Читать книгу El cuervo y la serpiente - Jorge Muñoz Gallardo - Страница 11
El viaje de Colón
ОглавлениеBuscando financiamiento para su viaje a las Indias, Colón acudió a la generosidad de la reina Isabel de Castilla. La soberana reunió a los sabios y les presentó al intrépido marinero que los desafió a parar un huevo. Es necesario recordar que en esos tiempos se creía que la tierra era plana. Todos lo intentaron, pero fracasaron. Colón lo colocó por la parte más ancha y, aplastándola suavemente, consiguió que permaneciera en pie. Así obtuvo el aplauso de los sabios, la admiración de los nobles, la aprobación a su proyecto y el apoyo incondicional de la reina Isabel que, según cuenta la historia, vendió sus joyas para reunir dinero; cosa que cualquier mujer no habría hecho, sin embargo, eso es entrar en especulaciones un tanto turbias en cuanto a la decencia de Isabel. El asunto es que Colón paró el huevo. Los sabios, siendo tal vez muy viejos, no lo pararon. Colón consiguió tres barcos y tripulación. Y las gentes de la península se entusiasmaron con el descubrimiento, y surcaron las aguas. Gente no muy santa según las malas lenguas, incluyendo una lengua tan hábil y respetable como la de don Miguel de Cervantes que en su obra El celoso extremeño desliza algunos comentarios sobre la mala calidad de los viajeros al nuevo mundo. Poco a poco, con creciente entusiasmo, se repitieron los viajes, los saqueos, la complicidad entre la cruz y la espada para llenar los bolsillos privados y las arcas de la corona. Pero, lo más lamentable es que los historiadores no han valorado como es debido la importancia del huevo en el descubrimiento del nuevo mundo.