Читать книгу Estudios Interdisciplinares de género - Marta Del Pozo Pérez - Страница 73
3. INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES DEL SOSTENIMIENTO DE LOS HIJOS
ОглавлениеLa mayoría refiere que en la relación, el compañero manejaba el dinero de la pareja, y de esa forma atendían los gastos del hogar, pero cuando se separaron dejaron de ayudar con la parte correspondiente. Textualmente una víctima relata: “Actualmente él no quiere pagar la cuota de inasistencia alimentaria, se ha desentendido totalmente de los gastos del niño, y a raíz de la separación me toco buscar otro trabajo para sostener el niño…él se queja de que yo no le doy los mejor al niño, pero yo no gano lo suficiente, pero de igual manera el no aporta nunca para la manutención del niño” (Entrevista a usuaria del Consultorio, 2018).
Una situación que se observa en los hogares donde la mujer trabaja, consiste en que luego de la separación, el compañero no pasa alimentos pero que se diferencia de los anteriores en que hay constreñimiento, porque a ellas se les ofrece alimentos a cambio de que acepten continuar una vida en común, tal como lo expresa una usuaria “… es más él llegó a decirme que si accedía a estar con él, si le pasaba a los niños”.
En este sentido, es de mencionar que el Consultorio Jurídico, entre otros acasos, recibe solicitudes relacionadas al incumplimiento del deber de alimentos: “… la mayoría de consultas y solicitudes de asesoría legal en materia de derecho privado obedecen a conflictos suscitados alrededor de la obligación de los padres frente a sus hijos. Entre 2000 y 2013 se presentaron cerca de 3.000 casos de este tipo (Pag.32).
Troncoso (2018) menciona16 que el mayor número de casos llevados ante la jurisdicción, corresponden a procesos de fijación, disminución, exoneración y aumento de cuota alimentaria. Teniendo en cuenta que los usuarios en su mayoría son de estratos uno y dos, la autora menciona, que se caracterizan en general por tener ingresos bajos, o que laboran en lo informal, aspecto que hace difícil el cumplimiento de las obligaciones; sumado a ello el bajo nivel educativo y la crisis de valores que acreciente el número de madres solteras, madres abandonadas cabeza de familia, entre otras.
Por su parte, conforme al boletín epidemiológico semanal –BES– 201717 se notificaron 98.999 casos sospechosos de violencias de género e intrafamiliar, hasta semana epidemiológica 20 de 2018 se han notificado 38.268 casos, un aumento de 2,7% comparado con el mismo periodo de 2017 con 37.260 casos advertidos. De los casos citados en la vigencia 2018, el 53,3% son casos sospechosos de violencia física, el 23,2% casos sospechosos de violencia sexual, y el 6,5% casos sospechosos de violencia de psicológica. De acuerdo con las características de la víctima y el agresor se observa el siguiente comportamiento: Violencia física, el 78% de los agresores son hombres y en el 74,6% de los casos el agresor es un familiar de la víctima; en la mayor proporción de casos sospechosos de violencia física el perpetrador es la pareja o ex pareja de la víctima.
La violencia relacionada con lo económico, suele ser desestimado por la mujer, quien resta importancia a los manejos controladores por parte del hombre y los descubre cuando llega la violencia física, los golpes. Este proceso genera desvalorización, baja autoestima y fortalece miedos sobre sus capacidades y relaciones sociales; afecta a las mujeres en su salud psíquica y física, que la lleva a padecer todo tipo de malestares que se expresan como trastornos en su salud, por ejemplo, ansiedad, depresión, manifestaciones psicosomáticas, tendencia al consumo abusivo de psicofármacos, etc.