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La hibridación
ОглавлениеOtra característica —aunque no siempre presente en el microrrelato— que puede contribuir a determinar su configuración y tipificación reside en su capacidad de asimilación de otras formas genéricas14. Se trata en este caso, nuevamente, del problema de la hibridación, para lo cual Siles (2007) —quien se apoya en las formulaciones de Mijaíl Bajtín (1991)— señala:
… el microrrelato lleva a cabo dichos procesos de manera explícita y los exhibe de modo especial en numerosos textos […] Sus diversas realizaciones producirían, a escala reducida la misma operatoria que Bajtin indica en la novela, concebida como un discurso de discursos: un género elástico y plurilingüe capaz de absorber y fagocitar otros géneros, técnicas, convenciones y modalidades textuales, tanto literarios como extraliterarios. (pp. 104-105)15
Más allá del indiscutible parentesco que el microrrelato guarda con el cuento —particularmente en lo que atañe al papel de la brevedad y economía de recursos—, una forma de entender mejor su naturaleza transgenérica y desarrollo histórico como modalidad discursiva residiría en proponer un paralelismo con la novela moderna, lo cual podría permitirnos entender de qué manera el microrrelato lleva a cabo una “puesta en abismo” inédita e innovadora de algunos de los mecanismos que ya habían sido adoptados por la novela a lo largo de su desarrollo histórico —entre ellos, la intertextualidad, la apropiación de estilos y registros, la asimilación de otros géneros y modalidades discursivas (como el ensayo, el poema, la carta, el diario, entre otros), y la adopción de nuevas categorías estéticas (lo grotesco, la parodia, la ironía, el humor, entre muchas otras)—. Desde esta perspectiva, el microrrelato presenta una capacidad de asimilación de todo tipo de discursos y constituye un ejemplo paradigmático de cómo las relaciones al interior del sistema literario deben ser sometidas a una constante reestructuración. Por ello, desde sus inicios y, a diferencia de lo que ocurre con otros géneros literarios o modalidades discursivas16, el microrrelato se constituye como un territorio o espacio en el que la experimentación formal y lingüística adquiere un papel central.
Otro tipo de factores, vinculados ya no exclusivamente a la configuración del campo literario sino a las transformaciones operadas en la estética y culturas de los siglos XX y XXI17, podrían haber intervenido en el desarrollo del microrrelato y, más precisamente, en la configuración de su hibridación, rasgo que, en última instancia, lo acercaría a discursos extraliterarios situados, por ejemplo, en el ámbito de la cultura de masas (tales como la crónica periodística o el texto publicitario), que se ajustan a patrones de producción y consumo que influyen poderosamente en la naturaleza de los mensajes. La brevedad del microrrelato, así como su naturaleza proteica e híbrida, en ese sentido, se justificaría en la medida en que reproduce la experiencia de un lector inserto en una cultura que privilegia la fugacidad y velocidad como modos de consumo de la información, así como la serialización de sus mensajes.