Читать книгу Resurrección - León Tolstoi - Страница 14

X

Оглавление

Índice

El acta de acusación estaba formulada así:

«El 17 de enero de 188..., la policía fue informada por el gerente del Hotel de Mauritania, sito en esta ciudad, de la muerte repentina, en su establecimiento, de un comerciante de paso del segundo gremio, procedente de Siberia: Feraponte Smielkov. Según la declaración del médico del cuarto distrito, la muerte de Smielkov fue causada por una congestión cardíaca provocada por el uso excesivo de licores; y el cuerpo de Smielkov fue enterrado al tercer día después de su muerte. Pero al cuarto día que siguió al fallecimiento, al volver de Petersburgo uno de sus camaradas, comerciante de Siberia, Timojin, habiéndose enterado de la muerte de su compañero Smielkov y de las circunstancias en que se había producido, la declaró sospechosa y poco natural. Estaba convencido de que Smielkov había sido envenenado por criminales que le habían robado su dinero y un anillo de brillantes que no se había encontrado en el inventario de su equipaje.

»En consecuencia, se ordenó un atestado que reveló lo que sigue:

»Primero. -Que tanto el gerente del Hotel de Maurztania como el empleado del comerciante Starikov, con quien Smielkov tenía negocios en la ciudad, sabían que Smielkov debía poseer 3.800 rublos, que había retirado del banco, siendo así que en la maleta y en la cartera de Smielkov, selladas inmediatamente después de su muerte, no se encontraron más que 312 rublos y 16 copeques.

»Segundo. -Que la víspera de su muerte, Smielkov pasó todo el día y toda la noche en compañía de la prostituta Lubka, que había ido en dos ocasiones a su habitación del hotel.

»Tercero. -Que esta prostituta vendió a su patrona el anillo de brillantes que había pertenecido a Smielkov.

»Cuarto. -Que la sirvienta del hotel, Eufemia Botchkova, al día siguiente de la muerte del comerciante Smielkov, puso en su cuenta corriente en el Banco del Comercio 1.800 rublos.

»Quinto. -Que según declaración de la prostituta Lubka, el sirviente de corredor Simón Kartinkin le entregó un paquete de polvos, incitándola a verter este polvo en vino ya darlo al comerciante Smielkov, lo que la prostituta Lubka reconoció por su parte haber hecho.

»En su interrogatorio, la prostituta Lubka declaró que durante la visita del comerciante Smielkov a la casa de tolerancia donde ella “trabajaba”, como ella dice, fue en efecto enviada por él a la habitación que él ocupaba en el Hotel de Mauritania, para coger dinero y llevárselo al comerciante, y que habiendo abierto la maleta con la llave que él le entregó, ella cogió cuarenta rublos, según la orden que le habían dado, pero que no cogió más, de lo que pueden testimoniar Simón Kartinkin y Eufemia Botchkova, en presencia de los cuales había abierto y vuelto a cerrar la maleta tras recoger el dinero.

»En lo que concierne al envenenamiento de Smielkov, la prostituta Lubka ha declarado que durante su tercera visita a la habitación de Smielkov, impulsada por Simón Kartinkin, efectivamente dio a beber al comerciante, diluidos en aguardiente, ciertos polvos que ella creía simplemente que eran un soporífero, a fin de que se durmiese y ella pudiera quedar libre más pronto; pero que no cogió ningún dinero y que la sortija se la dio el mismo Smielkov, porque le había pegado y ella había querido irse.

»Interrogados por el juez de instrucción, en concepto de acusados, Eufemia Botchkova y Simón Kartinkin, han declarado lo que sigue:

»Eufemia Botchkova ha declarado que no sabe nada sobre el dinero robado, que ella no entró en la habitación del comerciante y que Lubka hacía allí lo que quería, y que si le han robado algo al comerciante, no podía haberlo hecho más que Lubka cuando vino a buscar dinero con la llave dada por Smielkov.»

Al llegar a este pasaje del acta de acusación, Maslova se estremeció y, boquiabierta, se quedó mirando a Botchkova.

»Cuando se le mostró a Eufemia Botchkova su recibo de! banco de 1.800 rublos -continuó leyendo el escribano- y se le preguntó de dónde había sacado tanto dinero, declaró que lo había ganado, durante dieciocho años de servicio, en común con Simón, con quien tenía el propósito de casarse.

»Interrogado en concepto de acusado, Simón Kartinkin confesó, en un primer interrogatorio, que él y Botchkova fueron incitados por Maslova, venida de la casa de tolerancia con la llave, que él robó el dinero y lo repartió con Maslova y Botchkova; igualmente confesó haber dado a Maslova los polvos para dormir al comerciante. Pero, en su segundo interrogatorio, negó su participación en el robo y el hecho de haber entregado los polvos a Maslova, echando la culpa de todo sobre esta última. En cuanto al dinero depositado en el banco por Botchkova declaró como ella que lo habían ganado juntos, durante sus servicios de dieciocho años en el hotel, gracias a las propinas dadas por los clientes.

»Al fin de dilucidar las circunstancias de! asunto, se juzgó necesario hacer la autopsia de! cadáver de Smielkov y examinar tanto el contenido de sus vísceras como las modificaciones sobrevenidas en el organismo. El examen de las vísceras ha demostrado, en efecto, que la muerte de! comerciante Smielkov fue causada por envenenamiento.»

Seguía el enunciado de los careos e interrogatorios de testigos, y el acta de acusación concluía así:

«El comerciante de segundo gremio Smielkov, dado a la embriaguez y al desenfreno, había entrado en relaciones con la prostituta llamada Lubka, en la casa de tolerancia de Kitaieva. Encontrándose en la dicha casa de tolerancia el día 17 de enero de 188..., envió a la mencionada prostituta Lubka, provista de la llave de su maleta, a la habitación que él ocupaba en el hotel, para que ella retirase de esa maleta una suma de cuarenta rublos de la que tenía necesidad para sus liberalidades. Habiendo llegado a la habitación de! hotel y habiendo retirado el dinero, Maslova se puso en connivencia con Botchkova y Kartinkin, a fin de robar todo el dinero y los objetos preciosos del comerciante Smielkov y repartírselos entre ellos. Y eso es lo que ocurrió (en este punto, de nuevo Maslova se estremeció tuvo un sobresalto y se puso toda roja): Maslova recibió una sortija de brillantes y probablemente una pequeña suma de dinero que, o bien la ha escondido, o bien la ha perdido, ya que aquella misma noche se hallaba en estado de embriaguez. A fin de disimular los rastros del robo, los cómplices resolvieron atraer de nuevo al comerciante Smielkov a su habitación y envenenarlo con arsénico que se encontraba en poder de Kartinkin. Con este objeto, Maslova regresó a la casa de tolerancia y persuadió al comerciante Smielkov para que volviese con ella al Hotel de Mauritania. En cuanto éste regresó, Maslova, quien había recibido los polvos de manos de Kartinkin, los vertió en el aguardiente que dio a beber a Smielkov, y de ello resultó la muerte de este último.

»Por lo expuesto en estos resultandos, el campesino del pueblo de Borki, Simón Kartinkin, de treinta y tres años; la mestchanka Eufemia Ivanovna Botchkova, de cuarenta y tres años, y la mestchanka Catalina Mijailovna Maslova, de veintisiete años, son acusados de haber, el 17 de enero de 188..., siendo cómplices, robado al comerciante Smielkov su dinero, que se elevaba a la suma de 2.500 rublos, y, con el fin de ocultar las huellas de su crimen, de haber hecho beber veneno al comerciante Smielkov y de haber así ocasionado su muerte.

»Este crimen está previsto en el artículo 1.455 del código penal.»

En virtud de tales y cuales artículos de la jurisdicción penal, Simón Kartinkin, Eufemia Botchkova y Catalina Maslova comparecen ante el tribunal de la Audiencia que se reúne con participación de los jurados.

Habiendo terminado así la larga lectura de! acta de acusación, el escribano alineó las hojas delante de él, se sentó y se alisó con las dos manos sus largos cabellos negros. Toda la concurrencia lanzó un suspiro de alivio, cada cual teniendo la agradable convicción de que el debate estaba ya abierto y que todo iba a esclarecerse para satisfacción de la justicia. Nejludov fue el único que no experimentó aquel sentimiento: continuaba pensando con angustia en el crimen que había podido cometer aquella Maslova, a quien, diez años antes, él había conocido jovencita, inocente y graciosa.

Resurrección

Подняться наверх