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La alternancia narrativa: El don o la prueba

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Las cuatro grandes temáticas que hemos destacado participan de dos esquemas narrativos diferentes, uno se basa en la conquista de un objeto y pertenece al tipo narrativo de la prueba, el otro se apoya en la transferencia de objetos de valor, y corresponde al esquema narrativo del intercambio contractual. En el primer esquema, un solo objeto está en juego, y el conflicto entre los sujetos evoluciona en función del desequilibrio que existe entre su respectivo poder hacer (desequilibrio al que contribuye, por ejemplo, la garganta en cuanto escudo, o en cuanto armario cerrado). En el segundo esquema narrativo, son dos objetos los que están en juego, uno como don, el otro como contra-don, y la relación entre los sujetos evoluciona en función de la transferencia de objetos del uno al otro.

El juego de ajedrez y el torneo son dos versiones pragmáticas —es decir, cuyas metas son inmediatamente prácticas— del esquema narrativo de la prueba; la persuasión epistolar o jurídica es la versión cognitiva de esta.

La producción y la contemplación estética, de una parte, y la devoción a lo sagrado, de otra, son las dos fases del intercambio contractual (don y contra-don); la transición de una a otra implica además una recategorización (de la producción plástica hacia el ritual religioso, de lo estético a lo sagrado), y una clave aspectual diferente (el terminativoralentizado” vs el iterativo); la validez del intercambio supone únicamente la equivalencia axiológica entre los términos del intercambio y no la estricta identidad semántica: hemos visto cómo, al final del poema, la obra poética se colocaba frente a frente de la imagen santa, en contraparte del don, y cómo el testimonio respondía a la antigua llaga.

En suma, si las diversas isotopías figurativas implicadas en las analogías retóricas se concentran en cuatro organizaciones temáticas, estas a su vez pueden reducirse a dos esquemas narrativos: uno basado en la apropiación (o sea, un sujeto hace de tal modo que obtiene por su propia cuenta un objeto que pertenece a otro sujeto), otro basado en la renuncia (un sujeto se separa de un objeto en beneficio de otro sujeto).

No obstante, si se observa más de cerca, cada una de las cuatro temáticas ocupan una posición específica, con respecto a la evolución de la relación intersubjetiva.

1. Por lo que concierne a la contemplación, la relación intersubjetiva está saturada y equilibrada: el primer actante da forma y produce, el segundo contempla; cada uno representa el papel que le ha sido asignado. Podríamos decir en ese caso que la relación consiste en un acuerdo total, es una forma de comunión o de cooperación.

2. En la devoción se instala un desequilibrio, puesto que solo el “devoto” se expresa y representa su papel; globalmente, en efecto, en el nivel del poema completo, la instancia de lo sagrado no responde al juego: o bien la garganta-altar es tratada como el continente del pensamiento de Ego:

… Gorge en qui gist ma pensée

y no como el del pensamiento de la dama, o bien, como se precisa en el segmento 6 (cf. supra), el pensamiento de la dama queda encerrado allí. Se puede suponer, como ya lo hemos sugerido, que si la oración no recibe respuesta es porque debe ser concebida también como una respuesta ritual a la propuesta de contemplación estética. Como la relación no está afectada ni por una evaluación negativa ni por un coeficiente conflictivo, diremos que es una relación de conciliación y hasta de compromiso.

3. En la confrontación polémica, el conflicto directo, lúdico o físico, simulado o real, nos indica una relación intersubjetiva de antagonismo, equilibrado en cuanto a los roles: uno ataca, el otro resiste y saca ventaja.

4. Finalmente, por lo que se refiere a la comunicación persuasiva, la relación polémica se debilita en dos sentidos: (i) en primer lugar, es indirecta en el sentido en que la persuasión permite evitar la confrontación directa, e implica al menos que el otro sujeto acepte escuchar, y (ii) está desequilibrada, al igual que la devoción, por la ausencia de respuesta de la partenaire. El rodeo por la historia de Friné confirma, por otro lado, que ahí no puede haber respuesta: solamente la dama está autorizada a persuadir. Hemos de convenir en que ese compromiso, en el seno mismo de las relaciones polémicas, tiene al menos carácter de desacuerdo, incluso de disensión.

Las cuatro relaciones intersubjetivas invocadas se organizan sin dificultad según el principio del cuadrado semiótico: la cooperación y el antagonismo son los contrarios, dotados de sus respectivos contradictorios, los cuales suspenden su efecto por negación, a saber, respectivamente: la disensión suspende la cooperación, y la conciliación suspende el antagonismo. Los dos tipos de alabanza (valoración e instrumentalización) determinan la polarización positiva o negativa del conjunto.

El esquema siguiente propone una síntesis:


Una solución semejante presupone, desde el punto de vista del método, que cada una de las diferentes isotopías implicadas en la descripción esté controlada por un punto de vista específico, y que el conjunto de esos puntos de vista constituya un sistema único compuesto por diversas posiciones interdefinidas. Estamos ahora en condiciones de definir con mayor precisión el contenido axiológico del sistema que se perfila.

Semiótica y literatura

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