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I.5 EL DESLINDE ENTRE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA (RSC) Y EL GOBIERNO CORPORATIVO

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Al tratar el gobierno corporativo resulta conveniente prestar atención a un concepto que pudiera resultar afín, y que sería susceptible de causar cierta confusión. Me refiero a la responsabilidad social corporativa (RSC), también conocida como responsabilidad social de las empresas (RSE).

Esta responsabilidad social corporativa comienza su andadura hacia los años 70 del pasado siglo131, y evoluciona hasta hoy, cuando ya ha sido asumida por la gran mayoría del sector empresarial, en un contexto de debate sobre sus concretos objetivos y alcance132. De hecho, el concepto de responsabilidad social corporativa no es fácil de definir, pudiendo existir delimitaciones conceptuales con distintas orientaciones.

Así, la doctrina ha oscilado desde una mera preocupación por la máxima obtención de beneficios y el cumplimiento de las leyes como finalidades sociales de las empresas133, a la toma en consideración de cualquier impacto del actuar empresarial en la sociedad134. De entre las posibles alternativas puede destacarse, por su capacidad sintetizadora, la que considera a la responsabilidad social corporativa como el compromiso permanente de una empresa para contribuir al desarrollo económico, y al mismo tiempo mejorar la calidad de vida de los empleados y sus familias, así como de la comunidad y de la sociedad en su conjunto135.

Las distintas definiciones vinculan la responsabilidad social corporativa con el impacto del actuar de las empresas en la situación de diversos colectivos o grupos interesados (trabajadores, Estado, sociedad en general, medio ambiente...), subrayando el deber de asumir la responsabilidad de mitigar las externalidades que puedan considerarse negativas. En este sentido, para poder entender que una entidad está siendo socialmente responsable, la misma deberá integrar las cuestiones sociales, medioambientales y éticas en su operativa y estrategia136. Para alcanzar este objetivo deberá cohonestarse la maximización del valor creado para los accionistas, con la identificación, prevención y atenuación de las eventuales consecuencias adversas para otras partes interesadas137.

Sea como fuere, esta responsabilidad social corporativa está conectada con el gobierno corporativo de las sociedades. De hecho, a la hora de analizar la responsabilidad social corporativa se recurre al concepto ASG, que se refiere a la terna de componentes que integran la RSC, representativos de las dimensiones en las que ha de incidir tal responsabilidad: Ambiental (A), Social (S) y Gobernanza (G)138. Mientras que las facetas medioambientales y sociales obedecen a las relaciones de la empresa con el exterior, la orientación de gobernanza se centra en el gobierno interno y corporativo de las compañías.

En este sentido, la gobernanza (G) podría entenderse incluida dentro de la responsabilidad social corporativa, siendo esta última de una mayor extensión. La referida relación entre ambos conceptos se hace también patente en el reconocimiento, en algunos de los textos de referencia en materia de gobierno corporativo, de la importancia de atender a la responsabilidad social corporativa como vía para tutelar los intereses de grupos y sujetos distintos de los accionistas139.

Sin perjuicio de lo anterior, y pese a que pueda propugnarse este enfoque amplio, en el que el gobierno corporativo sería parte integrante de la responsabilidad social corporativa, lo cierto es que el gobierno corporativo tiene una importancia y protagonismo muy superiores al de la RSC140. Y es que el gobierno corporativo cuenta con un desarrollo propio, una doctrina y análisis particulares, y ha sido objeto de una regulación vinculante de la que carece la responsabilidad social corporativa, que todavía queda en el ámbito de la voluntariedad.

Todo ello llevará a que, en este trabajo, pese a que la responsabilidad social corporativa se reconozca fundamental para la gestión empresarial, el gobierno corporativo se conciba y plantee como una realidad diferente y autónoma de dicha RSC.

La nueva supervisión del gobierno corporativo de la banca

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