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EXEMPLO IV
ОглавлениеDe lo que dijo un genovés a su alma, cuando se hobo de morir.
Un dia fablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et contabal su facienda en esta manera:
—Patronio, loado a Dios, yo tengo mi facienda asaz en buen estado et en paz, et he todo lo que me cumple segund mis vecinos et mis eguales, et por aventura más. Et algunos consénjanme que comience un fecho de muy grant aventura, et yo he grant voluntat de facer aquello que me consejan; pero por la fianza que en vos he, non lo quise comenzar fasta que fablase con vusco, et vos rogase que me consejásedes lo que ficiese en ello.
—Señor conde Lucanor—dijo Patronio—para que vos fagades en este fecho lo que vos más cumple, placerme hía que sopiésedes lo que conteció a un genués.
E el conde le rogó quel dijiese como fuera aquello.
E Patronio le dijo:
—Señor conde Lucanor: un genués era muy rico et muy bien andante segund sus vecinos. Et aquel genués adolesció muy mal, et de que entendió que non podía escapar de la muerte, fizo llamar a sus parientes et a sus amigos; et desque todos fueron con él, envió por su mujer et por sus fijos: et asentose en un palacio muy bueno donde parescía la mar et la tierra; et fizo traer ante si todo su tesoro et todas sus joyas, et de que todo lo tovo ante si, comenzó en manera de trebejo a fablar con su alma en esta guisa:
—Alma, yo veo que tu te quieres partir de mí, et non sé por que lo faces; ca si tu quieres mujer et fijos, bien los vees aquí delante tales de que te debes tener por pagada; et si quisieres parientes et amigos ves aquí muchos et muy buenos et mucho honrados; et si quieres muy grant tesoro de oro, et de plata, et de piedras preciosas, et de joyas, et de paños, et de mercandías, tu tienes aquí tanto dello que non te face mengua haber más; et si tu quieres naves, et galeas que te ganen et te traigan muy grant haber et muy grant honra, veslas aquí, o están en la mar que parece deste mi palacio; et si quieres muchas heredades, et huertas muy fermosas et muy delectosas, veslas do parescen destas finiestras; et si quieres caballos, et mulas, et aves, et canes para cazar et tomar placer, et joglares para te facer alegría et solaz, et muy buena posada mucho apostada de camas, et de estrados, et de todas las otras cosas que son y mester; de todas estas cosas a ti non te mengua nada, et pues tu has tanto bien et non te tienes ende por pagada nin puedes sofrir el bien que tienes, e pues con todo esto non quieres fincar et quieres buscar lo que non sabes; de aquí adelante, ve con la ira de Dios, et será muy nescio qui de ti se doliere por mal que te venga.
Et vos, señor conde Lucanor, pues, loado a Dios, estades en paz et con bien et con honra, tengo que non faredes buen recabdo en aventurar esto et comenzar lo que decides que vos consejan, ca por aventura estos vuestros consejeros vos lo dicen et por que saben que desque en tal fecho vos hobieren metido, que por fuerza habredes a facer lo que ellos quisieren et que habredes a seguir su voluntad des que fuéredes en el grant mester, así como siguen ellos la vuestra agora que estades en paz. Et por aventura cuidan que por el vuestro pleito enderezarán ellos sus faciendas, lo que se les non guisa en cuanto vos vivierdes en asosiego, et contescervos hía lo que decía el genués a la su alma; mas, por el mi consejo, en cuanto pudierdes haber paz et asosiego a vuestra honra, et sin vuestra mengua, non vos metades en cosa que lo hayades todo a aventurar.
E al conde plogo mucho del consejo que Patronio le daba. Et fízolo asi et fallose ende bien.
Et cuando don Johan falló este exiemplo, tóvolo por bueno et non quiso facer viesos de nuevo, sinón que puso y una palabra que dicen las viejas en Castiella: Et la palabra dice así:
Quien bien se siede non se lieve[10].
[10] El mismo asunto en Bromyard «Summa Praedicatorum». Y en Gobin cap. X de los Loups raviss.
Es en este exemplo, quizá donde por primera vez aparece un genovés en la literatura española, y es de notar que ya se le representa rico, comerciante, amigo de vivir bien y materialista en exceso, caracteres con los cuales ha de figurarse a todo lo largo de la producción dramática del siglo de oro. Olvida este interesante apólogo el erudito hispanófilo E. Mele en su magistral estudio I genovesi descritti dagli spagnoli (Fanfulla della Domenica, Roma, 6 de mayo de 1915.)