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Ejercicio 1. Tus modelos a imitar en las relaciones

Este ejercicio está diseñado para ayudarte a saber cómo pueden haberte influido las relaciones que has observado a tu alrededor, así como tus propias relaciones.

Paso 1: ¿Qué modelos de relaciones has tenido?

Piensa en las relaciones que has visto a lo largo de tu vida, empezando por la familia en la que creciste.

En la casa de tu infancia, ¿había una relación monógama? Esta pregunta puede ser difícil de contestar, puesto que puede que no sepas si la relación de tus padres/madres era monógama o si tenía/n aventuras o relaciones adicionales. Si crees que su relación era monógama, ¿te parecía una relación sana y feliz? ¿Siguieron siendo pareja durante tu infancia, o se separaron o divorciaron? ¿Alguno tuvo una nueva relación o se volvió a casar y tuviste algún algún/a padre/madre adoptivo/a? ¿Qué sucedía con el resto de la familia, como tías, tíos, abuelas y abuelos?¿Parecía que estaban en una relación monógama o no? ¿Eran modelos a imitar para ti?

Durante tu infancia, ¿viste casos de «infidelidades» o aventuras y, si los viste, cuáles fueron las consecuencias de esas relaciones? ¿Cómo eran las relaciones del resto de adultos en tu vida durante tu infancia, profesorado, mentores/as, amistades de la familia, el resto de madres y padres de tus amistades del colegio? ¿Eran monógamas o eran otro tipo de relaciones? ¿Parecían estables y felices esas relaciones? ¿Viste algún ejemplo de relaciones abiertas entre adultos durante tu infancia? Si lo viste, ¿te parecían relaciones sanas y armoniosas? Fijándote en todas esas relaciones, escribe más abajo las que te parecían que eran más felices o las que puedes haber deseado imitar, como «mi madre y mi padre adoptivo» o «los padres de mi mejor amigo» o «mi tío y su novio».

Las relaciones más sanas que he visto:

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Paso 2: Cualidades clave de las relaciones más felices que has observado

Ahora, mirando a esas relaciones que te parecían sanas, escribe los componentes claves que viste en esas relaciones que las hacía exitosas y satisfactorias. Esas cualidades pueden ser algo como:

«Mi madre siempre elogiaba a mi padre y le escuchaba apoyándole cuando hablaba de su trabajo» o

«Mi padre siempre le demostraba cariño a mi madre y la trataba con respeto», o

«Mi tía y mi tío siempre parecieron un gran equipo, hablándolo todo para tomar siempre decisiones a medias» o

«Mis madres tenían vidas y carreras profesionales independientes; se daban mutuamente un montón de libertad y autonomía, pero se amaban profundamente y estaban muy cerca emocionalmente» o

«La madre de mi amigo tenía un novio genial con quien convivían. Siempre daba impresión de que se querían mucho y de que se lo pasaban muy bien cuando se reunían, hablando y riéndose todo el tiempo»

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Paso 3: ¿Qué relaciones sanas has visto en tu edad adulta?

Ahora piensa en todas las relaciones que has visto en tu vida adulta, tus propias relaciones anteriores y las de tus amistades, familiares, colegas y otras personas que conozcas. Primero, escribe los nombres de las personas que hayas visto que tienen una relación monógama sana y exitosa. Luego escribe los nombres de las personas en cualquier relación abierta sana que hayas visto o de la que hayas sido parte. Puede que no sepas con seguridad si esas relaciones eran monógamas en la práctica, puesto que alguna gente tiene aventuras de manera no consensuada y puede que mantengan oculta la naturaleza no monógama de sus relaciones. En algunos casos, tendrás que intentar imaginarte lo mejor que puedas si esa relación es monógama o no.

Relaciones monógamas sanas:

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Relaciones abiertas sanas:

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Paso 4: Escribe los ingredientes más importantes que hacen que esas relaciones sean sanas

Como en el paso 2, más arriba, haz una lista de las cualidades que crees que hacen que esas relaciones sean felices y funcionen.

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Este ejercicio pretende darte una idea más clara de los elementos que hacen que una relación funcione. El paso siguiente es identificar qué tipo de relaciones tienen más probabilidad de ser las mejores para ti.

Ejercicio 2: Averigua tu orientación relacional

Este ejercicio te ayudará a valorar si es probable que te satisfaga tener una relación monógama o no. ¿Tu orientación es poliamorosa, monógama o algo a medias entre las dos?

Paso 1: ¿Cuál ha sido tu experiencia en las relaciones monógamas?

Piensa en cada una de las relaciones románticas monógamas, si es que has tenido alguna, en las que te has involucrado a lo largo de tu vida. Responde a las preguntas siguientes:

 ¿Sentías más seguridad debido a la exclusividad sexual de la relación? □ Sí □No

 ¿Experimentabas una mayor intimidad? □ Sí □No

 ¿Te resultaba más cómoda esta relación? □ Sí □No

 ¿Eras capaz de decirle con total honestidad a tu pareja cuáles eran tus sentimientos y necesidades? □ Sí □No

 ¿Te resultaba sexualmente satisfactoria esa relación? □ Sí □No

 ¿Crees que tu pareja era honesta contigo sobre sus sentimientos y necesidades? □ Sí □No

 ¿Te sentías con más concentración y productividad en el trabajo y otras actividades en tu vida durante esa relación? □ Sí □No

 ¿Sentías que tu pareja y tú erais un buen equipo, más eficaz y creativo gracias a las sinergias de la relación más de lo que lo habíais sido por separado? □ Sí □ No

 ¿Disfrutabas la mayoría o todo tu tiempo libre con tu pareja durante esa relación y pasando muy poco tiempo a solas o con tus amistades? □ Sí □No

Date 10 puntos por cada «sí». Si has alcanzado más de 40 puntos, puede que tengas una mayor inclinación natural hacia las relaciones monógamas que hacia las relaciones abiertas.

De todos modos, responder a las siguientes preguntas te ayudará a hacer una valoración más completa:

 ¿Luchabas contra tus deseos sexuales y románticos hacia otras personas mientras estabas en esa relación? □ Sí □No

 ¿Te aburrías sexualmente en esa relación? □ Sí □No

 ¿Querías más romanticismo y emoción en tu relación? □ Sí □No

 ¿Deseabas más intimidad emocional de la que tu pareja te podía dar? □ Sí □No

 ¿Tu pareja o tú tuvisteis alguna «infidelidad» y tuvisteis sexo con otra persona durante esa relación? □ Sí □No

 ¿En algún momento sentiste ahogo e intentaste poner algo de distancia, diciendo cosas como «necesito un poco más de espacio», «necesito algún tiempo a solas», «siento que me controlas demasiado» o «quiero tener más privacidad»? □ Sí □No

 ¿Sentiste alguna vez que faltaba algún elemento importante en la relación? □ Sí □No

 ¿Se terminó la relación porque perdiste interés en tu pareja después de poco tiempo y deseabas buscar una nueva relación con otra persona? □ Sí □No

Date 10 puntos por cada «sí» que hayas respondido en esta sección. Si alcanzaste más de 40 puntos, puede que tengas más inclinación hacia una relación abierta.

Paso 2: ¿En qué punto estás de la escala de las relaciones?

¿Qué sucede si has tenido una puntuación alta en los dos tests?

Si superaste los 40 puntos en los dos textos del Paso 1, puedes estar en cierto punto intermedio del espectro monogamia/poliamor. Normalmente, esto significa que hay algunas cosas de las relaciones monógamas que te funcionan, pero que hay otras en las relaciones abiertas que te atraen. Esto quiere decir que puedes ser más feliz en una relación monógama con la persona apropiada, en las circunstancias correctas y durante un período concreto de tu vida. De todos modos, podrías ser igual de feliz en una relación abierta, dependiendo de tu pareja o parejas, tu situación vital y el momento concreto de desarrollo de tu vida.

Escala Kinsey de Orientación Sexual

Heterosexual Bisexual Gay/lesbiana

0 ____ 1 ____ 2 ____ 3 ____ 4 ____ 5 ____ 6____

Escala de Orientación en las Relaciones

Monógama Puede ser monógama o abierta Poliamorosa

0 ____ 1 ____ 2 ____ 3 ____ 4 ____ 5 ____ 6____

Alguna gente cree que el poliamor y la monogamia pueden considerarse como orientación de las relaciones, de manera similar a las orientaciones heterosexual y homosexual. Esto es teoría más que un hecho científico, y cuando haya más investigaciones se podrá aclarar si la orientación sexual es algo tan fijo como ser heterosexual u homosexual. La Escala de Kinsey para la orientación sexual sitúa la heterosexualidad en el cero de la escala, con los hombres gais y lesbianas en el seis de la escala. De todos modos, muchas personas son bisexuales, pueden tener relaciones con personas de cualquier género, y pueden situarse en cualquier punto entre el uno y el cinco de la Escala de Kinsey. De la misma manera, mucha gente puede sentir atracción por la monogamia y el poliamor, y puede tener éxito en ambos tipos de relación. La orientación sexual puede deberse a las circunstancias de algunas personas bisexuales, y la orientación en la relación puede que se deba también a las circunstancias para mucha gente dentro del espectro monogamia/poliamor. Aunque las personas realmente monógamas estén en el cero de la escala y la gente realmente poliamorosa en el seis, muchas personas pueden estar entre el uno y el cinco en la escala de la orientación en las relaciones. Para valorar en qué punto de la escala estás, hazte las siguientes preguntas:

 ¿Has encontrado difícil mantener la exclusividad sexual con tu pareja durante dos o más años? □ Sí □No

 ¿Has practicado lo que se llama «monogamia en serie», teniendo una relación exclusiva con una persona durante un tiempo, pero terminando cada relación para buscar a alguien nuevo? □ Sí □No

 ¿Disfrutas de la seguridad y estabilidad de una relación monógama pero echas de menos más romance y pasión? □ Sí □No

 ¿Te has encontrado a menudo en una relación en la que uno de los miembros de la pareja tiene mucho más deseo sexual que el otro? □ Sí □No

 ¿Has tenido una relación tras otra en las que algunos elementos de la relación son extremadamente satisfactorios, pero en las que experimentas carencias en otras facetas de la relación, como no tener suficiente tiempo, no tener suficiente intimidad, no tener suficientes intereses en común, etc? □ Sí □No

Si has contestado «sí» a la mayoría de estas preguntas, probablemente tienes lo que yo llamo «orientación mixta en las relaciones». Significa que puedes ser feliz en una relación monógama o una relación abierta, dependiendo de la situación en concreto.

Paso 3: Examina tu experiencia en relaciones abiertas

Si ya has estado en alguna relación que no fuese monógama de manera consensuada, mirar más en profundidad esa experiencia puede ayudarte a definir más tu orientación en las relaciones. Piensa detenidamente sobre los detalles concretos de la relación abierta en la que estuviste o en tu relación actual, si es abierta. Contesta las siguientes preguntas:

 ¿Has tenido una sensación de libertad en esta relación que ha estado ausente en tus relaciones monógamas previas? □ Sí □No

 ¿Te resulta algo en cierto modo «natural» buscar amistades y relaciones románticas con más de una persona simultáneamente? □ Sí □No

 En general ¿has elegido bien al buscar parejas emocionalmente sanas? □ Sí □No

 ¿Te sientes capaz de manejar tu tiempo y energía para cubrir las necesidades de más de una relación? □ Sí □No

 ¿Eres capaz de hablar honestamente con quien tienes una relación sobre tus otras relaciones y de cubrir sus necesidades respecto a la información relevante? □ Sí □No

 ¿Has tenido éxito habitualmente manteniendo acuerdos con tus parejas? □ Sí □No

 ¿Experimentas cierto componente espiritual al tener múltiples relaciones simultáneas, sientes que te enriqueces espiritualmente al practicar poliamor? □ Sí □No

 ¿Te han comentado otras personas que pareces florecer y que estás más feliz cuando estás en una relación abierta? □ Sí □No

Suma 10 puntos por cada «sí» que hayas contestado. Si puntúas por encima de 50 puntos, probablemente tienes una orientación hacia las relaciones abiertas, y un buen conjunto de recursos para tener éxito en ese tipo de relaciones.

Si has encontrado que tu orientación en las relaciones es monógama, es poco probable que seas feliz en una relación abierta y lo más inteligente sería que evitases otra cosa que no sea una relación exclusiva sexualmente. Esto puede parecer una perogrullada ridículamente obvia. De todos modos, en mi práctica como terapeuta, veo personas cada día que han ignorado este consejo básico y han comenzado una relación abierta aunque sabían que su orientación está claramente en el terreno monógamo.

A veces esto sucede porque sienten una atracción irrefrenable o incluso se han enamorado de una persona poliamorosa, y no pudieron resistir la intensa atracción hacia esa persona tan cautivadora, a pesar de haberlo intentado todo lo posible. A menudo dicen cosas como: «Es el hombre perfecto para mí, excepto en que no es monógamo», o «somos compatibles absolutamente en todo, excepto en que ella es poliamorosa», «somos almas gemelas, pero está casado con otra mujer y no piensa dejarla». Alguien agonizando en este tipo de amor apasionado puede que no se dé cuenta de lo irónico de esas frases, que son algo parecido a decir «somos la pareja perfecta, excepto en que somos absolutamente incompatibles». Tienen tanto empeño en hacerlo funcionar contra viento y marea que no pueden ver que la relación está condenada al fracaso por esta diferencia básica. Pueden pasarse años intentando cambiar para ser capaces de aceptar el poliamor o demandando de su pareja que cambie para volverse monógama. Sólo después de un largo períodos de sufrimiento y confusión entienden que el poliamor y la monogamia son mutuamente excluyentes.

Otras veces el accidente se da de manera fortuita, porque una persona no se da cuenta de que la orientación de su relación es hacia la monogamia, o la otra persona no se ha dado cuenta todavía de que es poliamorosa desde siempre. Cuando colisionan sus orientaciones de relación y sus maneras de ver el mundo, pueden pasar varios años haciéndose daño mutuamente antes de que una o las dos personas se den cuenta de que son incompatibles sin remedio porque uno de los miembros de la relación necesita una relación exclusiva y la otra necesita una relación abierta.

En el peor de los casos, una de las personas es perfectamente consciente de su orientación, pero deliberadamente engaña a la otra hasta que se encuentra profundamente implicada en la relación. Uno de los miembros de la pareja puede mentir sobre su necesidad de monogamia porque siente tanta atracción por su pareja que espera que uno de los dos miembros cambie. O la persona poliamorosa puede ocultar su orientación porque espera que su pareja sea capaz de adaptarse al poliamor una vez la relación esté firmemente establecida. Cuando la persona engañada descubre la verdad, a esas alturas está tan involucrada en la relación que le resulta muy complicado salir de ella. Y la confianza se pierde por esta falta de honestidad, añadiéndose a los sentimientos de traición.

El consejo más sabio es evitar involucrarse románticamente con alguien que no comparte la misma orientación en las relaciones. De todos modos, incluso con la mejor intención, podemos encontrarnos enamorándonos de alguien que no es compatible. Y una vez nos hemos enamorado, habitualmente nos hacemos pasar por un auténtico infierno hasta que alguien tiene el sentido común de terminar la relación y buscar a otra pareja que sea más compatible.

El libro de los celos

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