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EJEMPLO II

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De lo que contesció a un homne bueno con su fijo.

Otra vez acaesció que el conde Lucanor fablaba con Patronio, su consejero, et dijol: como estaba en grant coidado et en grant queja de un fecho que quería facer; ca, si por aventura lo ficiese, sabía que muchas gentes le trabarían en ello, et otrosí, si non lo ficiese, que él mismo entendíe, quel podrían trabar en ello con razón. Et díjole cuál era el fecho, et rogol quel consejase lo que entendía que debía facer sobre ello.

—Señor conde Lucanor—dijo Patronio—bien sé yo que vos fallaredes muchos que vos podrían consejar mejor que yo, et a vos dió Dios muy buen entendimiento, que sé, que mi consejo vos face muy pequeña mengua, mas pues lo queredes, decirvos he lo que ende entiendo. Señor conde Lucanor—dijo Patronio—mucho me placería que parásedes mientes a un ejiemplo de una cosa que acaesció una vegada a un homne bueno con su fijo.

E el conde le rogó quel dijiese, que como fuera aquello.

Et Patronio dijo:

—Señor, así contesció, que un homne bueno había un fijo; e como quier que era mozo segund sus días, era asaz de sotil entendimiento. Et cada que el padre alguna cosa quería facer, porque pocas son las cosas en que algún contrallo non puede acaescer, dicial el fijo: que en aquello que él quería facer, que veía él, que podría acaescer el contrario. Et por esta manera le partía de algunas cosas quel cumplían para su facienda. Et bien cred que cuanto los mozos son más sotiles de entendimiento, tanto son más aparejados para facer grandes yerros para sus faciendas; ca han entendimiento para comenzar la cosa, mas non saben la manera como se puede acabar, et por esto caen en grandes yerros, si non han quien los guarde dellos. Et asi, aquel mozo por la sotileza que había del entendimiento et quel menguaba la manera de saber facer la obra complidamente, embargaba a su padre en muchas cosas que habie de facer. Et de que el padre pasó grant tiempo esta vida con su fijo, lo uno por el daño que se le seguía de las cosas que se le embargaban de facer, et lo al, por el enojo que tomaba de aquellas cosas que su fijo le dicía, et señaladamente lo más, por castigar su fijo et darle ejiemplo como ficiese en las cosas quel acaesciesen adelante, tomó esta manera segunt aquí oiredes:

El homne bueno et su fijo eran labradores et moraban cerca de una villa. Et un día que facían y mercado dijo a su fijo: que fuesen amos allá para comprar algunas cosas que habían mester: et acordaron de llevar una bestia en que lo trajiesen: et yendo amos a mercado llevaban la bestia sin ninguna carga et iban amos de pié et encontraron unos homes que vinían daquella villa do ellos iban. Et de que fablaron en uno et se partieron los unos de los otros, aquellos homes que encontraron, comenzaron a departir ellos entre sí et dicían que no les parescían de buen recabdo aquel homne et su fijo, pues llevaban la bestia descargada et ir entre amos de pie. E el homne bueno, después que aquello oyó, preguntó a su fijo que quel parescía daquello que dicían. Et el fijo dijo, que decían verdat, que pues la bestia iba descargada que non era buen seso ir entre amos de pié: et entonce mandó el omne bueno a su fijo que subiese en la bestia.

Et yendo asi, por el camino fallaron otros homnes: et de que se partieron dellos, comenzaron a decir que lo errara mucho aquel homne bueno, porque iba él de pié que era viejo et cansado, et el mozo que podría sofrir laceria iba en la bestia. Preguntó entonce el omne bueno a su fijo que quel parescía de lo que aquellos dicían; et él dijol quel parescía que dicían razón. E estonce mandó a su fijo, que descendiese de la bestia et subió él en ella.

Et a poca pieza toparon con otros, et dijieron que facía muy desaguisado de dejar el mozo que era tierno et non podría sofrir laceria, ir de pié et ir el homne bueno que era usado de pararse a las lacerias, en la bestia. E estonce preguntó el homne bueno a su fijo que quel parescíe desto que estos dicían. Et el mozo dijol que segund él cuidaba, que dicían verdat. E estonce mandó el homne bueno a su fijo que subiese en la bestia porque non fuese ninguno dellos de pié.

Et yendo así, encontraron otros homes et comenzaron a decir que aquella bestia en que iban era tan flaca que a ves podría andar bien por el camino, et pues asi era, que facian muy grant yerro en ir entramos en la bestia. Et el homne bueno preguntó a su fijo, que quel semejaba daquello que aquellos homes buenos dicían: et el mozo dijo a su padre, quel semejaba verdat aquello. E estonce el padre respondió a su fijo en esta manera:

—Fijo, bien sabes que, cuando saliemos de nuestra casa que amos veniamos de pié et traíamos la bestia sin carga ninguna: et tu dicías, que te semejaba que era bien. Et despues fallamos homes en el camino que nos dijieron que non era bien, et mandete yo sobir en la bestia et finqué de pié; et tu dijiste, que era bien. Et despues fallamos otros homes que dijieron que non era bien, et por ende descendiste tu et subí yo en la bestia, et tu dixiste que era aquello lo mejor. Et porque los otros que fallamos dijieron que non era bien, mandete subir en la bestia comigo; et tu dijiste que era mejor que non fincar tu de pié et ir yo en la bestia. Et agora estos que fallamos, dicen que facemos yerro en ir entre amos en la bestia; et tu tienes que dicen verdat. Et pues que así es, ruégote que me digas que es lo que podemos facer en que las gentes non puedan trabar; ca ya fuemos entramos de pié, et dijieron que non faciamos bien; et fuí yo de pié et tu en la bestia, et dijieron que errábamos; et fu yo en la bestia et tu de pié, et dijieron que era yerro; et agora imos amos en la bestia, et dicen que facemos mal. Pues en ninguna guisa non puede ser que alguna destas cosas non fagamos e ya todas las ficiemos, et todas dicen que son yerros. Et esto fiz yo porque tomases ejiemplo de las cosas que te acaesciesen en tu facienda; ca cierto sey que nunca faras cosa de que todos digan bien; ca si fuere buena la cosa, los malos et aquellos a que se non sigue pro de aquella cosa, dirán mal della; et si fuera la cosa mala, los buenos que se pagan del bien non podrían decir que es bien el mal que tu feciste. Et por ende, si tu quieres facer lo mejor et más a tu pro, cata que fagas lo mejor et lo que entendieres que te cumple más, et sol que non sea mal, non dejes de lo facer por recelo del dicho de las gentes, ca cierto es que las gentes a lo demás siempre fablan en las cosas a su voluntad, et non catan lo que es más a su pro.

Et vos, señor Conde Lucanor, en esto que me decides que queredes facer et que recelades que vos trabarán las gentes en ello, et si non lo facedes que eso mismo farán, pues me mandades que vos conseje en ello, el mi consejo es este: que ante que comencedes el fecho, que cuidedes toda la pro e el dapno que se vos puede ende seguir, et que non vos fiedes en vuestro seso, et que vos guardedes que non vos engañe la voluntad, et que vos consejedes con los que entendiéredes que son de buen entendimiento, et leales et de buena poridat. Et si tal consejero non falláredes, guardat que vos non arrebatedes a lo que hobiéredes a facer, a lo menos fasta que pase un dia et una noche, si fuere cosa que se non pierda por tiempo. Et de que estas cosas guardáredes en lo que hobiéredes de facer, et lo falláredes que es bien et vuestra pro, conséjavos yo que nunca lo dejedes de facer por recelo de lo que las gentes podrían dello decir.

E el conde tovo por buen consejo lo que Patronio le consejaba. Et fízolo así, et fallose ende bien.

Et cuando Don Johan falló este ejiemplo, mandolo escribir en este libro, et fizo estos viesos en que está abreviadamente toda la sentencia deste ejiemplo. Et los viesos dicen así:

Por dicho de las gentes, sol que non sea mal,

Al pro tenet las mientes, et non fagades al[8].

[8] De los muchos textos que Knust cita por sus relaciones con este apólogo, basta la mención del VI capítulo del libro de Gobin Les coupes ravissantes: procede de una fábula esópica. La Fontaine tiene una con el mismo asunto. En España recuerdo el bello apólogo As Opiniós del poeta gallego J. Pérez Ballesteros, publicado en su libro Foguetes. Coruña, 1888, p. 151.

El conde Lucanor

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