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PRESENTACIÓN

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Querido Juan Guillermo Durán:

Te escribo estas líneas con motivo de la publicación de la vida popular del Padre Jorge María Salvaire, el gran Apóstol de la Virgen de Luján, apretado resumen de los cuatro tomos de tu extensa y magnífica obra dedicada a difundir su obra apostólica, desde su arribo de Francia, en 1871, hasta su muerte acaecida en Luján, el 4 de febrero de 1899.

No puedo menos que resaltar la importancia de esta iniciativa en el contexto del Año Jubilar de la Misericordia, pues a través de estas páginas la persona del P. Salvaire se hará mucho más cercana y cálida a los devotos de la Virgen de Luján, será debidamente valorada y contribuirá a la buena marcha de la petición que he presentado a la Congregación de los Santos para contemplar la posibilidad de iniciar el proceso su beatificación.

Tengamos presente que este sacerdote vicentino fue un hombre a quien el Señor le alcanzó la gracia de poseer “verdaderas entrañas de misericordia” que lo hicieron accesible a todas las personas que entraban en contacto con él: pobres y ricos, enfermos y sanos, ignorantes y sabios, católicos fervorosos o indiferentes, indígenas y pobladores de la campaña, obreros y profesionales, niños y adultos, conocidos y extraños. Siempre dispuesto a satisfacer cuanto se le pudiera exigir, animado en sus acciones por el espíritu de la caridad evangélica.

Indudablemente que la Iglesia que peregrina por estas tierras de María encuentra en su testimonio de vida a un testigo de la fe preocupado por convertirse en ardoroso discípulo y misionero, atento a descubrir el actuar de Dios en medio de los hombres, para que estos percibieran la inconmensurable ternura y misericordia divinas, dispuestas a derramarse en toda situación o lugar, pero de modo particular en el Santuario de Luján, por la intercesión maternal de la Santísima Virgen.

Estas páginas nos ofrecen la ocasión de sumergirnos en el corazón de un hombre consagrado a María de Luján, ver sus sueños y proyectos, sus desvelos, el asombro y el entusiasmo de los fieles en el crecimiento del nuevo Santuario y la profunda devoción a la “Virgen Gaucha” que trasciende las fronteras de nuestra patria. Quedará así ante nuestros ojos el intrépido misionero, el gran historiador de la Virgen de Luján, el difusor de su culto y el iniciador de la construcción de la majestuosa Basílica de Luján, gran centro espiritual de la Argentina, comparado ya por aquellos años con el Santuario de Lourdes en Francia.

A este gran vicentino le debemos no solo la mencionada Basílica, sino sobre todo la promoción de la piedad mariana en torno a esta secular y entrañable devoción que hasta nuestros días convoca incesantemente al pueblo argentino a congregarse en permanentes y multitudinarias peregrinaciones. La Virgen de Luján es la Patrona de los argentinos y su gran Basílica inmenso testimonio de fe.

Pero, a la vez, no debemos olvidar que el comienzo y la finalización de su construcción es en gran medida obra conjunta de la Congregación de la Misión en la Argentina (vicentinos o lazaristas), a través de sus grandes párrocos: primero, Jorge María Salvaire; y después, Vicente Dávani y José Gimalac. La presencia de los Hijos de San Vicente de Paúl en Luján (1872-2004) debe recordarse siempre con afecto y gratitud.

Querido Guillermo, gracias por esta vida popular del Padre Salvaire en la que nos revelas tu admiración por su ardor misionero y el amor a la Virgen de Luján, gracias por guiarnos en la búsqueda de los pasos de Dios por nuestra pampa y por la insondable profundidad del corazón de este vicentino, gracias por revelarnos la respuesta generosa y llena de amor de aquel que consagró lo mejor de sí para que la Virgen de Luján fuera conocida y amada, y tenga su Casa desde donde nos bendice y acoge a todos los argentinos.

Mons. Agustín Radrizzani

Arzobispo de Mercedes-Luján

Mercedes, 8 de mayo de 2016, fiesta de Ntra. Sra. de Luján, año del Bicentenario del Congreso de Tucumán y del XI Congreso Eucarístico Nacional.

Jorge María Salvaire, CM

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