Читать книгу Estudios Interdisciplinares de género - Marta Del Pozo Pérez - Страница 74
VI. CONCLUSIONES Y DISCUSIONES
ОглавлениеExisten sucesos, modos de relacionarse, uso del poder y expresiones de violencia comunes en el total de experiencias observadas. Un hombre que controla todos los ingresos del hogar, manipula el dinero o se lo provee en cuentagotas a la mujer está ejerciendo un tipo de violencia de género: el abuso económico y patrimonial. En este sentido, se registran este tipo de violencia cuando ellas no pueden disponer de sus documentos o su dinero, cuando se les niega la posibilidad de administrar su sueldo e, incluso, cuando se incumple con la cuota alimentaria. La violencia econó-mica resulta difícil de identificar porque suele ser invisible, a menudo se presenta de manera sutil y encubierta. La educación formal y no formal han enseñado a ver la realidad con las categorías del dominador. Esas mujeres, con la mejor buena fe, piensan que siempre fue así y que es “obligación masculina” proveer y el deber femenino, depender.
Mendoza (2014) menciona que investigaciones más recientes consideran que la violencia económica dentro del hogar también es un tipo de manifestación de hostilidad18. Se señala que comportamientos de control de los recursos económicos del hogar, limitación en la adquisición de activos, explotación y acciones de sabotaje del empleo de la víctima, entre otras formas más, son en conjunto algunos rasgos que definen la violencia económica. En este sentido, Olate, C; Maffei, T & Hernando, A. (2011) resaltan en su estudio, que aun estando presente la hipótesis de que las mujeres pueden estar menos expuestas a la violencia por el hecho de trabajar remuneradamente, este fenómeno existe aún en aquellas mujeres que se incorporan al trabajo remunerado19.
Como puede observarse, los casos sometidos a entrevista son pocos en relación con la cantidad de usuarias atendidas en el Consultorio por los delitos de violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria. Las razones, se encuentran en factores como la renuencia de algunas mujeres a responder las preguntas porque, no obstante, al ser informadas de la confidencialidad de su declaración, ellas pensaban que no debía arriesgarse a dar cuenta de su intimidad. Otras, la mayoría no fueron ubicadas en las direcciones registradas, lo que permite suponer que dejaron el lugar de residencia o la ciudad.
Puede considerarse que un incremento de las tasas de participación de las mujeres en el mercado laboral no asegura per se la condición para garantizar su autonomía económica. Participantes del estudio realizado dan cuenta de que su acceso al trabajo remunerado, incluso fue un factor generador de violencia económica. No puede desconocerse en estos casos la incidencia de aspectos de orden psicológico, social y cultural que inciden en la imposibilidad de actuar frente a los comportamientos violentos de sus parejas. El alcance de la agenda 2030 y sus objetivos de desarrollo sostenible (ODS) se enfrentan a complejas estructuras de desigualdad de género en el mundo del trabajo, que implica el entorno socio cultural de las mujeres y por lo tanto se hacen necesarios mecanismos que permitan a las mujeres la inclusión plena en el mercado laboral de forma efectiva, esto es, que redunde en su bienestar.
En todo caso, la incorporación de las mujeres en el mundo laboral, da cuenta de condiciones de desigualdad frente a los hombres. Las participantes del estudio dieron cuenta de estar vinculadas en trabajos de poca cualificación y pese a lograr un poco de independencia económica respecto del cónyuge o compañero permanente, no resulta ser suficiente la remuneración de su trabajo para transformar las dinámicas al interior del hogar. La forma como las vulnerabilidades son experimentadas por las mujeres cambian conforme a sus experiencias de vida únicas; varias participantes perdieron la administración de los recursos obtenidos como fruto de su trabajo, al dejarlo en manos de su pareja, otras se vieron sometidas a comportamientos inadecuados como la manipulación de su tiempo y decisiones.
Ante la inexistencia de un modelo único de protección a la mujer víctima de violencia intrafamiliar desde el mundo del trabajo, es un reto para los sistemas jurídicos hacer frente a este fenómeno. Se requiere adoptar soluciones generales que salvaguarden efectivamente los derechos de las mujeres. Así las cosas, el mundo del trabajo puede convertirse en un aliado importante para las víctimas de violencia intrafamiliar y, por tanto, la adopción y ratificación de los instrumentos internacionales para tal fin, permiten que los Estados establezcan claramente los presupuestos normativos, criterios de interpretación y circunstancias materiales, que deben converger para que se otorgue una adecuada protección. Por tanto, se procuren sociedades y lugares de trabajo dignos y respetuosos en los que las mujeres puedan prosperar.