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LA GARGANTA, DE MAURICE SCÈVE
ОглавлениеLa gorge
Le hault plasmateur de ce corps admirable,
L’ayant formé en membres variable,
Meit la beaulté en lieu plus eminent,
Mais, pour non clorre icelle incontinent
Ou finir toute en si petite espace,
Continua la beauté de la face
Par une gorge y voirine et tresblanche,
Ronde et unie en forme d’une branche,
Ou d’ung pillier qui soustient ce spectacle,
Qui est d’amour le trescertain oracle,
Là où j’ai faict par grand devotion
Maint sacrifice, et mainte oblation
De ce mien cueur, qui ard sur son autel
En feu qui est à jamais immortel :
Lequel j’arouse et asperge de pleurs,
Pour eaue benoiste, et pour roses et fleurs
Je voy semant gemissemens et plainctz,
De chantz mortels environnez et pleins :
En lieu d’encens, de souspirs perfumez,
Chaulx et ardans pour en estre allumez :
Doncques, ô Gorge en qui gist ma pensée,
Des le menton justement commencée
Tu t’eslargis en ung blanc estomach,
Qu’est l’eschiquier qui faict eschec et mact
Non seullement les hommes, mais les Dieux,
Qui dessus toy jouent de leurs beaulx yeulx.
Gorge qui sers à ma dame d’escu,
Par qui amour plusieurs foys fut vaincu :
Car onc ne sceut tyrer tant fort et roide
Qu’il ait mué de sa volunté froide :
Pour non pouvoir penetrer jusque au cueur
Qui luy resiste et demeure vainqueur.
Gorge de qui amour feit un pulpitre,
Où plusieurs foys Venus chante l’epistre,
Qui les amans eschauffe à grand desir
De parvenir au souhaité plaisir :
Gorge qui est un armaire sacré
A chasteté deesse consacré,
Dedans lequel la pensée publique
De ma maistresse est close pour relique.
Gorge qui peult divertir la sentence
Des juges pleins d’asseurée constance,
Jusques à ployer leur severe doctrine
Lorsque Phirnes descuovrit sa poictrine.
Reliquiaire, et lieu trespretieux,
En qui Amour, ce Dieu sainct, glorieux,
Reveremment et dignement repose :
Lequel souvent baisasse, mais je n’ose,
Me coignoissant indigne d’aprocher
Chose tant saincte, et moins de la toucher :
Mais me suffit que de loing je contemple
Si grand beaulté, qu’est félicité ample.
O belle Gorge, O precieuse ymage
Devant laquelle ay mis pour tesmoignage
De mes travaux ceste despouille mienne,
Qui me resta depuis ma playe ancienne :
Et devant toy pendue demourra
Jusques à tant que ma dame mourra.
Maurice Scève 6
[La garganta]
[El alto plasmador de ese cuerpo admirable,
que lo formó con variedad de miembros
colocó la belleza en el lugar más eminente,
y por no terminar allí abruptamente,
y reducirla toda a tan pequeño espacio,
continuó la belleza del rostro
por una garganta marfileña y traslúcida,
redonda y unida en forma de rama,
o de pilar que sostiene ese espectáculo,
oráculo infalible de amor,
donde yo he hecho con gran devoción
numerosos sacrificios y múltiples oblaciones
de este corazón mío que arde sobre su altar
con fuego por siempre inmortal:
Al que rocío y asperjo con lágrimas,
en lugar de agua bendita, y en lugar de rosas y flores
voy sembrando gemidos y llantos,
envuelto por cantos mortales y lastimeros:
En lugar de incienso, suspiros perfumados,
cálidos y ardientes para estar inflamado:
Por tanto, oh Garganta, en la que mora mi pensamiento,
empezando exactamente desde el mentón
te extiendes hasta el blanco estómago,
tablero que da jaque mate
no solamente a los hombres, sino también a los Dioses,
que sobre ti juegan sus bellos juegos,
Garganta que sirves de escudo a mi dama,
con el cual fue vencido el amor en múltiples ocasiones:
Pues por más fuerte y tensamente que uno dispare
no cambia su gélida voluntad:
y no puede penetrar hasta el corazón
que le resiste y se mantiene vencedor.
Garganta de la que el amor hace púlpito,
desde el cual muchas veces Venus canta la epístola,
que enciende en los amantes el gran deseo
de llegar al placer tan añorado:
Garganta, armario secreto
consagrado a la diosa castidad,
dentro del cual el pensamiento público
de mi amada está guardado como una reliquia.
Garganta que puede alejar la sentencia
de los jueces más seguros de su constancia
hasta doblegar su severa doctrina como otra
Friné* que mostrara sus pechos.
Relicario, y lugar extremadamente precioso
en el que Amor, ese Dios santo y glorioso,
reverente y dignamente reposa:
que yo besaría con frecuencia, aunque no me atrevo,
pues reconozco que soy indigno de acercarme
a cosa tan santa, y menos a tocarla:
Me basta con contemplar desde lejos
tan excelsa beldad, para sentir inmensa felicidad.
Oh bella Garganta, oh preciosa imagen
ante la cual pongo como testimonio
de mis trabajos este despojo mío,
que me quedó de mi antigua llaga:
y ante ti colgado quedará
hasta que mi dama muera].