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PESO FRENTE A CARGA

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«No es la carga en sí lo que te produce el daño, sino la manera en la que la llevas». Me encanta el sentimiento que desprende esta cita de Lena Horne, aunque me gustaría modificarla ligeramente para que dijese: «No es el peso lo que te produce el daño, sino la carga creada por la manera en la que lo llevas». Pero con esta modificación ya no queda tan poética (y, probablemente, sea mucho más confusa), así que la dejaré como está. Te haces una idea de lo que quiero decir, ¿verdad?

Ya sea que estemos hablando de kilos de calabaza o del propio peso corporal, el «peso» no es lo que define el tipo de carga que crea. A menudo se le suele decir a la gente que sus lesiones han sido producidas principalmente por el peso de su cuerpo. Tal vez te duela la rodilla y te hayan indicado que tu peso ha generado una carga mayor de la normal. O puede que el médico te haya explicado que todos esos kilos de más que tienes han causado una presión sobre las rodillas que ha desgastado completamente el cartílago. ¿Cuál es la solución en este caso? Reducir tu peso, con lo cual (ciertamente) modificas la carga, para hacer así que la rodilla se recupere. Pero ¿cómo demonios se supone que vas a bajar quince kilos de peso si eres incapaz de mover la rodilla sin que te duela?


Muchas veces hablamos de «pesos» en lugar de cargas –lo cual supone una simplificación excesiva– porque de este modo es más fácil entender cómo operan, pero hay muchos más factores que influyen en tu dolor de rodilla (o de pie, de espalda o suelo pélvico) que ­simplemente el peso. La prueba está en que hay millones de personas sin exceso de peso que padecen la misma enfermedad o la misma lesión y, análogamente, también hay muchas personas con sobrepeso que no la sufren. El peso no es de ningún modo el alfa y el omega de la carga –no es un factor que pueda explicar por sí mismo cómo opera una carga–. Si queremos mejorar nuestra salud, es mucho más importante tener en cuenta la manera en la que llevamos el peso que pasarnos horas y horas preocupados por el dato aislado de cuánto pesamos.

Por ejemplo, la forma en la que colocas los pies cuando caminas puede dar lugar a cargas mayores de lo normal en las rodillas. Cuanto más hacia fuera estén, mayores serán las cargas situadas en las estructuras de la rodilla media, como el ligamento cruzado anterior y el menisco medial. ¿Tienes que perder quince kilos de peso para mejorar las cargas que soportan tus rodillas? No. Puedes empezar simplemente por reducir el ángulo de tus pies al caminar.

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