Читать книгу Catacumba - Jorge Rivas Tride - Страница 31

Viernes 5 de Mayo de 1820 Permanecí en mi nueva cama acostado en posición fetal, hacía tres días que tía Matilde no se hacía presente y, por mi parte, no me atrevería a preguntar a Ana ni a Clotilde, tampoco me animé a preguntar por aquella mujer de extraño aspecto que me desagradó e impidió la salida. Mis lágrimas corrieron hasta mojar la almohada por la culpa que me causaba la ausencia de Matilde, pensaba con dolor: “A lo mejor Ana la mató”. Ταροτ Μ{τιχο Así, Matías confirmó de una vez por todas lo que siempre había imaginado, lo que siempre había temido; era ella quien tenía el poder, una palabra de solo tres letras que resonaba contundente y fuerte como un trueno, la más dura, la más alta, la más firme, la de uñas más largas y la mirada más penetrante. Aprendió de una buena vez que lo dicho por Ana se hacía sin cuestionar, ni siquiera las otras dos tías se atrevían, por ende, a Ana se le obedecía, Ana es la que ruge, Ana es quien domina, Ana tiene pene, ella es Ana, la que manda.

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IV. El Emperador, Zeus, Aries, Fuego, Marte, Rojo

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