Читать книгу Discursos III. Discursos julianeos. - Libanio - Страница 9

2. Disc. XIV: A Juliano, en defensa de Aristófanes

Оглавление

Antes de acabar el año 362, en un momento en que la posición de Libanio en la corte de Juliano es ya de privilegio, compone el sofista el Disc. XIV en defensa de Aristófanes. El mes exacto no puede precisarse y no hay acuerdo entre los estudiosos sobre el terminus ante quem. Norman16 lo sitúa en el 22 de octubre del 362, cuando tiene lugar el incendio del templo de Apolo en Dafne, ya que en el discurso se menciona el sacrificio que allí ofreció Juliano, lo que hubiera sido una torpeza intolerable de haberse producido ya el doloroso suceso que tanto afectó a Juliano. Wiemer17 rechaza, por infundada, esta suposición y sitúa el terminus ante quem en diciembre del 362, fecha de la muerte del comes sacrarum largitionum Félix, cuya intervención en favor de Aristófanes solicita el sofista en el parágrafo 36. El terminus post quem quedaría situado en agosto, mes en que, de acuerdo con Misop., 361d, Juliano ascendió al monte Casio (§ 69). Por consiguiente, el Disc. XIV fue compuesto entre agosto y diciembre del 362, posiblemente entre septiembre y octubre, como propone el crítico alemán.

El Disc. XIV, perteneciente al génos symbouleutikón y dirigido a la corte de Juliano, tiene como objeto lograr un nombramiento para su amigo Aristófanes, antiguo agens in rebus durante el reinado de Constancio II y pagano declarado. Éste procedía de una importante familia terrateniente de Corinto. Su padre, Menandro, tras desempeñar todos sus deberes como curial en su ciudad, fue reclutado por el Senado de Roma. Cuando se produjo la adlectio18 ya había nacido Aristófanes, puesto que él no heredó el rango de vir clarissimus de su padre. Menandro renunció a su cargo como senador y se mantuvo en el ámbito de la política municipal. A su hijo lo educó en la fe pagana y lo familiarizó con los ritos mistéricos.

Libanio vio por vez primera a Aristófanes cuando visitó Corinto, en torno al año 339. Todavía estaba estudiando en Atenas y aprovechó un viaje a Esparta (cf. Disc. I 23) para pasar por la ciudad del Istmo. Llegó cuando Menandro desempeñaba, en nombre de su hijo, la liturgia del duovirato19. Antes del año 340, viajó Aristófanes a Atenas y allí entablaron ambos una gran amistad. Sin embargo, su afortunada carrera se truncó cuando murió su padre, poco antes del año 350, y Flavio Eugenio, alto funcionario de Constante y pariente de Aristófanes, trató de apoderarse de la herencia aprovechando su prestigio. La única solución que encontró Aristófanes para escapar de las garras de Eugenio fue traspasar a su esposa la gestión de sus bienes y buscar refugio en la administración de Constancio II. Gracias a la intercesión del filósofo pagano Fortunaciano, consigue ser admitido en la schola de los curiosi o agentes in rebus, tristemente célebres bajo Constancio II por haber actuado como espías imperiales.

Aristófanes desempeñó fielmente su cargo hasta que, en el 357, el magister officiorum Musonio lo puso bajo las órdenes del prefecto de Egipto, Parnasio, el cual debía de conocer a Aristófanes, dado que tenía una estrecha vinculación con Corinto. Pero, en el año 359, Aristófanes se ve envuelto en el proceso de Escitópolis, en el que Parnasio fue condenado al destierro por haber consultado ilegalmente a un astrólogo sobre cuestiones políticas. Aristófanes fue acusado precisamente de haber puesto a Parnasio en contacto con el astrólogo. Para evitar que se le aplicase la tortura para obtener una confesión, alegó su condición de curial de Corinto, lo que le acarreó consecuencias no deseadas, ya que el prefecto del pretorio de Iliria, Anatolio, le obligó a desempeñar en su ciudad natal el cargo de duovir. Tras el proceso, Aristófanes compartió con Parnasio la condena a la relegatio.

Pero, además de su implicación en este proceso, Aristófanes tenía pendiente otra causa administrativa. Al haber declarado durante los interrogatorios que percibió irregularmente 211 solidi como pago de un servicio cuya naturaleza no se nos aclara, el notarius Pablo «Cadena» trató de perderlo. Llegó, incluso, a ordenar que un heraldo recorriera Egipto animando a todo aquel que tuviera motivos de queja contra Aristófanes a que, sin miedo, interpusiera una denuncia. No obstante, la inesperada muerte de Constancio II dejó sin efecto las condenas y paralizó toda la investigación. Pero, paradójicamente, la llegada de Juliano al poder supuso la pérdida de su cargo, por lo que el regreso a la curia de Corinto era inevitable.

A pesar de tan dudosa carrera, Libanio asume la defensa de su amigo con este discurso, basando su argumentación en que Aristófanes fue víctima de las intrigas de los cortesanos de Constancio II y que sufrió persecución por motivos religiosos. La petición de Libanio, a pesar de la fingida incertidumbre que se respira al final del discurso, estaba concedida de antemano, como evidencia la correspondencia entre el sofista y el Emperador sobre esta cuestión20. En la Ep. 96 de Juliano vemos cómo el Emperador expresa amistosamente su impaciencia por recibir el discurso. En respuesta, Libanio le envía, acompañando al Disc. XIV, una nota (Ep. 760) en tono igualmente amistoso y relajado. Tras la lectura del discurso, Juliano vuelve a escribir a Libanio (Ep. 97) para notificarle que hace suyos los argumentos del orador; deshaciéndose en elogios por la obra, anima al sofista a que le aconseje sobre qué honor debía concederse a Aristófanes. En agradecimiento, Libanio le envía la Ep. 758 y le hace saber su intención de añadir su carta al discurso a modo de epílogo.

Ignoramos cuál fue el cargo que, finalmente, le fue concedido a Aristófanes, pero, a juzgar por los términos usados (árchōn, archḗ) por Libanio en otros pasajes (Ep. 1348 y 1264, y Disc. I 125), debió de ser nombrado gobernador provincial, posiblemente de Macedonia. En todo caso, permaneció poco tiempo en el cargo, ya que, al morir Juliano, fue destituido y tuvo que regresar a Corinto. Sin embargo, el favor concedido no cayó en saco roto, ya que Aristófanes permaneció fiel a la memoria de Juliano y se hizo cargo de la primera publicación de la correspondencia del Monarca. En la Ep. 1264 de Libanio vemos cómo le solicita una copia de las que el sofista tenía en su poder.

Discursos III. Discursos julianeos.

Подняться наверх