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Enero 24
Casa de oración para todas las naciones

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“y les enseñaba diciendo: ¿no está escrito: mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Marcos 11:17)

En los dos primeros capítulos de Hechos, los discípulos solo estaban esperando en Dios. Mientras estaban allí sentados, adorando, teniendo comunión con Dios, permitiendo que Dios los moldeara y limpiara sus espíritus y que hiciera esas operaciones del corazón que solo el Espíritu Santo puede hacer, nació la iglesia. El Espíritu Santo fue derramado.

¿Qué dice eso acerca de nuestras iglesias de hoy, al haber dado Dios nacimiento a la iglesia en una reunión de oración cuando en realidad hoy en día son pocos los cristianos que en realidad oran?

Muchos de nosotros nos quejamos porque han quitado la oración de las escuelas y cualquier señal que tenga que ver con Cristo de los lugares públicos o los mandamientos, pero la verdad es que muchos de los que se quejan ni siquiera acuden a una reunión de oración en las iglesias. No hay oración en las escuelas, pero tampoco en las iglesias las personas acuden en masa a las reuniones de oración.

Los emperadores romanos tampoco permitían que se orara en las escuelas. Pero los primeros cristianos estaban más preocupados en lo que ellos hacían y no en lo que los gobernantes permitían.

¿Cómo podía cualquier emperador por poderoso que fuera detener a Dios? ¿Cómo podían los demonios del infierno, aun con todos sus ejércitos y potestades y principados de maldad, impedir el avance del pueblo de Dios que se llenaba de vitalidad nueva cada día, cuando se reunían a orar e invocar al nombre que es sobre todo nombre?

Los apóstoles tenían una forma de obrar que los caracterizó hasta cuando murieron. ¿Estaban en una dificultad? Oraban. ¿Los intimidaban? Oraban. ¿Los desafiaban? Oraban. ¿Los perseguían? Oraban.

Esa iglesia recién nacida, que no tenía recursos económicos, que se enfrentaba a un gran poder pagano, que no tenía gran influencia en el mundo de ese entonces, se disponía a ganar al mundo entero para Dios por medio del Señor Jesucristo resucitado y vencedor. Ellos oraban y Dios respondía. Estos hombres no solo decían sus oraciones, sino que las vivían. Hay poder cuando el pueblo de Dios ora y confía en el Creador de este universo.

Así que este es un buen día para que revises tu vida de oración. ¿Estás fomentando una profunda relación con Dios? ¿Has comprendido a cabalidad de donde viene el verdadero poder en este mundo?

La casa de Dios es casa de oración y sus hijos son guerreros que saben ponerse en la brecha e interceden con poder, dominio y autoridad. ¿Eres tú uno de ellos?

Oración:

Amado Dios, sé que tú has llamado a cada creyente a la oración continua. Y además sé que la oración rompe barreras, destruye las artimañas del enemigo, sensibiliza nuestros corazones y nos conecta contigo. Por lo tanto hoy quiero ser ese tipo de creyente que no se detiene de tocar las puertas del cielo. Dame cada día un corazón dispuesto para buscarte y encontrarte desde la mañana hasta el ocaso. Sé que así mi vida se convertirá en un fluir de tu presencia y podré realizar la obra para la cual he sido llamado/a. Amén.

Una semilla para cada día

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