Читать книгу Estudios en homenaje al profesor Luis María Cazorla Prieto - Luis Cazorla González-Serrano - Страница 18
IV. LA SALIDA A BOLSA DE BME
ОглавлениеDespués de esos años de profundo trabajo interno y escondido de integración, se acercaba el momento de llevar a cabo la salida a Bolsa de BME.
La salida a Bolsa de BME es probablemente el punto álgido de mi carrera profesional, aunque se produjo siendo muy joven. El nivel de dificultades y obstáculos que encontramos desde un punto de visto jurídico y de gobierno corporativo son difíciles de describir. El Secretario de esa casa se enfrentaba a un proceso en el que una sociedad anónima tenía que vender sus acciones a una multitud de inversores, en un contexto en el que los propietarios vendedores eran también los colocadores en la oferta pública de venta, los principales clientes de la Sociedad vendida, los principales proveedores y agentes de los usuarios finales –los inversores–. Eran además miembros de los mercados regulados que gestionaba BME; y en ocasiones hasta proveedores de sistemas informáticos complejos. Además esos accionistas tenían presencia no solo en el consejo de BME sino también en el Consejo de las sociedades que regían los mercados sistemas financieros y tenían que tomar las decisiones sobre cómo se operaban los mercados en los que eran a su vez proveedores, clientes, miembros y usuarios. El principal accionista de BME era el Banco de España, organismo supervisor de todos los bancos que a su vez eran accionistas de BME, y se sentaban con ellos en el consejo de ésta. Además la CNMV, que había sido la supervisora de todas esas sociedades durante años, tenía que dar un visto bueno al folleto de salida a Bolsa, lo que podía concebirse como una forma de bendecirse a sí misma. Aquello era una absoluta maraña de conflictos de interés.
En ese contexto, tuvo una extraordinaria relevancia las labores de explicación y gestión del proceso que Luis Cazorla tuvo que abordar con el supervisor, la CNMV, y con el regulador, la Dirección General del Tesoro y Política Financiera y también de las Comunidades Autónomas con competencia en materia bursátil. Por entonces la CNMV estaba presidida por Manuel Conthe, quien como es bien sabido es una persona de una reputación intachable y de una independencia a prueba de fuego, que desde un principio dejó claro que el proceso de salida a Bolsa tendría que ser ejemplar si quería ver la luz.
Recuerdo que en ese proceso Luis tuvo la obsesión desde el primer momento de que se cumpliese con todas las recomendaciones de gobierno corporativo, y se aplicasen los más estrictos estándares. Por ejemplo, se prohibió a los consejeros operar personalmente en todos los mercados y sistemas gestionados por BME, lo cual fue recibido con verdadero disgusto por varios de los afectados. Se adoptaron iniciativas pioneras en materia de gobierno corporativo, como la creación de la Comisión Operativa de Mercados y Sistemas, como comisión delegada del Consejo de Administración, que fue una de las primera comisiones de propósito específico que se veían en las sociedades cotizadas.
Otra de las circunstancias que exigió de las habilidades de Luis tuvo que ver con la Deutsche Börse, el mercado bursátil alemán, cuando ya no quedaban muchas semanas para la fecha prevista para el estreno bursátil de BME. El Presidente recibió una carta de la Deutsche Börse proponiendo formalmente a la Bolsa Española entrar en conversaciones matrimoniales, es decir, una fusión en toda regla, lo que conllevaría abortar el proceso en curso.
Recuerdo las horas de discusión entre los abogados y miembros del equipo gestor sobre qué hacer sobre aquella especie de bomba radioactiva que podía parar el proceso. Aquella había sido una carta no solicitada. Tras mucho debate, la decisión adoptada fue la de no responder ni hacer absolutamente nada con ella. Sin embargo, de manera realmente sorprendente, llegó a oídos de la CNMV la existencia de tal carta y el Presidente Conthe consideró aquello un tema muy problemático, en la medida en que pudiese ser parte de un plan preconcebido para llevar a cabo una fusión con los ale-manes tras la salida a Bolsa, y sin que esto fuera conocido por los inversores. Aquello constituía una falta de transparencia sin precedentes, precisamente en quien tenía que dar ejemplo. Sin entrar en detalles, por razones obvias, puede el lector imaginarse las idas y venidas que aquella situación provocó con las autoridades implicadas. La labor de Luis Cazorla explicando la posición de la Bolsa en tal situación, fue de nuevo un ejemplo de su capacidad y autoridad a la hora de representar una entidad frente a las autoridades. Tal carta acabó siendo incluida en el folleto de salida a Bolsa para la total transparencia de todos los implicados.
Concluida la salida a Bolsa de BME en julio de 2006, y teniendo en cuenta el perfil y la filosofía de empresa de las personas al frente de ese proyecto, consideré que lo más esperable era que no hubiese grandes cambios en la actividad corporativa de BME y en consecuencia decidí aceptar una oferta de trabajo en otra empresa.
Recuerdo la conversación cuando comuniqué a Luis mi partida. Aunque se mostró triste y le frustraba la idea de no poder seguir nuestro camino juntos, fue extraordinariamente cariñoso y agradecido por los años que habíamos compartido en BME. Me dijo que entendía a la perfección que esa casa no podía ofrecer carrera profesional para alguien con sana ambición y que lo entendía perfectamente. Al mismo tiempo, se interesó de inmediato por la seguridad en el traspaso de las funciones en la Secretaria General, y me dijo que no me dejaría ir hasta que se asegurase que todo quedaba en perfecta condición y la transición hubiese ocurrido de una manera ordenada y con plenas garantías, como por su puesto ocurrió con la ayuda de mi diligente sustituta, Cristina Bajo.