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Introducción

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A la par de otros géneros, considerados hasta no hace mucho tiempo como “menores”, “laterales” o “simples curiosidades” —la narrativa de orientación fantástica, la ciencia ficción y el policial—, hoy asistimos a una progresiva emergencia y establecimiento del microrrelato en el Perú. No solo es posible rastrear tal proceso en escritores jóvenes, nacidos desde fines de los cincuenta, sino en creadores mayores, lo que supone la existencia de una tradición invisibilizada en algún momento por la crítica, ante el cultivo de la novela como forma narrativa hegemónica.

La presente antología comentada busca dar cuenta de ese proceso mediante una aproximación teórico-histórica que no pretende ser la palabra definitiva al respecto, sino que contribuya positivamente a la construcción de un panorama de tal escritura en el país. Otros investigadores, como Óscar Gallegos (2015), intentan realizar la misma tarea, con sus propios recursos metodológicos y alcances. Y es de suponer que en los próximos años los artículos, tesis, antologías críticas y estudios en torno del tema proliferarán. Con ello, el conocimiento sobre el microrrelato peruano se incrementará, propiciando así una recomposición de la narrativa, a lo que ya han aportado las prácticas mencionadas al inicio.

Dado el interés actual en estos géneros, este volumen quiere instalarse en un territorio que guíe a los investigadores y a los estudiantes de literatura o áreas afines y los ponga en autos del “estado de la cuestión”. Por otro lado, es una puerta que se abre para el público no especializado, que se interesa en la comprensión de la identidad que el microrrelato asume en nuestras letras, sin perder de vista el hecho de que también se trata de un fenómeno continental. Los congresos y diversas plataformas (revistas físicas y virtuales) confirman que el desarrollo del género en Hispanoamérica atraviesa por un momento de auge inusitado, pero quizás comprensible en el fondo.

La posmodernidad ha anulado —o por lo menos colocado en tela de juicio— muchas certezas que parecían incuestionables. El concepto de lo hegemónico pierde consistencia y los antiguos centros de los sistemas culturales entrevistos como conjuntos de piezas inmóviles se ha visto reemplazada hoy por una visión más objetiva y flexible de lo que está ocurriendo con las narrativas expulsadas hacia los bordes o límites. La única verdad es que ya no existen afirmaciones incuestionables de una crítica prescriptiva que determina lo digno de rescatarse o no, o que debe ser aceptado o rechazado por el canon.

Para cumplir con sus propósitos, el volumen se ha dividido en tres partes: una aproximación teórica, un panorama previo y la selección antológica propiamente dicha. La primera responde a la necesidad de dotar al conjunto de un sustento basado en la bibliografía sobre el tema. La segunda, explicar desde la mirada histórica cómo se articuló el género en el país. La tercera habla por sí sola: el corpus, que era mucho más extenso y variado de lo que las primeras estimaciones suponían.

El primer capítulo, titulado “El microrrelato: una aproximación teórica”, explora los principales avances que se han llevado a cabo en torno de una teoría adecuada al género. A la luz de lo investigado, se impone cada vez con más holgura la idea de que esta práctica cuenta con sus propios mecanismos de creación. De ahí que se destaquen algunas propuestas valiosas, como las de Lagmanovich (2006), Siles (2007) o Calvo (2012), defensores de la autonomía del microrrelato frente a “otras formas narrativas”. De acuerdo con ciertos consensos, estos textos se caracterizan por la presencia de las siguientes características: la ficcionalidad, la brevedad, la narratividad, la hibridación y la unidad. Todas ellas nacen, es evidente, de aspectos que la teoría literaria ya había adoptado en etapas precedentes, aunque no debe soslayarse que, por ejemplo, la llamada “ficcionalidad” deba ser sometida a una revisión permanente, puesto que los afanes experimentales de muchos escritores han hecho de la “autonomía de lo narrado” o de “lo verosímil” categorías en movimiento o reformuladas una y otra vez por los textos, que tienden a sobrepasar los límites o las convenciones.

El segundo capítulo, “Breve panorama de la muestra antológica”, efectúa un recorrido por la historia y articulación del microrrelato en nuestra escena. Cabe señalar que, sin bien el género comenzó su ascenso con la determinante Generación del 50 (Salazar Bondy, Loayza, Zavaleta o Adolph), ya había aparecido en escritores de épocas anteriores la afinidad con formas narrativas condensadas o de breve extensión. Esos autores deberían considerarse las piezas fundacionales de un quehacer que del experimento vanguardista fue rescatado más tarde por la generación aludida. Los casos de César Vallejo y Xavier Abril son ilustrativos. En ambos creadores, tan esenciales para la construcción de la modernidad, ya están presentes casi todos los elementos que serán desarrollados no solo por los autores de mediados del siglo pasado, sino por aquellos, más jóvenes, que se ven impactados por el descubrimiento de una tradición escasamente atendida.

Cierra el libro el tercer capítulo, “Muestra antológica”, que, naturalmente, se inicia con los autores de la Generación del 50, cuya contribución es inestimable, y sigue con los autores que se consolidan en la década de 1970, como Belevan, Gálvez Ronceros o Díaz Herrera. Llama la atención cómo escritores de poéticas tan disímiles y hasta antagónicas hallan en el género un medio de expresión de grandes alcances. El proceso se prolonga hasta los escritores que nacen entre 1960 y 1980, como Prochazka, Herrera, Iwasaki, Donayre Hoefken, Salvo y Sumalavia. Desde sus ópticas e intereses artísticos, logran acometer la expansión del género y afirmarlo con solvencia y originalidad. Cada autor cuenta con una ficha crítica que describe las características de su proyecto y los perfiles que asume dentro del conjunto seleccionado.

Como todo emprendimiento de esta naturaleza, es de suponer que se establezca un diálogo positivo sobre los criterios utilizados y la selección de textos. Bienvenidas siempre las polémicas, pues nada está dicho y todo suma. En eso, la presente antología queda abierta a futuras remodelaciones o continuaciones. El género se halla en un período de actividad enriquecedora. Otras muestras o selecciones proporcionarán más pistas sobre su crecimiento futuro. Si Extrañas criaturas. Antología del microrrelato peruano moderno ha colaborado con una perspectiva particular y útil, habrá cumplido con su principal finalidad: servir de antesala o umbral a lo que siempre está “por venir”.

José Güich Rodríguez

Extrañas criaturas

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