Читать книгу El conde Lucanor - Infante of Castile Juan Manuel - Страница 16

ENXEMPLO IX

Оглавление

Índice

De lo que contesció a los dos caballeros con elleón.

Un día fablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta guisa:

—Patronio, grant tiempo ha que yo he un enemigo de que me vino mucho mal, et eso mismo a él de mi en guisa que por las obras et las voluntades estamos muy mal en uno. Et agora acaesció así; que otro homne muy más poderoso que nos entramos, va comenzando algunas cosas de que cada uno de nos recela quel puede venir muy grand daño. Et agora aquel mio enemigo enviome decir que nos aviniésemos en uno, para nos defender daquel otro que quiere ser contra nos, ca si amos fuéremos ayuntados, es cierto que nos podremos defender, et si el uno de nos se desvaría del otro, es cierto que cualquier de nos que quiera estroir aquel de que nos recelamos, que lo puede facer ligeramente. Et de que el uno de nos fuere estroido, cualquier de nos que fincare sería muy ligero de estroir. Et yo agora estó en muy grand duda de este fecho, ca de una parte me temo mucho que aquel mi enemigo me querría engañar et si él una vez en su poder me toviese, non sería yo bien seguro de la vida, et si grant amor pusiéremos en uno no se puede escusar de fiar yo en él et él en mi. Et esto me face estar en grant recelo. E de otra parte, entiendo que si non fuéremos amigos asi como me lo envía rogar, que nos puede venir muy grand daño por la manera que ya vos dije. Et por la grant fianza que yo he en vos et en el vuestro buen entendimiento, ruégovos que me consejedes lo que faga en este fecho.

—Señor conde Lucanor—dijo Patronio—, este fecho es muy grande et muy peligroso, et para que mejor entendades lo que vos cumple de facer, placerme hía que sopiésedes lo que contesció en Tunez a dos caballeros que vivían con el infante don Enrique.

Et el conde le preguntó como fuera aquello.

—Señor conde—dijo Patronio—, dos caballeros que vivían con el infante don Enrique en Tunez, eran entramos muy amigos et posaban siempre en una misma posada. Et estos dos caballeros non tenían más de sendos caballos, et así como los caballeros se querían muy grant bien, así los caballos se querían muy grand mal. Et los caballeros non eran tan ricos que pudiesen mantener dos posadas, et por la malquerencia de los caballos non podían posar en una posada, et por esto habían de vevir vida muy enojosa. Et de que esto les duró un tiempo et vieron que non lo podían más sofrir, contaron su facienda a don Enrique et pediéronle por merced que echase aquellos caballos a un león que el rey de Tunez tenía.

Et don Enrique les gradesció lo que decían muy mucho e fabló con el rey de Tunez. Et fueron los caballos muy bien pechados a los caballeros. Et metiéronlos en un corral do estaba el león. E cuando los caballos se vieron en el corral, ante que el león saliese de la casa do yacía encerrado, comenzáronse a matar lo más buenamente del mundo. Et estando ellos en su pelea, abrieron la puerta de la casa en que estaba el león, et de que salió al corral et los caballos lo vieron, comenzaron a tremer muy fieramente et poco a poco fuéronse llegando el uno al otro. Et desque fueron entramos juntados en uno, estovieron así una pieza, et enderezaron entramos al león et paráronlo tal a muesos et a coces que por fuerza se hobo de encerrar en la casa donde saliera. Et fincaron los caballos sanos, que les non fizo ningún mal el león. Et despues fueron aquellos caballos tan bien avenidos en uno, que comían muy de grado en un pesebre et estaban en uno en casa muy pequeña. Et esta avenencia hobieron entre sí por el grant recelo que hobieron del león.

—Et vos, señor conde Lucanor, si entendedes que aquel vuestro enemigo ha tan grand recelo de aquel otro de que se recela, et ha tan grant mester a vos porque forzadamente haya de olvidar cuanto mal pasó entre vos et él, et entiende que sin vos non se puede bien defender; tengo, que así como los caballos se fueron poco a poco ayuntando en uno fasta que perdieron el recelo et fueron bien seguros el uno del otro, que así debedes vos poco a poco tomar fianza et afacimiento con aquel vuestro enemigo. Et si fallardes en él siempre buena obra et leal en tal manera que seades bien cierto que en ningún tiempo por bien quel vaya, que nunca vos verná dél daño, estonce faredes bien et será vuestra pro de vos ayudar porque otro homne extraño non vos conquiera nin vos estruya, ca mucho deben los homnes facer et sofrir a sus parientes et a sus vecinos porque non sean mal traidos de los otros estraños. Pero, si vierdes que aquel vuestro enemigo es tal o de tal manera, que desque lo hobiésedes ayudado en guisa que saliese por vos de aquel peligro, que después que lo suyo fuese en salvo, que sería contra vos et non podríades dél ser seguro; si él tal fuer, fariades mal seso en le ayudar, ante tengo quel debedes estrañar cuanto pudierdes, ca pues viestes que, seyendo él en tan grand queja, non quiso olvidar el mal talante que vos había, et entendiestes que vos lo tenía guardado para cuando viese su tiempo que vos lo podría facer, bien entendedes vos que non vos deja logar para facer ninguna cosa porque salga por vos de aquel grand peliglo en que está.

E al conde plogo mucho desto que Patronio le dijo, et tovo quel daba muy buen consejo.

Et porque entendió don Johan que este exiemplo era bueno mandolo escribir en este libro et fizo estos viesos, que dicen así:

Guardatvos de ser conquerido del estraño

Seyendo del vuestro bien guardado de daño[15].

[15] Knust señala raras analogias entre este cuento y un hecho histórico «cuando el Rey don Alonso (X) quiso prender al Infante don Henrique». Biblioteca de Rivadeneyra, tomo LXVI, Crónica de Alfonso X, pág. 7. Es extrañísima la relación: Perseguido don Enrique por su hermano el Rey Sabio, se refugia en Túnez, sirve al Rey con valentía, tal prestigio logra entre los moros, que obligan al Rey a que lo eche del Reino; el Rey de Túnez prefiere matarlo, invítalo a una entrevista en un corral; hallándose solo don Enrique aparecen dos leones, de los que logra librarse con la espada y salir indemne.

El conde Lucanor

Подняться наверх