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EJEMPLO XII

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De lo que contesció a un raposo con un gallo.

El conde Lucanor fablaba con Patronio, su consejero, una vez en esta guisa:

—Patronio, vos sabedes que, loado sea Dios, la mi tierra es muy grande et non es toda ayuntada en uno. Et como quier que yo hé muchos lugares que son muy fuertes, he algunos que lo non son tanto, et otrosí otros lugares que son ya cuanto apartados de la mi tierra en que yo he mayor poder. Et cuando he contienda con mios señores et con mios vecinos que han mayor poder que yo, muchos homnes que se me dan por amigos et otros que se me facen consejeros, métenme grandes miedos et grandes espantos et consejanme que en ninguna guisa non esté en aquellos lugares mios apartados, sinón que me acoja et esté en los lugares más fuertes et que son bien dentro en mi poder: et porque yo sé que vos sodes muy leal et sabedes mucho de tales cosas como estas, ruégovos que me consejedes lo que vos semeja que me cumple de facer en esto.

—Señor conde Lucanor—dijo Patronio—, en los grandes fechos et muy dubdosos son muy periglosos los consejos, ca en los más de los consejos non puede homne fablar ciertamente, ca non es homne seguro a que pueden recodir las cosas, ca muchas veces veemos que cuida homne una cosa et recude despues otra, ca lo que cuida homne que es mal recude a las vegadas a bien, et lo que cuida homne que es bien recude a las vegadas a mal et por ende el que ha a dar consejo, si es homne leal et de buena entención, es en muy grant queja cuando ha de consejar, ca si el consejo que dá recude a bien non ha otras gracias sinón que dicen que fizo su debdo en dar buen consejo; et si el consejo a bien non recude, siempre finca el consejero con daño et con vergüenza. Et por ende este consejo en que hay muchas dubdas et muchos periglos placerme hía de corazón si pudiese escusar de non lo dar, mas pues queredes que vos conseje, et non lo puedo escusar, dígovos que querría muy mucho que sopiésedes cómo contesció a un gallo con un raposo.

E el conde le preguntó como fuera aquello.

—Señor conde—dijo Patronio—, un homne bueno había una casa en la montaña, et entre las otras cosas que criaba en su casa criaba siempre muchas gallinas et muchos gallos. Et acaesció que uno de aquellos gallos andaba un día alongado de la casa por un campo et andando él muy sin recelo, viólo el raposo et vino muy ascondidamente cuidándolo tomar. Et el gallo sintiolo et subió en un arbol que estaba ya cuanto alongado de los otros. Et cuando el raposo entendió que el gallo estaba ya en salvo, pesol mucho porque nol pudiera tomar et pensó en cual manera podría guisar quel tomase. Et entonce enderezó al arbol et comenzol a rogar et a falagar et asegurar que descendiese a andar por el campo como solía; et el gallo non lo quiso facer. Et desque el raposo entendió que por ningún falago non le podía engañar, comenzol a menazar diciendol que pues del non fiaba que él guisaría como se fallase ende mal. Et el gallo entendiendo que estaba en salvo non daba nada por sus amenazas nin por sus seguranzas.

Et des que el raposo entendió que por todas estas maneras non le podía engañar, enderezó al arbol et comenzó a roer en él con los dientes et dar en él muy grandes colpes con la cola. Et el cativo del gallo tomó miedo sin razón, non parando mientes en como aquel miedo que el raposo le ponía non le podía empecer, et espantose de valde et quiso foir a los otros árboles en que coidaba estar más seguro, que non pudo llegar al monte, mas llegó a otro arbol. Et de que el raposo entendió que tomaba miedo sin razón, fué en pos él et así lo llevó de arbol en arbol fasta que lo sacó et lo tomó, et lo comió.

Et vos, señor conde Lucanor, ha menester que pues tan grandes fechos habedes a pasar et vos habedes de parar a ello, que nunca tomedes miedo sin razón, nin vos espantedes de valde por amenazas, nin por dichos de ningunos, nin fiedes en cosa de que vos pueda venir grant daño, nin grand periglo, et pugnad siempre en defender et en amparar los lugares más postrimeros de la vuestra tierra et non creades que tal homne como vos teniendo gentes et vianda, que por non seer el lugar muy fuerte, podriedes tomar peligro ninguno. Et si con miedo o con recelo valdío dejardes los lugares de cabo de vuestra tierra, seguro sed que así vos irán llevando de logar en logar fasta que vos saquen de todo; ca cuanto vos et los vuestros mayor miedo et mayor desmayo mostrásedes en dejando los vuestros logares, tanto más se esforzarán vuestros contrarios para vos tomar lo vuestro. Et cuanto vos et los vuestros viéredes a los vuestros contrarios más esforzados, tanto desmayaredes más, et asi irá yendo el pleito fasta que non vos finque cosa en el mundo; mas, si bien porfiáredes sobre lo primero, sodes seguro, como fuera el gallo si estudiera en el primero arbol, et aun tengo que cumpliría a todos los que tienen fortalezas, si sopiesen este ejiemplo ca non se espantarían sin razón, cuando les metiesen miedo con engaños, o con cavas, o con castiellos de madera, o con otras tales cosas que nunca las farían sinón para espantar a los cercados. Et mayor cosa vos diré porque veades que vos digo verdat. Nunca logar se puede tomar sinón subiendo por el muro con escaleras o cavando el muro: pero si el muro es alto non podrán llegar allá las escaleras. Et para cavarlo bien cred que han mester grand vagar los que lo han de cavar. Et asi todos los lugares que se toman o es con miedo o por alguna mengua que han los cercados, et lo demás es por miedo sin razón. Et ciertamente, señor conde, los tales como vos et aún los otros que non son de tan grand estado como vos ante que comencedes la cosa, la debedes catar et ir a ella con grand acuerdo, et non lo pudiendo nin debiendo escusar. Mas, desque en el pleito fuéredes, non ha mester que por cosa del mundo tomedes espanto nin miedo sin razón; siquier debédeslo facer, porque es cierto que de los que son en los periglos, que muchos más escapan de los que se defienden, que non de los que fuyen. Siquier parat mientes, que si un periello quel quiera matar un grand alano, está quedo et regaña los dientes, que muchas veces escapa, et por grant perro que sea si fuye, luego es tomado et muerto.

E al conde, plogo mucho de todo esto que Patronio le dijo, et fízolo así, et fallose dello muy bien.

Et porque don Johan tovo este por buen ejiemplo, fízolo poner en este libro, et fizo estos viesos, que dicen así:

Non te espantes por cosa sin razón

Mas defiéndete bien como varón[18].

[18] Está la misma fábula en La Fontaine, fábula XVIII del Libro XII.

El conde Lucanor

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