Читать книгу Catacumba - Jorge Rivas Tride - Страница 22

Jueves 27 de Abril 1820 Por fin tenía en mi poder la deseada lámpara, sabía muy bien dónde ocultarla, sabía además que, desde aquel lugar, tenía el tiempo suficiente para apagarla apenas escuchara el crujido de la puerta. Apenas quedé solo, me acomodé en dicho escondite y cogí el libro, pero mi mano rozó aquella cadena con su medalla que tanto me intrigaba.

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―¿Cómo pude haberla olvidado?

De inmediato la acerqué a la luz, era de plata envejecida. Su abultada medalla era una elipse de seis centímetros de largo por tres de ancho, recorrí con mis pequeños dedos su hermoso tallado, al tomarlo por los bordes, se abrió. Luego de la sorpresa inicial, lo acerqué un poco más a la luz para observarlo y en su interior habitaba el más prolijo dibujo que había visto en mi vida: la imagen de una bella mujer de pelo liso y largo que bajaba más allá de sus hombros hasta perderse, era más joven y mucho más hermosa que todas mis tías, su mirada risueña y su rostro ovalado parecían no ser de este mundo, sin embargo, me resultó bastante familiar; algo en sus rasgos tenía de Matilde, incluso de las otras dos.

Aquella imagen me provocaba una sensación de tranquilidad que superaba incluso a la que sentía con Matilde. Antes de ir a la cama permanecí por mucho tiempo en posición fetal y, dejando todo lo demás a un lado, contemplaba aquella bella imagen; estaba decidido, aquel medallón era mío y lo cuidaría tanto o más que a ese collar de madera.

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