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Hormiguero

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Un proverbio chino dice: “El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él”. Esto es muy cierto porque si las hormigas son voraces hacen saltar a cualquiera, por duras que tenga las nalgas. Si el necio continúa sentado en el hormiguero, pese a la acción organizada y eficiente de las hormigas, más que otra cosa es un completo imbécil. Y si en lugar de un hormiguero fuera un avispero, el pobre sujeto acabaría en el hospital. De modo que no solo el sabio deja de estar sentado en tan singular asiento, el hombre común también saldrá cuanto antes de aquel sitio. La responsabilidad en este caso no es de las hormigas, sino del intruso que se instala en propiedad ajena. De modo que el hormiguero, avispero o termitero, por aludir a unos cuantos de los insectos que viven en comunidades, será un bastión defendido por sus iracundos moradores. Ya saben sabios y necios, ¡hay que respetar los hormigueros!

El cuervo y la serpiente

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