fuerza necesarios para traer hijos al mundo. La conciencia de integrarme en un linaje de mujeres que habían vivido tan espectacular experiencia antes que yo me ayudó a controlar el miedo y a confiar en mí como mujer y en la habilidad natural de mi cuerpo. Adquirí así las herramientas que necesitaba para tener un parto natural en casa.

¿Qué te aconsejo a ti, lectora? De entrada, que te relaciones con otras mujeres embarazadas. Si no tienes la posibilidad de asistir a una case de yoga prenatal o de preparación al parto en tu zona, compra uno de los vídeos de Gurmukh, busca a otras mujeres embarazadas e ¡invítalas a hacer ejercicio contigo! Rodearte de personas que comparten tu experiencia y sentimientos es de vital importancia. Solo otra mujer embarazada permitirá que hables del asunto tanto como necesites.

En segundo lugar, y es posible que esto sea lo más importante, no tengas prisa porque tu embarazo termine. Sea lo que sea que te ocurra, vives un momento irrepetible. Si estás en las primeras semanas, no pienses en las ganas que tienes de sentir a tu bebé moverse dentro de ti. Si ya lo sientes, no sueñes con haber dado a luz ya. No anheles un momento distinto al que vives. Aunque tengas náuseas al despertar, disfruta el momento. Disfruta también las semanas previas a la fecha de salida de cuentas, a pesar del nerviosismo y de la inquietud ante lo que está por ocurrir. Disfruta plenamente de cada etapa, porque cada instante forma parte de la experiencia.

Sinceramente, yo no era una de esas mujeres a las que les encanta estar embarazadas, en el sentido de que no me encontraba ni más bella ni más sexy, como les ocurre a otras. En todas las clases de Gurmukh, llegado un punto, nos sentábamos con las manos alrededor de la barriga y cada una cantaba a su bebé. Al hacerlo, yo sentía el tremendo poder que tenemos las mujeres y que nos permite crear una nueva vida. Es inspirador y formidable.

Por último, quiero dedicar unas palabras a Gurmukh. Es una pena que no todo el mundo pueda asistir a una de sus clases y sentir su energía en directo. ¡Aunque sus clases están siempre tan llenas que se diría que todo el mundo está en ellas! Ella irradia una luz que llena toda la sala. La fuerza y confianza que transmite es maravillosa. Estoy segura de que, al leer estas páginas, sentirás la esencia de su sabiduría y su cariño.

Os deseo a todas un hermoso viaje hacia la maternidad.

Cindy Crawford

Kundalini yoga para embarazadas

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