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Enero 27
Permaneced en mí

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“y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”

(1 Juan 2:17)

En el mundo de hoy de cambios vertiginosos, de tecnologías avanzadas, de novedades constantes. Muchas personas se han dejado envolver por lo atractivo del mercado que los invita a comprar siempre lo último, a ir cambiando constantemente de acuerdo a lo que las grandes compañías van creando.

Y lo que es novedoso hoy, mañana será obsoleto, lo que hoy es de última moda, mañana será desechado.

Por eso a las personas les cuesta demasiado permanecer en algo sin tener la tentación simplemente de probar algo “novedoso” o de buscar las nuevas alternativas que están disponibles.

Uno de los grandes desafíos de la vida cristiana es el permanecer en las cosas que se nos han enseñado. Puede ser que hayamos recibido al Señor, puede ser que de una manera genuina hayamos abierto nuestro corazón a Jesús e intentemos vivir de acuerdo a los valores de la vida cristiana, pero es necesario permanecer en aquello que hemos recibido de parte de Dios.

Siempre habrá quienes nos inviten a probar algo diferente. Siempre aparecerán aquellos que nos dirán que no hay una verdad absoluta y que es válido intentar alternativas. Pero en realidad esto solo son artimañas del enemigo para desviarnos de la voluntad que Dios desea colocar en nuestra vida.

Jesús dio el significado de la frase “permanecer en Cristo” cuando se comparó a una vid y a los creyentes como sus sarmientos: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4).

Ese retrato nos ilustra la unión vital que existe entre los cristianos y Jesucristo.

La palabra “permaneced” básicamente quiere decir “quedarse”. Cada cristiano está inseparablemente enlazado a Cristo en todas las áreas de su vida.

Nosotros dependemos de Él por la gracia y el poder para obedecer. Nos fijamos obedientemente en Su palabra para instruirnos en cómo vivir. Le ofrecemos nuestra profunda adoración y alabanza, y nos sometemos a Su autoridad sobre nuestras vidas.

Los cristianos conocemos a Jesucristo como la fuente y sustento de nuestras vidas.

Ten cuidado con las “ofertas del mundo”. Es posible que por estar buscando algo diferente termines apartándote de lo eterno. No vale la pena arriesgar tanto por tan poco. Este es un día para permanecer en Él y en su Palabra.

Esta es la verdadera novedad de vida y eternidad segura.

Oración:

Señor Jesús, entiendo tu llamado a permanecer en ti. Eso quiero hacer en este día y en todos los días de mi vida. No quiero apartarme ni por un segundo de tu divina presencia, ni de tu cuidado permanente. Sé que si habito al abrigo del Altísimo, moraré bajo la sombra del Omnipotente y tú serás mi esperanza y mi castillo. No quiero alejarme de ti jamás. Amén.

Una semilla para cada día

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