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Prólogo

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Muy pocos prólogos merecen ser escritos. En este caso, este prólogo no debería ser escrito, ni tampoco leído, porque antecede a la segunda novela de Mariah Meneses Washington y, como todo prólogo innecesario, ya empieza dándose importancia a sí mismo en un discurso metalingüístico, haciendo ver que no está estando, y pidiendo perdón. En concreto, a mí este prólogo me molesta y me aburre, no tanto porque lo esté escribiendo yo mismo, que también, sino porque, como un apósito externo, fuera de lugar, va a impedir que el lector se sumerja directamente en las 352 páginas de viaje intelectual, emocional y narrativo que la autora ha preparado para sus lectores.

Ahora paso a dejar de hablar de mi mismo, es decir, del prólogo, para empezar a hablar de la novela. Dice Mariah Meneses Washington que A tientas es su segunda novela, después de Las chicas de Lorna Jackson, pero yo creo que miente, porque no parece para nada una segunda novela; en todo caso, parece la decimocuarta novela de una escritora con mucho oficio y talento que despliega un pulso narrativo sustentado en la base del oficio: escribir cada día hasta hipertrofiar ―en el buen sentido de la palabra― el músculo de la narrativa.

¿Cómo es posible que alguien en su segunda novela demuestre tal capacidad de imaginación al servicio de la historia?, ¿cómo se puede conseguir esa capacidad con tan pocas páginas u horas de vuelo? Cuando repasas el currículum de Meneses puedes encontrar algunas respuestas: estudió en la ECIB (la Escuela de Cine de Barcelona), realizó un máster en guion cinematográfico en UPC-ETSEIB Live y más tarde otro en la UCLA. Vivió en Los Ángeles durante seis años trabajando en Hollywood, al principio en el departamento de producción, más tarde en el de dirección y luego como novelista y guionista. Solo los que vivimos a caballo entre los dos mundos (cine y literatura) sabemos que no solo se confunden uno y otro, sino que, en realidad, son el mismo. En ambos, lo fundamental es el arte de contar historias. Como buena guionista, Meneses Washington es una extraordinaria novelista y, como buena novelista, es una excelente guionista.

A tientas está escrita sin prisa, con pulso, con ganas de mejorar a cada trazo, en cada reescritura. La historia que plantea la novela, y a pesar de que algo ha llovido, no traiciona a la pequeña María Meneses de nueve años que decidió que de mayor sería escritora. Y no lo hace porque la autora ha entendido lo que muchos autores olvidan: escribir es, sobre todo, un juego.

Una de las cosas que más me sorprendieron al leer la novela fue la capacidad de coger una idea, un tema central, y exprimirla, dándole un recorrido lleno de tensión dramática, haciendo que, página a página, el lector se pregunte qué pasará a continuación. En A tientas, la autora nos plantea el siguiente dilema: cómo te puede cambiar la vida de un segundo a otro; cómo la concatenación de decisiones, acertadas o erróneas, pensadas o no, hacen la suma de una existencia que podría haber sido muy distinta por un pequeño matiz.

A medio camino entre el thriller y la novela negra, si es que acaso no son lo mismo, la autora pone muchos elementos en juego y un singular talento para la descripción de las sensaciones imaginadas que perciben los personajes en cada escena. La imaginación de Meneses es vigorosa, desbordante, entrelazada y compleja. Avanza hacia un lugar y, cuando parece que el lector entiende los mecanismos del dispositivo, de repente, da una nueva vuelta de tuerca y nos mueve a un terreno nuevo, fértil e ignoto.

Por este motivo y no por otro, cuando digo que este prólogo molesta, embarra y sobra es porque en realidad no quiere estar aquí, prefiere desvanecerse para que el lector pueda así disfrutar de esta apasionante historia que espero le arrastre en un torbellino de emociones y mecanismos psicológicos que espero que, como a mí, le deje una huella emocional imborrable.

El talento y la intuición que Mariah Meneses Washington desborda en estas páginas de A tientas se sustentan en aquello único y elemental que necesita un escritor para trabajar, narrar y pervivir: la imaginación.

Enric Pardo

Novelista, guionista, profesor, jefe de departamento de Ficción Tv y director de cine

Premio Ondas 2020

A Antonio Sánchez Mariñas por su sabiduría e incansable capacidad de aprender

a Aurora Meneses Silva por su intuición y consejos

a Rosa Mari Sánchez Meneses por ser mi heroína

a Rubén Giménez de Cisneros Rodríguez por su incansable apoyo y perseverancia

a Joseph Washington por su paciencia y al imbécil de mi ex por borrar el principio de la novela, que mejoré y se ha convertido en un éxito

a Ricardo Arkheinstein, Isabel Rocamora, Carles Torras, Iñaki San Román y Eduardo Navarro por haber creído siempre en mí

a todos aquellos que nos buscamos y nos encontramos donde menos esperamos, a los que elegimos el camino erróneo hasta saber cuál es el bueno, a los que cometemos errores y estos nos hacen ser mejores personas, a los que buscamos nuestros límites, a l@s que somos guerrer@s de nacimiento. Y a Enric Pardo por su prólogo.

Algunos respiramos rápido,

intentando alcanzar nuestros sueños,

viviendo por y para el futuro.

Pero la vida ocurre aquí y ahora.

¿Nunca has sentido que caminabas a tientas en el cielo?

A tientas

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