Читать книгу El cuervo y la serpiente - Jorge Muñoz Gallardo - Страница 7
Mentiras y perdices
ОглавлениеMientras compartía unas perdices asadas con su discípulo, Alejandro Magno, el gran Aristóteles le dijo: “El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”. Esto es la pura verdad, no solo porque lo dijo Aristóteles, sino también por las circunstancias en que lo dijo: comiendo perdices, algo que siempre estimula la inteligencia y la amistad. Siendo tan verdadero, se ha transmitido a través de los siglos derivando en fábulas como la de Pedrito y el Lobo, donde Pedrito es el embustero y el Lobo la mentira que se convierte en verdad. Tanto el imaginativo Pedrito como el lobo feroz pueden comer perdices asadas, porque la fiera es bastante ecléctica en sus gustos alimenticios, los que pueden ir desde un niño mentiroso hasta un cordero. Claro que esto último no guarda relación con Aristóteles y menos aún con Alejandro Magno, al que nada le importaba Pedrito, pero con niños, lobos y perdices, cualquiera se confunde.