Читать книгу El conde Lucanor - Infante of Castile Juan Manuel - Страница 17

EJEMPLO X

Оглавление

Índice

De lo que contesció a un homne que por pobreza et mengua de otra vianda, comía atramuces.

Otro día fablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta manera:

—Patronio, bien conosco a Dios que me ha fecho muchas mercedes, más quel yo podría servir, et en todas las otras cosas entiendo que está la mi facienda asaz con bien et con honra; pero algunas vegadas me contesce de estar tan afincado de pobreza que me paresce que querría tanto la muerte como la vida. Et ruégovos que algún conorte me dedes para esto.

—Señor conde Lucanor—dijo Patronio—, para que vos conortedes, cuando tal cosa vos acaesciere, sería muy bien que sopiésedes lo que acaesció a dos homnes que fueron muy ricos.

E el conde le rogó quel dijiese como fuera aquello.

—Señor conde Lucanor—dijo Patronio—, de estos dos homnes el uno dellos llegó a tan grand pobreza quel non fincó en el mundo cosa que pudiese comer. Et desque fizo mucho por buscar alguna cosa que comiese, non pudo haber cosa del mundo sinón una escudiella de atramices. Et acordándose de cuan rico solía ser e que agora con fambre era et con mengua había de comer los atramices que son tan amargos et de tan mal sabor, comenzó de llorar muy fieramente, pero con la grant fambre comenzó de comer de los atramices et en comiéndolos estaba llorando et echaba las cortezas de los atramices en pos de si. Et él estando en este pesar et en esta coita, sintió que estaba otro homne en pos dél et volvió la cabeza et vió un homne cabo dél, que estaba comiendo las cortezas de los atramices que él echaba en pos de si, et era aquel de que vos fablé de suso.

Et cuando aquello vió el que comía los atramices preguntó a aquel que comía las cortezas que porque facía aquello. Et él dixo que sopiese que fuera muy más rico que él, et que agora había llegado a tan grand pobreza et en tan grand fambre quel placía mucho cuando fallaba aquellas cortezas que él dejaba. Et cuando esto vió el que comía los atramices, conortose, pues entendió que otro había más pobre que él, et que había menos razón porque lo debía seer. Et con este conorte esforzose, et ayudol Dios, et cató manera en como saliese de aquella pobreza, et salió della et fué muy bien andante.

Et vos, señor conde Lucanor, debedes saber que el mundo es tal, et aun que Nuestro Señor Dios lo tiene por bien, que ningún homne non haya complidamente todas las cosas. Mas, pues en todo lo al vos face Dios merced et estades con bien et con honra, si alguna vez vos menguaren dineros o estudierdes en afincamiento non desmayedes por ello et cred por cierto que otros más honrados et más ricos que vos, estarán afincados, et que se ternían por pagados si pudiesen dar a sus gentes et les diesen aun muy menos de cuanto vos les dades a las vuestras.

Et al conde plogo mucho desto que Patronio le dijo, et conortose et ayudose él, et ayudol Dios, et salió muy bien de aquella queja en que estaba.

Et entendiendo don Johán, que este ejiemplo era muy bueno, fízolo poner en este libro et fizo estos viesos, que dicen así:

Por pobreza nunca desmayedes,

Pues otros más pobres que vos veedes[16].

[16] Recuérdese la décima de Calderón en La vida es sueño: «Cuentan de un sabio que un día—tan pobre y mísero estaba—que sólo se sustentaba—de unas hierbas que cogía».—Jornada I, escena II, que es una ajustada adaptación de este consejo.

El conde Lucanor

Подняться наверх