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FREUD PRESEMIÓTICO

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Detengámonos un momento en esta representación del discurso como estratificación de componentes encastillados desde lo simple hasta lo complejo, desde lo abstracto hasta lo concreto; y sobre el despliegue de la significación a través de esos niveles sucesivos, lo cual supone diversas conversiones hasta llegar a la superficie figurativa del discurso.

El lector familiarizado con la lingüística habrá percibido aquí, inmediatamente, la referencia implícita a la gramática generativa de N. Chomsky, quien postulaba también la existencia de estructuras profundas y de estructuras superficiales, aunque en el marco limitado de la generación de frases y no de discursos.

Pero es otro el acercamiento, menos visible, el que nos proponemos explorar ahora, porque permite ilustrar la especificidad de nuestra empresa psicosemiótica. Se trata de la referencia al Freud de la Traumdeutung [La interpretación de los sueños], brevemente evocada por el Diccionario en el artículo «Psicosemiótica»:

[…] aun cuando la Traumdeutung de Freud sea un trabajo notable de análisis semiótico al pie de la letra […]13.

Comencemos por un primer rasgo, que acerca de entrada la empresa de Freud a la del semiótico: el hecho metodológico importante que consiste en situar el análisis en la dimensión del discurso. Freud, como es sabido, va en busca del sentido global de un todo discursivo, el sueño contado, que, en un primer momento, se manifiesta como algo incoherente, absurdo, ininterpretable. No va en busca de elucidaciones puntales, a nivel de la palabra, ni del sintagma, ni siquiera de la frase: precisamente, lucha contra ese proceder en la interpretación del sueño, tan extendido, contra esa «lexicología simbólica» que se limita a aplicar una clave de los sueños, un diccionario de términos fijos, a las creaciones oníricas, asignándolos exclusivamente a fragmentos discursivos.

Y si Freud trabaja, de manera muy fina, sobre tal o cual fragmento de un sueño, lo hace siempre en función de una explicación global, para mostrar que el todo tiene un sentido permanente que consiste en la realización de un deseo. El semiótico reconocerá en ese gesto una unidad narrativa familiar: sueño, cuento, mito (y terapia) coinciden justamente en la puesta en discurso de una carencia y de su liquidación.

Segundo rasgo común a los dos procederes analíticos: la construcción necesaria de niveles distintos. Freud considera desde el inicio que es estéril quedarse en el nivel manifiesto del sueño (el relato inmediato del soñador) y que es necesario prever un nivel más profundo, construido por el análisis: ese es el nivel del contenido latente, el de los pensamientos del sueño. Y es justamente ese nivel el que permite acceder a la inteligibilidad del sueño, aunque se presenta primero en el nivel manifiesto como enigmático.

Vemos, pues, cómo se ha instalado un modelo estratificado que articula dos niveles de naturaleza distinta: uno directamente perceptible e incomprensible; el otro, por construir, que se abre sobre lo inteligible.

Y Freud va aún más lejos cuando indica que «[…] un nuevo trabajo se le impone. Debe buscar cuáles son las relaciones que se establecen entre el contenido manifiesto del sueño y los pensamientos latentes, y examinar el proceso por el cual estos han producido aquel»14.

Tercera similitud, que se aprecia en el importante problema de la conversión. ¿Cómo es transferida la significación de un nivel a otro, a la vez idéntica y diferente, complejizada, concretizada, figurativizada? Porque los pensamientos profundos del sueño están contenidos, sin duda, en el sueño contado, aunque no sean directamente discernibles.

Freud culmina su modelo generativo del sueño estudiando (en el largo capítulo titulado «El trabajo del sueño») los procedimientos de conversión que dan cuenta del paso del contenido latente al contenido manifiesto del sueño. Aquí uno de sus comentarios:

Queda establecido así que la condensación y el desplazamiento son los dos factores esenciales que transforman el material de los pensamientos latentes del sueño en su contenido manifiesto15.

Y Freud muestra ampliamente, con numerosos ejemplos, cuáles son las condiciones, las sobredeterminaciones del desplazamiento y de la condensación para que puedan operar el tránsito entre contenido latente y contenido manifiesto. Freud acude a la figuración, que supone la figurabilidad (uno piensa aquí en la problemática semiótica de la figurativización), procedimiento original que hace del sueño una suerte de acertijo [rébus], que da como resultado ese fenómeno que consiste en que «una expresión abstracta y descolorida de los pensamientos del sueño se convierta en una expresión imagínica y concreta»16.

Finalmente, Freud elabora el proyecto de una reconstrucción total del engendramiento de la significación en el sueño:

Sé muy bien cuál ha de ser el modo de demostración más claro y más decisivo: escoger un sueño modelo, desarrollar la interpretación […], luego, reunir los pensamientos del sueño que han sido descubiertos y reconstruir finalmente el proceso de la formación del sueño. Habremos completado así el análisis con la síntesis17.

Psiquiatría de la elipse

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