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Capítulo 1 Antecedentes del periodismo de masas

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A partir de 1870 —algunos precisan, desde 1880—, varios acontecimientos internacionales contribuyeron al desarrollo de la información periodística: la segunda industrialización aceleró la generación de nuevas tecnologías, se operaron cambios en la estructura del capitalismo y se hizo perceptible el fenómeno de masas, aunque en opinión de los historiadores sus efectos se evidenciarían en nuestro país con mayor énfasis después de la Primera Guerra Mundial (1914).

Ante tamañas transformaciones, los medios de comunicación no podían permanecer impasibles ni dejar de adaptarse a los cambios en un proceso que, en cada rincón del planeta, se vivió a un ritmo diferente, según la solidez de las democracias, el respeto a la libertad de expresión, el avance de cada país y del propio periodismo, en lo que respecta a su audiencia, tecnología y mercado publicitario. Como anotan Enric Bordería, Antonio Laguna y Francesc Martínez (1998) en su Historia de la comunicación social. Voces, registros y conciencias:

[…] no podemos esperar el surgimiento de la llamada prensa de masas o popular de forma simultánea en las diferentes ciudades, o de forma encadenada conforme iban conociéndose las nuevas fórmulas periodísticas. Aquellos países que dispongan una estructura económica, política y social acorde con las necesidades del nuevo producto serán en los que veamos triunfar a esas nuevas publicaciones.

En todo caso, se estima que estas modificaciones se produjeron entre 1870 y 1914, lapso denominado por los historiadores como la edad de oro de la prensa, la era de la prensa popular, de la prensa de tirada masiva, del periodismo sensacionalista y amarillista, de la prensa informativa, de la prensa de negocio o del new journalisme. En muchas naciones del mundo, esto significó que el periodismo, antes instrumento al servicio de un partido, pasó a convertirse en un agente influyente de las organizaciones que lo aplicaron en empresas y negocios productivos (Bordería, Laguna y Martínez 1998: 321).

En Lima, esta concepción fue adoptada progresivamente por los medios capitalinos, a medida que las empresas periodísticas locales se miraban en la experiencia de sus pares europeos o estadounidenses. Variables indispensables para comprender esa evolución en el país deben hallarse en la relación prensa-política, en el reconocimiento de la libertad de expresión, así como en el desarrollo de las comunicaciones, de las agencias de noticias y de la publicidad.

Como rememora Jorge Basadre, desde el inicio mismo de la República “[…] el periodismo fue en el Perú, como en toda América, el instrumento único de gran comunicación de masas, a las que informó, educó, orientó y, en sucesivas ocasiones, movilizó y puso, a su modo, nuevas relaciones entre los individuos y las clases” (Basadre III, 2005: 103).

Pocas fueron las publicaciones que sobrevivieron al cambio de siglo, pero hasta su desaparición contribuyeron al debate de los asuntos públicos con base en sus particulares líneas editoriales (políticas, clericales y sensacionalistas) y más allá de cualquier criterio de objetividad periodística. Entonces carecían de los grandes titulares y otras innovaciones gráficas que trajo la modernidad, pero a través de sus páginas —de puro texto—, reflejaron los vaivenes de una sociedad cambiante y convulsa en lo político; desigual en lo económico y lo social (recuadro 1).

Recuadro 1

Hacia la modernización

Una importante movilización social vivió el Perú entre 1885 y 1899 para levantarse y emprender la modernización que necesitaba tras la Guerra del Pacífico, en lo que los historiadores han llamado la “reconstrucción nacional”. ¿Qué significaron estos cambios para el país? Avance material, mejor calidad de vida e institucionalidad, reflejada en organizaciones que, en ciertos casos, aún subsisten.

En este período, los adelantos de la ciencia trajeron la luz eléctrica y el desarrollo industrial dio a luz las primeras fábricas montadas por inversionistas extranjeros.

La población de Lima aumentó y la ciudad extendió sus espacios urbanos más allá de las antiguas murallas. Una misión de Francia continúa… emprendió la profesionalización del Ejército Peruano, gracias al acuerdo que ambos países suscribieron el 16 de setiembre de 1896.

Sociedades científicas, talentosos matemáticos, geógrafos e historiadores surgieron de esta época en la que renació el teatro, se incrementó la producción literaria, musical y artística. También aparecieron los grandes colegios religiosos que, junto al restablecido “Nuestra Señora de Guadalupe”, asumieron la educación en la ciudad capital (Velásquez 2008: 31-35).

La prensa instauró una nueva forma de acceso a la información en localidades que hasta la Colonia conocían ‘las nuevas’ por el repique de las campanas (Porras 1970: 7). Contribuyó al debate de la opinión pública y se convirtió en el soporte más consultado, en un país centralista e incomunicado (Glave 2004: 55).

El siglo XIX fue un período de tránsito en el que los pobladores pasaron de súbditos a ciudadanos (Casalino 2008). En tal coyuntura, el periodismo debió jugar una función trascendental en la construcción del Estado-nación, la definición de las responsabilidades de los estamentos militares, de las relaciones Iglesia-poder y la integración social de actores (negros, indígenas y asiáticos) que marcaron la organización económica del Perú (Aguirre 2005: 15).

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